Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
sábado, 9 de mayo de 2015
!FELIZ CUMPLEAÑOS, MAMÁ!
Sé que no está físicamente, pero igual la siento caminar a mi alrededor, hablarme, sonreírme, mimarme, hasta retarme, preguntarme qué estoy haciendo. Es en estos cinco años que está en el cielo la misma que siempre fue en sus casi 69 años en la tierra, aunque claro yo no estoy enterado de cómo vive allí, pero estoy seguro que está ampliamente contenta, como quería acá. Un día como hoy, 9 de mayo de 1941, mamá Anita (Ana Luján Camerucci) venía a este mundo, otro por aquel entonces seguramente.
Pensé estos días qué homenaje hacerle, uno es mi cuenta de mail o cualquier otra, otro es el tema que le compuse en 2010 y que adjunto, otro el dedicarle todas las cosas que hago, ya que ella estaba (está) en cada una de mis acciones. Otro, como ustedes saben, es este blog, que toma una frase suya, una de las tantas hermosas que tenía. Pensé qué escribir de mamá para su cumpleaños 74, no alcanza una entrada, creo que tampoco un blog. Pensé hoy a la mañana qué hacer, mientras fui a cortarme el pelo a mi Carapachay natal, donde ella me trajo un 2 de abril de 1973 a las siete y media de la tarde con mucho esfuerzo y un problema de salud encima. Pensé en una biografía, un perfil tal vez, eso podría ser. Lo poco que sé de su vida antes de conocerla, que hacía las tareas del hogar a los 9 años, que mi abuela la llevaba a estudiar danzas y a canales de TV a presentarse, que conoció a mi papá a los 19 años, que enseguida se casaron y tuvieron a mis hermanos mientras ella ya daba clases de danzas en el estudio que teníamos en casa, una casa que ella misma ayudó a construir, la gloriosa eternamente Ramón Castro 5761. Que luego dejó a comienzos de los 80 para dedicar su amor a su familia, entre ellos yo, a quien mimaba más algunas veces por ser el más chico, a quien le estaba atenta todo el tiempo en todo, a quien educó y amó de forma ejemplar, haciendo con sus virtudes que yo sea el que soy en mi parte buena. Que a fines de los 90 empezó a ayudar en el negocio de ropa de papá y luego en el mismo pero en otro lugar, que cambió de su nativa religión católica a la cristiana evangélica en los 90, igual que cambió de casa varias veces y que sus últimos años, como toda su vida, los vivió intensamente y feliz como cuando se daba todos los gustos.
Podría escribir de todo sobre mi mamá, una MADRE con todas las letras. Creo que está resumido en la canción que le compuse en 2010 y que aquí pego, o en esa cara bonita, serena, dulce de la foto, con mi perra Samanta a quien le daba casi la misma ternura que a su familia. De sus grandiosas dotes para la cocina, de sus exquisitos gustos con la comida o la música con Roberto Carlos, a quien ella dice saludó en su presentación en 1987 en San Isidro, de sus tejidos vespertinos en casa, de que hacía compras y compras de todo tipo, de sus charlas con gente en la vereda, de su alegría y sonrisa permanente, de su simpleza y practicidad para todo. Podría también hablar de sus enojos, sus errores, sus defectos, pero eso mejor no, porque era una parte chiquita de ella.
Pero preferí y prefiero escribir lo que sentí y siento (porque siempre hay que hablar en tiempo presente) de ella, como en el comienzo. Lo que me sale del alma, como cuando hago otras entradas del blog o como cuando hago una nota. Por eso, por supuesto con la melancolía del caso pero intentando que sea mucho más con la alegría que siempre nos transmitió, le regalo estas palabras, esta nota que por ahí la hace más famosa de lo que ya es para nosotros. Le agradezco no sólo por darme la vida y dar la vida por mí y su familia, sino sobre todo por transmitirme sus valores corporales y espirituales. Porque yo siento que en muchas cosas soy un reflejo de ella, siempre hablando de mi parte buena. Y tal vez también de la mala, porque tengo un carácter a veces complicado como a ella le pasaba, porque tengo algunos defectos similares a los suyos. Pero por sobre todo siento que desde que partió a su nueva casa en el cielo, se encarnó en mí o se hizo presente en todo momento y lugar, en mis alegrías y tristezas posteriores, tal cual un ángel que viene y te dice lo que tenés que hacer. El famoso ángel que Dios nos mandó a todos para marcarnos el camino. Sobre todo le estoy agradecido porque me enseñó de la vida y yo creo haber aprendido y puesto en práctica sus enseñanzas. Estoy feliz porque salvo momentos de inmadurez mía entendible de mi edad en su momento, siempre la amé en vida, no sólo ahora que escribo este homenaje, cuando la amo y valoro mucho más. Sí que me gustaría tenerla todavía, me hace falta su amor, su dulzura, su comprensión, no lo digo por papá que también se parece a ella. Pero algún día tenía que estar en un mundo mucho mejor. Y como desde allí también me transmite todo aquello, se podría decir que no me falta aunque me falte físicamente. Como excelente madre que fue y es, mamá Anita se merece este humilde regalo de cumpleaños que le hago desde mi alma para su alma, su parte más linda además de la física. Ojalá lo reciba y disfrute, desde dondequiera que esté.
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