AGROPECUARIO HIZO HISTORIA EN EL FÚTBOL ARGENTINO

Una nueva historia de pequeñísimos y humildes campeones se acaba de concretar en el fútbol de Argentina. Así como alguna vez lo hicieran Huracán de Tres Arroyos o Crucero del Norte, ahora es Agropecuario Argentino, con sólo cinco años de existencia un "niño" del interior de Buenos Aires, el que dice presente por primera vez en la Primera B Nacional, segunda categoría del país.

El club es originario de la localidad de Carlos Casares, en el centro oeste de la vasta provincia bonaerense, cerca de ciudades más renombradas como Bolívar, 9 de Julio, Pehuajó o Lincoln, más asociadas a la agricultura y ganadería o al automovilismo, deporte de gran arraigo en esas zonas. De allí era el gran Roberto Mouras, tricampeón del Turismo Carretera, el popularísimo TC. Pero en fútbol, la ciudad de 18 000 habitantes nacida en 1907 ahora tiene un hijo pródigo.

Fundado el 23 de agosto de 2011 por el empresario casarense Bernardo Grobocopatel, el "sojero" jugó desde entonces campeonatos regionales para llegar en 2012 al Torneo Argentino B, actual Federal B, segunda división del interior, cuyos representantes van al A y luego a la B Nacional. El equipo consiguió entrar al Federal A recién en 2016 tras varios intentos frustrados, y en su primera temporada, ganó el pentagonal final y logró el mayor hito de su infantil vida. Fue el domingo, y sin jugar, aunque ya había obtenido tres victorias en sus cuatro encuentros, pero se benefició con la derrota de su perseguidor, Gimnasia y Esgrima de Mendoza, a manos de Gimnasia y Tiro de Salta 1 a 0. Con ello, sumó 10 puntos contra 7 del mendocino y así militará en la competitiva Segunda argentina, tal vez con grandes de larga tradición como Chacarita, Ferro, Instituto, Nueva Chicago o Gimnasia y Esgrima de Jujuy, por citar algunos.

Su técnico es el único de renombre del plantel. Se trata de José María Bianco, el "Chaucha", ex mediocampista de Newell´s Old Boys e Independiente, integrante de brillantes onces del rojo con Bochini y compañía, y de dilatada trayectoria posterior como entrenador. Agropecuario Argentino, un pequeño del precioso interior de nuestra enorme República Argentina, da el campanazo. Es hora de que lo escuchen seguido.

FÚTBOL ARGENTINO JUVENIL: DIEZ AÑOS DE DECADENCIA

El análisis se cae de maduro, pero igual hay que ponerlo sobre la mesa. Los juveniles argentinos andan por la oscuridad desde hace ya 10 años, demasiado tiempo para el prestigio de nuestro fútbol. La eliminación del Sub 20 en el Mundial de Corea del Sur, a quien no le alcanzó un triunfo 5-0 para ser mejor tercero, es el hecho más reciente de una larga y triste novela, no sólo en resultados, sino más aún en su trabajo.

Un gol de Arabia Saudita eliminó a Argentina, aunque parezca risueño. El 1-1 ante Estados Unidos mandó a los de Ubeda, que esperaban algo tras su 5-0 a Guinea del viernes, al quinto lugar de la bendita tabla. Un milagro que se ansiaba repetir no se repitió, ya era mucho el que se había dado en febrero en Ecuador, cuando el increíble 0-0 del gran Brasil con Colombia metió a los chicos en este Mundial. Pero la competencia surcoreana los devolvió a la realidad.

Todo venía mal nacido desde donde debía nacer. El proyecto de juveniles. En esta AFA que nada en un océano de desatinos, no hubo nada de eso, lo que tan bien habían realizado José Pekerman y su gente entre 1995 y 2007. Las 44 carpetas no sirvieron para nada, porque un tal Claudio Ubeda, ex DT de Boca Unidos, Huracán y Racing, sin experiencia suficiente ni en el banco ni en chicos, fue puesto a dedo por la famosa Comisión Normalizadora, ésa que sólo figuró nominalmente. La que acompañó los cambios constantes de técnicos a lo largo de 10 años, tanto en Sub 23 y 20 como en 17. Se ganó una cuarta plaza a los empujones, con un 2-0 a Venezuela y dos 0-3 con Uruguay y Ecuador. La dirigencia de los clubes no colaboró negando jugadores, como el caso de Ezequiel Barco de Independiente, cuya ausencia se notó. Y así, repitiendo aquellos años 70 de improvisación y desorganización, los pibes fueron a Corea del Sur librados a la buena de Dios. Con todo, dieron la cara, jugaron por momentos bien y lucharon hasta el último minuto con una garra envidiable, la que le falta a veces a la mayor, y cayeron de pie en la primera ronda, pero con las manos en la cara de una nueva frustración. Así se llama quedar afuera en primera ronda por segunda vez cvonsecutiva.

