Foto de 1979 con mi maestra Diana de primer grado.
Hace más de 30 años, a esta misma hora, una maestra me daba clase en el glorioso Colegio San Antonio de la primaria. Qué nostalgia , pero al mismo tiempo una gran emoción al recordar esa parte tan importante de mi dorada infancia. La maestra, la "señorita", como la solíamos llamar, con su guardapolvo y su caminar por el aula explicando, o escribiendo en el pizarrón, por supuesto corrigiendo y retando a quien se portaba mal, incluido yo, claro. La que luego, mientras nosotros trabajábamos, estaba sentada en su escritorio vaya a saber con qué tarea, nunca lo supimos porque estábamos envueltos en nuestro esfuerzo. La que, también, nosotros y nuestros padres respetaban a rajatabla, salvo alguna protesta con mucha corrección. La que nos hacía reír con algún bocadillo, la que nos hacía (seguramente) llorar con malas notas u observaciones, pero que lo hacía por nuestro bien. La que también nos contenía, claro que sí, no todo era aprender y estudiar. La que nos felicitaba por un buen trabajo. La que a fin de año saludábamos y nos saludaba con tanto amor. La persona a la que le dábamos si podíamos y lo sentíamos amor. La que nos daba amor siempre, aunque recién ahora uno lo pueda ver. La que obviamente colaboraba con nuestra educación desde la docencia. La que se sacrificaba y se sacrifica aún hoy trabajando no siempre en buenas condiciones laborales.
Foto de 1980 con mi maestra Graciela, de segundo, que a fin de ese año me regaló una "paleta" de caramelo grande por haber pasado de grado.
Foto de 1984 con mis maestras de sexto y séptimo, las eternamente inolvidables Maruca (izquierda) y Patricia (derecha).
A ellas y a ellos quiero (queremos) rendirle no sólo homenaje, sino transmitirles y devolverles desde lo más profundo de nuestras almas el cariño que nos dieron. En mi caso, saludo a Analía y Susana del Jardín Mafalda, a Diana, Graciela, Adriana, Matilde, Maruca, Rocío, Patricia, Hilda, Mabel, Silvia, María Nieves, Lucía, Claudia, Liliana, Analía, otra Adriana y Darío del San Antonio, y a mis queridísimas Isabel, de la Parroquia Sagrada Familia de Carapachay y Lucy, del grupo de canto de los 2010. Algunas está con nosotros, otras ya están en el cielo enseñando como tantas soleadas, nubladas o lluviosas tardes. Pero todos ya tienen seguro un lugar fijo donde hacerlo: nuestro corazón. Antes con una lapicera de tinta Parker, ahora con un teclado de computadora, les escribo estas humildes palabras. Y las fotos que antes recortaba con tijerita y pegaba con plasticola ahora son desde mi computadora. Como sea, !Feliz Día del Maestro para todos!
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