Sin duda, la infancia es la época más feliz del ser humano. La de la más absoluta inocencia, esa que a los grandes nos falta, lo mismo que el ser libre, las fantasías, la alegría. Por supuesto que un niño también tiene de las malas, pero lo disimula mejor que nosotros los grandes. Yo fui niño y ahora soy grande, por eso lo veo de los dos costados. Aquí dejo mis saludos para todos los niños del mundo, especialmente los de mi querida Argentina y más especialmente los que sufren, tanto lo del otro día como cualquiera de los sufrimientos que vemos que injustamente tienen que atravesar por muchas causas. Que el Señor Dios y la Virgen María los protejan de las cosas de este mundo. Les dejo de humilde regalo mis recuerdos, como hago siempre, y que pasen un muy feliz Día del Niño con sus familias.
Día del Niño 1981 (8 años)
DOMINÓ FENIX
Pelota blanca y celeste
Dos regalos que constituyeron uno de los días más imborrables del 81. Aquel lluvioso domingo 2 de agosto fue el primer Día del Niño que recuerdo. Esa gris mañana recibí estos obsequios que luego marcaron esos días: el divertido dominó con sus piezas y su caja de madera lustrada y la nueva pelota de cuero con la que jugué el resto del año en el pasto de casa.
Día del Niño 1985 (12 años)
RELOJ JUEGO TOMY
La mejor diversión y gran moda del año junto al Block Burster. Me lo regalaron ese gris domingo del Día del Niño y fue desde ahí mi pasatiempo preferido, reemplazando de paso al Pomar que aún tenía. El ya promocionado reloj-juego era marca Tomy y consistía en pescar y llevar peces a un balde. Para pescar había que esperar que un anzuelo llegara al borde derecho del reloj y apretar un botón; si se lo hacía a destiempo, no sólo no pescaba sino que la caña se enganchaba en la pollera de una nena, que encima tiraba al pescador de un puntapié al agua. A veces el pez se caía antes de llevarlo al balde. Y se sumaban puntos; así competía con mis hermanos y obviamente con los chicos del San Antonio, con Dipietro (cuándo no) a la cabeza. Fue el primero de esa gran época.
Día del Niño 1990 (17 años)
ARO Y PELOTA DE BÁSQUET (Día del Niño)
El 5 de agosto recibí, a pesar de mis 17 años, un regalo por el Día del Niño. La lela vino ese soleado domingo a comer asado en la nueva parrilla, y me trajo un espectacular kit de básquet: una gran caja con un tablero blanco con su aro y la pelota naranja. Enseguida lo instalamos en la pared del fondo y desde ahí alterné cada sábado el fútbol con el básquet, que además estaba en boga por el Mundial. Fue la primera vivencia de esos excelentes últimos meses.
No hay comentarios:
Publicar un comentario