martes, 31 de diciembre de 2019

A 20 AÑOS DEL DIÍA DEL MILENIO

Hace 20 años se terminaba la década del 90 y el milenio. Se aproximaba el tan mentado año 2000, ése de tantas y tantas fantasías, ése de tantas predicciones, de incluso tantos temores. Ese soleado y caluroso 31 de diciembre era el Día del Milenio. Y los argentinos vivimos con regocijo, incredulidad, alegría, tantas sensaciones esa espectacular transmisión de la BBC de Londres de distintos lugares y momentos alrededor del planeta aquel 31 de 1999, último día del segundo milenio y puerta al tan esperado y tan promocionado 2000. Canal 13 se asoció y durante todo el día y la noche antes de la fiesta, disfruté un montón en mi eternamente gloriosa casa natal de Ramón Castro, allá en mi Carapachay, esa verdadera, real maravilla. Disfruten al igual que el video de la llegada de 2000.

EL DÍA DEL MILENIO



Video de Julio Bocca y Eleonora Cassano, minutos antes del 2000

Y seis días después, llegó el tan esperado último día del segundo milenio. Para ese muy especial momento, Canal 13 se asoció con la BBC de Londres para mostrar, durante las 24 horas, cómo el orbe festejaba un acontecimiento único. Mientras tanto, las dudas y los temores por el efecto 2000 crecían con el correr de las horas, hasta yo temía que mi PC lo sufriera.

Me levanté a las 8 y media y desde entonces casi no paré de prestarle atención a las imágenes del Día del Milenio. El amanecer en Kiribati y Nueva Zelanda, Annie Lennox cantando ‘’A miracle of love’’ en el Big Ben, Jean-Michel Larié en las Pirámides y Mandela recorriendo la celda donde fue prisionero del apartheid se mezclaron con Alejandro Lerner y Mercedes Sosa en las Cataratas del Iguazú o Lito Vitale en el glaciar Perito Moreno. Y cuando venían las propagandas, la hermosa de ‘’la abuela del siglo pasado’’ de Disco hacía más disfrutable ese día.

Y gracias al Señor seguí disfrutando del especial de Canal 13 mientras preparaba en mi PC el archivo del Colegio San Antonio y el del Güemes para el año que se acercaba.
Llegó la cena en familia en el comedor, con un mantel blanco en la mesa. Y a media hora del 2000, fuimos preparando los postres. Yo empezaba a sentir un nuevo resfrío de fin de año, que se fue haciendo más marcado, y así tuve que pasar la noche. Pero mi expectativa era más fuerte. Y seguí atentamente a Gal Costa cantando en Copacabana, un desfile venezolano cerca de la cascada del Angel y una murga uruguaya, todo matizado con la cuenta regresiva en la TV.
A las 23.55, vimos el espectáculo de Julio Bocca y Eleonora Cassano en Ushuaia. Y cuando terminó y llegó el conteo final, mi corazón empezó a palpitar con cada segundo menos que faltaba. Siete, seis, cinco, cuatro, tres, dos, uno...

Y se hizo realidad. En una preciosa y fresca noche de verano, llegó el año 2000 y el promocionado tercer milenio. ‘’!2000!’’, grité al levantar la copa parado en la cabecera de la mesa que daba a la mesadita azul, mientras la música de ‘’Matador’’ y la locución de César Mascetti por el 13 anunciaba la llegada de la nueva era.
Tras el brindis, salí a la calle a ver los fuegos y las luces que surcaban el oscuro cielo. ‘’Que este momento se perpetúe’’, pensaba con melancolía. Un par de horas más tarde, ya afectado por el resfrío que había contraído, me fui a la cama no sin antes ver un poco más de los festejos mundiales por el 2000.

Así fue, 20 años atrás, el esperado ingreso al tercer milenio. Ya son 20 años. Que esta década sea de la mejor de vuestras vidas, es el deseo sincero de Así Es La Vida. Felicidades gente, y hasta el próximo decenio.

