Había una leyenda que contaba que un hombre iba por un camino liso, asfaltado, sin ningún obstáculo, totalmente tranquilo, pero cuando el camino presentaba accidentes, vegetación, barro, piedras, ya era difícil de atravesar, ya no iba con la misma predisposición, incluso quería volverse. Eso nos pasa a cada uno de nosotros, si lo sabremos en esta Argentina de hoy. El camino empieza lindo como la leyenda, pero luego se vuelve duro, cada vez más duro, hasta que uno, como la leyenda, quiere pegar la vuelta.
No, no hay que volverse. Porque el mismo camino presenta MÁS ADELANTE OTRA VEZ UN TERRENO LLANO, CON PASTO SI SE QUIERE, CON AGUA, CON PAISAJE. Usted preguntará cómo se llega entonces. Simple y difícil a la vez: transitándolo con la mejor predisposición posible. Siguiendo esa parte pedregosa con voluntad, con esfuerzo, con valentía. Porque de ese tipo de terreno se va a presentar más que el llano. El camino de la vida, como la canción, es así. Para llegar a ese llano hay que superar mil y un obstáculos. Pero vale la pena. Porque ese llano, aunque no lo veamos, está.
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