Derecho a huelga, sí, por supuesto. Deber de no perjudicar a los demás, más que lo primero. Pero no. En esta Argentina querida, como siempre, cada uno por su lado. Entonces, hoy el paro dispuesto por la Confederación General del Trabajo (CGT) es otro motivo para que el país se siga flagelando. Gente que quiere laburar y no puede, cortes, piquetes, violencia, desalojos, reacciones, incidentes. Y un país que se mete peligrosamente en una tendencia de que cada vez que no me gusta algo, no trabajo. Casi redondeamos un lugar de vagos, de gente que sólo sabe protestar y protestar por vaya a saber qué razón, vastante discutible en muchos casos. Como escribí el otro día con los docentes, hagan paro, pero no perjudiquen a los demás. Porque estamos cansados de la desunión, de que cada uno mire su nariz y no la necesidad del otro. Así estamos. Estamos mal y, también, vamos mal. Cada vez peor.
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