Esta es la versión más reciente de un grave abandono en el área, un área muy importante, en un país que tiene al semillero como bandera. Pero desde la inexplicable salida de Pekerman y sus colaboradores, Argentina fue una pelota que picó para todos lados sin ton ni son. Por ejemplo…

Tras el doble campeonato Sub 20 2005 y 2007, con Messi y Agüero como nombres más destacados, los maestros fueron echados y en 2008 asumió Sergio Batista, a quien se consideraba casi un revolucionario (“yo quiero jugar como el Barcelona”, dijo). Llevó a la Selección Sub 23 al oro en los Juegos Olímpicos de Pekín, pero tenía a Messi, Riquelme y Agüero. Pero luego envió al Juvenil al sexto y último lugar de la ronda final del Sudamericano 2009 de Venezuela, quedando afuera de la Copa tras 22 años. Ese mismo año, el Sub 17 que era de Miguel Tojo, un experto, ahora fue de José Luis Brown y se fue en octavos del Mundial con Colombia.

Para 2011 vino Walter Perazzo al Sub 20, y si bien lo metió en el Mundial, no pudo hacerlo para los Juegos Olímpicos Londres 2012, con un plantel mediocre en calidad. Y en Colombia, el equipo llegó hasta los cuartos de final contra Portugal. El Sub 17 ahora de Oscar Garré no pasó los octavos de nuevo en México, mientras Uruguay se consagraba con Fabián Coito subcampeón.

A la par de los cambios constantes en la mayor (Batista, Maradona, Sabella) en 2013 fue designado Marcelo Trobbiani, sin experiencia, para el Sub 20 y Humberto Grondona, hijo del extinto presidente de la AFA, para el Sub 17. Ambos Sudamericanos eran en nuestro país. Sin embargo, el Sub 20 quedó de forma humillante afuer a en la primera ronda, no pudiendo entrar entre tres equipos de cinco al hexagonal final, lo que no había pasado nunca, ni siquiera ese 2009 con Batista. Grondona limpió un poco la cosa sacando campeón regional al 17 y llevándolo cuarto en la Copa de Emiratos Arabes Unidos, con figuras (uno de los pocos buenos tiempos) como Batalla, Mammana o Driussi. Esa base debía servir para el siguiente 20, en 2015. “Humbertito” tomó el mando y parecía haber un resurgimiento con el brillante título sudamericano en Uruguay y el pase directo a los Juegos de Río 2016, pero en Nueva Zelanda no se cedió a tiempo a jugadores, Argentina jugó mal, no pudo con Panamá y Austria y se fue en la primera ronda. A todo esto, un tal Miguel Lemme, otro sin capacidad, se hizo cargo del Sub 17, al que comandó a un papelón en el Mundial de Chile, con tres derrotas y un solo gol, el de penal de Tomás Conechny ante Australia.

Por supuesto, el desastre en el semillero lo sufrió la Sub 23, que padeció además los disparates de la no-AFA, con 9 jugadores para entrenarse y hasta la posibilidad de no presentarse por ese problema. Al final un remendado con camiseta blanca y celeste fue a Río y un tal Honduras lo mandó de nuevo a casa.

Y ahora, la novela contada, conocida, dolorosa, prolongada. El efecto dominó que el fútbol argentino sigue arrastrando a todo nivel y que no parece llamar la atención de los dirigentes, que parecen a su vez no mostrar tal mandato, dirigir. Señores, a ver si se despiertan del mal sueño: Argentina se fue en primera ronda por segunda vez seguida. inédito y triste. El Sub 17 no entró a India 2017, en un torneo que tendrá a Níger, Nueva Caledonia o Irak. Ya no hay tantos talentos, y los que hay se los pisotea así. Los técnicos que hay en el área, como Gabriel Rodríguez o Enrique Borrelli, no son llamados, preferible copar los titulares de la prensa con apellidos sonoros. Entonces, no le caigamos a los chiccos, que han hecho lo que han podido, si desde la base la cuestión viene mal. Tan mal como diez años de decadencia. Demasiado tiempo, demasiado triste. Que el análisis sirva para mejorar.

