jueves, 27 de agosto de 2020

FELICES 100 AÑOS, RADIO QUERIDA...

Es el medio más práctico y útil. Es lindo y lleno de magia. No hay otro que se lleve en un bolsillo, incluso en esta vida digital. La radio es un fabuloso invento que hoy cumple nada menos que 100 años. Larga y rica historia, que va de esos chicos de las primeras pruebas a la radio a válvulas, a la chiquita, al radiograbador doble cassettera, al autostereo o ahora al todopoderoso celular.

Argentina tiene el orgullo de ser el primer país de habla hispana en realizar transmisiones de radio, un elemento creado entre fines del siglo XIX y comienzos de los 1900. Un 27 de agosto de 1920, los estudiantes de Medicina Enrique Susini, Luis Romero Carranza, César Guerrico y Miguel Mujica tuvieron la idea de hacer una transmisión masiva con un primitivo equipo desde el techo del Teatro Coliseo de Buenos Aires, por lo que fueron llamados "los locos de la azotea". La misma fue la ópera de tres actos Parsifal de Richard Wagner, y su buena recepción generó que se empezaran a pasar conciertos de otras óperas, hacerlo desde otros lugares como el Teatro Colón y las primeras emisiones de noticias. De a poco la locura de estos cuatro aventureros se expandió y surgieron Radio Argentina, Splendid, El Mundo, Rivadavia, Mitre, Belgrano y un puñado de otras tantas, con lo que para mitad de los 20 teníamos interesante tráfico radial.

Pasó el tiempo, los conciertos y las óperas le dieron paso a los noticieros, y a un gran pilar del medio: el deporte, primero con el boxeo, la famosa pelea entre Luis Firpo y Jack Dempsey, y luego el gran fútbol, con un Argentina-Uruguay en 1924. Llegó el parlante, mejoró la calidad de sonido y los receptores comenzaron a ser populares. De ahí y de esa forma arrancó la carrera de la radio, que incluyó al recordado radioteatro, aquellos legendarios programas de tango o folklore, míticos locutores y animadores y una gran renovación década a década, hasta el surgimiento de las FM, la música moderna, las emisoras comunitarias y con el nuevo milenio, la era digital.

Una trayectoria que tocó a cada uno de nosotros y nuestra historia personal. Así yo pasé de las radios de bolsillo en los 70 al doble cassettera ochentoso, a los equipos de hoy más chicos y prácticos y de a poquito a poner radio en el celular. Así la escuché en la ducha, la pieza, el jardín, el comedor o la ccama. Así vibré con ella un domingo soleado de fútbol o intenté dormir con el volumen mínimo de noche. Y ni hablar cómo viajé por miles de paisajes con la del auto de turno de la familia. Y lo más grande, me metí en su cocina con mi trabajo, desde aquel programa Hot Dog con los pibes de la secundaria a mi tarea periodística, que me sienta mejor en este medio. A la que retorné este 2020 en Tribunero, justamente en sus 100.

La radio no tiene imagen, tira algún raro. No le hace falta, el sonido crea la imagen. Crea la magia de la radio. Esa magia, esa vida que ya es bellamente centenaria.


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