DÍA DE LA PATRIA: EL MEJOR ARGENTINO ES EL QUE HACE EL BIEN

Buen día, feliz Día de la Patria para todos, argentinos amados. Primero que explayarme, siento nostalgia al amanecer y notar que este 25 de mayo el cielo está gris y llovizna sobre Buenos Aires, exactamente como aquella gloriosa mañana de 1810. Ahora sí, yendo a mi entrada, generalmente se llama a la gente, incluso los niños, a andar con escarapelas, embanderar las casas de celeste y blanco, etc. Lo mismo los actos patrios, tanto privados como públicos. Lo mismo, más lindo aún, las tradiciones, la comida. Pero si bien eso es necesario, la mejor forma de festejar un feriado es ser buen argentino internamente. Y eso se traduce simplemente en hacer el bien. Ser buen argentino es ser buena persona, como lo digo cuando hablo del periodismo o la música. Si somos buena gente, si amamos al prójimo, entonces el celeste y blanco nos queda perfecto. De lo contrario, es tan sólo una publicidad vacía de contenido. Pensémoslo y felicidades.

VERGÜENZA: ¿CÓMO QUE MADRE AGREDE A DOCENTE?

No porque uno critique estas cosas es un antiguo. Y si es antiguo, qué importa. Cómo puede ser esta locura del siglo XXI que, por desgracia, vivimos. Que un padre, en este vergonzoso caso una madre, con más razón una madre, agreda a una autoridad, en este vergonzoso caso un docente, es nefasto. O como dice la sociedad, estamos en el horno. Podría ser al revés, tampoco está bien, pero que un docente le dé un correctivo a un chico merece que los padres bajen humildemente la cabeza y acepten la corrección, no que (como pasa hace tiempo) vayan y se descarguen con gran soberbia contra el docente. Es cierto que de tanto en tanto los que enseñan pueden cometer errores en su conducción, yo lo he sufrido cuando era adolescente, pero eso no justifica tamaña locura. Lo lógico es, siempre en caso grave, no en caso justo, ir y tener una charla con los protagonistas del asunto. Pero no esta vergüenza, una más de esta insociedad. Uno será antiguo, pero estas locuras, como tantas otras de este tiempo, no se pueden concebir.

UN RELATOR DE FÚTBOL DE LO MÁS DESUBICADO

La locura de Raimundi en el clásico de La Plata

Indudablemente esto no lo podemos poner en Maravillas, no es nada lindo que una persona, más un relator, comunicador al fin y al cabo, se la pase diciendo muy malas palabras. Sólo que es una curiosidad demasiado llamativa. Es cierto que el periodismo partidario en Argentina está casi de moda, pero la mayoría tiene una cierta altura. Ese no es el caso de Alberto Raimundi, un relator de la campaña de Gimnasia y Esgrima La Plata, que es una máquina de decir tremendos improperios al aire, sea a favor o en contra, más si es en contra. Ahí en el video pueden ver todo lo que dijo del clásico con Estudiantes de ayer sábado, ganado por el pincha 1 a 0. Palos a los jugadores de Gimnasia, al técnico Alfaro, nombró a Estudiantes como "Caperucita". Y profirió las peores palabras de su boca ante situaciones perdidas por su equipo. Cómo será que YouTube lo presenta como "Relator enojado". Un showman, y al mismo tiempo, un tipo que claramente debería ser prohibido. Más allá de eso, el tema es la curiosidad.

MARAVILLAS ASÍ ES LA VIDA: MAMÁ ANITA

Dulce, tierna, alegre, charlatana. Joven, más allá de su edad circunstancial. Cristiana. Llena de vida. Y puedo decir aú n más de mi madre, Anita, la directora y mentora de este espacio tan bello que Dios creó y yo aprovecho. Hoy 9 de mayo, mamá cumpliría 76 años, y es por eso que quiero enaltecerla ubicándola en esta sección. Sin hacer como otras Maravillas, describir todo de ella, su físico, su vida, sus idas y vueltas, su profesorado de danza, sus amistades, su familia. Simplmente, reflejo en esta nota su alma, lo más lindo que tuvo y tiene, eso que perdura en el mundo donde hoy vive. Feliz cumpleaños mamá, y que este amor de tu hijo querido te llegue a tu mejor parte, tu alma.

MARAVILLAS ASÍ ES LA VIDA: CAMEL TROPHY

Video documental del Camel Trophy

Llegó otro viernes por la tarde, perfecto momento para historias. Y tras dos meses y pico, volvemos con esta genial sección muy pedida por los lectores: Maravillas Así Es La Vida, la que recuerdo cuenta esas cosas lindas en las que no nos fijamos y que merecen su espacio. Lugares, costumbres, cosas, tecnología, rarezas, curiosidades, cultura. Vida, en fin. Y hoy vamos al túnel del tiempo que tanto me gusta y vemos el espectacular, inolvidabvle Camel Trophy, aquella carrera de resistencia por las zonas más difíciles e intrincadas del planeta. Selvas, ríos, volcanes atravesados por autos 4x4. Apasionante leyenda que vale la pena revivir.

El Camel Trophy fue un rally/aventurapatrocinado por la marca de cigarrillos rubios Camel desde 1980 y el fabricante británico Land Rover desde 1982. En ella varios equipos de dos personas representaban a varios países y territorios en una competición donde los todoterrenos tenían un protagonismo destacado. Se valoraba las dotes al volante, ingenio para superar obstáculos e incluso valor en el vadeo de ríos y otras adversidades. Con una periodicidad anual comenzó en 1980, al principio sólo en climas tropicales, y duró hasta 2000, abriéndose finalmente a otros climas y terrenos en las veinte ediciones. La distancia era variable, pero en muchas ocasiones rondó las mil millas.

Con el fin de publicitar sus productos, Camel promocionó la primera carrera en 1980, por la selva amazónica, desde Belem a Santarem (brasil), que sólo corrieron tres equipos de Alemania. Los germanos repitieron la expedición en 1981 por la isla de Sumatra, Indonesia, uno de los escenarios clásicos con Brasil. En 1982 Land Rover se confirmó como vehículo oficial y la prueba fue a Papúa Nueva Guinea, el exótico país de Oceanía, donde hubo más naciones y sobre todo, comenzaron historias increíbles. Una guerra tribal se desató porque alguien asesinó un cerdo. La venganza dejó varios muertos y heridos y se pensó en suspenderla, aunque los italianos Giraudo y Giongo fueron ganadores, y en un diario local leyeron la cantidad de consecuencias descripta.

La de 1982 fue, también, la primera con pruebas especiales de resistencia. En 1983 la carrera fue en Zaire y en 1984 volvió a Santarem, Brasil, donde cerrara la primera. En 1985, en Borneo, se introdujo el premio espíritu de equipo y los vencedores, los alemanes Kallin y Strohdach, comieron carne de perro asada, plato típico de la isla. Australia (1986) y Madagascar (1987) fueron dos nuevos países donde el Camel tomó forma.

Hasta 1988, en nuestro país sólo se conocía el Camel por publicidad o videos en TV. Ese 88 la firma seleccionó un dúo argentino, para lo cual diseñó un formulario de inscripción y muchísimas solicitudes se presentaron; finalmente el equipo seleccionado fue a Indonesia. En 1989, por la décima edición, se retornó a Manaos, mientras que en 1990 se recorrió por primera vez un lugar con frío: Siberia. Africa volvió en 1991 con Tanzania y Burundi, pasando en 1992 otra vez por el Amazonas y en 1993 por Sabha (Malasia). La de 1994 fue en caminos de Tierra del Fuego, Paraguay y Chile, pero no hubo tripulación argentina.

En 1995 se compitió por Guatemala y zonas de Centroamérica y en 1996 Indonesia fue visitada por cuarta vez, en este caso Kalimantan, región que cumplía 100 años de su descubrimiento. En 1997 se fue a Mongolia, tierra del camello, animal que aparecía en la publicidad de cigarrillos, y el primer ministro mongol saludó a los participantes en la largada. Argentina volvió a acoger la prueba en 1998, en la Cordillera de los Andes y Ushuaia, y ésta fue la última edición con automóviles 4x4, ya que con tantas pruebas especiales Land Rover se desinteresó, así que tampoco se hizo la de 1999 originalmente prevista en Perú. La última fue en 2000 en Tonga y Fiji pero con lanchas por el agua, mientras que en 2003 Land Rover decidió organizar una serie de carreras por diferentes naciones, incluido nuestro país. Desde entonces, son miles los fanáticos que reviven en redes sociales y demás lugares de Internet el espíritu del Camel Trophy, que por más que ya no esté, como todo gran hecho, como toda maravilla, sigue presente en los corazones de todos.

EL TRABAJO ES UNA FELICIDAD

Buen día y feriado para todos. Feliz Dí a del Trabajador y del Trabajo. Y cuando uno dice feliz, se piensa en declaración de compromiso. Pero no, trabajadores míos: es una felicidad más. Sí, aunque varias veces bufemos de tanto agotamiento físico y mental, no hay mejor cosa para el ser humano, más humana, que estar activo. No sólo el trabajo remunerado, el que trae dinero a casa. El otro, el que (como el periodismo) es muchas veces por amor al arte, también es beneficioso. El no hacer es impropio del ser humano, eso es para animalitos exóticos, y nosotros no somos eso, todo lo contrario. Lo mejor es estar en movimiento, aunque estemos sentados en una silla. Véanlo de esa forma, yo que no tengo tanta carga como otros he estado 13 años sin laburo y creo saber de qué hablo. Entonces, remarquémoslo: Feliz Día del Trabajo. Porque el trabajo es para ser feliz.