NO ES "EL" 2019, ES 2019

Para ir matizando la espera del Año Nuevo aquí en Argentina y varios puntos de Latinoamérica, vamos con una pequeña curiosidad del lenguaje, de eso que a mí me apasiona tanto. Si bien no soy profesor de lengua, considero que es incorrecto decir "el 2000 tanto". Poner artículo masculino "el" delante del número de año. Es como se hace a veces con los equipos de fútbol, costumbre europea que aquí imitamos automáticamente, el Barcelona, El milan, hasta "la" Juventus, como si fuera una mujer. Porque en el siglo XX, no decíamos el 1980, el 1990. Por eso no queda bien el 2019, el 2020. ¿Ustedes qué piensan? Bienvenida la discusión sobre la palabra, tan venida a menos en este tiempo.

SE VA LA DÉCADA...

El tiempo pasa, y no sólo nos ponemos viejos, sino que no nos damos cuenta de cuán veloz pasa. Y cuando nos queremos acordar, cuando ayer nomás estábamos festejando el año 2000, el milenio tan esperado, ya estamos en la orilla de 2020. Sí, la segunda de las décadas del siglo XXI se va y viene la tercera. Ya pasaron 20 años de aquel 1 de enero de 2000, del Día del Milenio, del efecto 2k, de todas las predicciones. Se va la década, increíble pero real. Y llega una nueva. Sí, década nueva, vida nueva.

CUANDO PATO GALVÁN ME SALUDÓ UN 31

Fue un cierre de 1993 a toda orquesta, luego de mi graduación de periodista. Esa noche del 30 de diciembre tenía poco sueño, por lo que como hacía algunas veces me quedé con la recordada radio Energy 101 y el programa Street Party en plena madrugada. Y me deleité con la excelente onda de Pato Galván, a quien los oyentes le mandaban animados mensajes. Tan bien me hacía la radio y tan bien estaba que no dudé y resolví llamar y saludarlo. A las 2 de la mañana, mientras todos dormían, bajé tratando de hacer el menor ruido posible y fui al taller, donde mi conversación se escucharía menos. Y hablé con el gran Pato, a quien primero no reconocí; le dije tres veces “mensaje para el señor Pato Galván” y me aclaró que era él. Entonces, todo en privado, le expresé que era “un maestro”, le agradecí porque me hacía muy bien y le conté de mi graduación.

Tras desearle feliz Año Nuevo, me fui arriba a ver si pasaban mi mensaje; cuando lo pasaron me puse contento y lo grabé. Y a la mañana se lo mostré a mis padres, que no entendían nada de por qué había bajado a esa hora. Excepcional para comenzar el último día del 93 con todo.
Aquí el inmortal audio con el Pato:

lunes, 30 de diciembre de 2019

WHAT'S UP Y WHATSAPP



Video del recordado tema de 1993

Hasta inicios de esta década del 10, lo único que uno había oído sobre la popularísima aplicación WhatsApp era el título de una canción, parecido en su nombre y fonética pero distinto. Se trataba del espectacular lento de 1993 What's Up (Qué pasa), del grupo 4 Non Blondes, uno de esos llamados One Hit Wonder, es decir, maravillas de un solo éxito musical. Ese tema sonorizó el mundo y nuestro país esa primavera del 93 y años posteriores. What's Up era un símbolo de la frase, hasta que llegó el actual, nada que ver con el anterior pero lindo igual. Mi prima, de inglés americano perfecto, me aclaraba que no significaba What's Up como What's Going On, la otra frase usada en el estribillo del tema. Me costó acostumbrarme al cambio y a la herramienta. Pero aquel What's Up sigue siendo para mí el mejor, aunque nada que ver con éste.

sábado, 28 de diciembre de 2019

LOS HÉROES DEL VINILO

El sitio de videos YouTube da para todo. Cuando uno creía que sólo se subía contenido de calidad, profesional, de grandiosas discográficas, se ven materiales de lo más curiosos y como escribí alguna vez, desastrosos. En el primer rubro, el otro dejémoslo, podemos clasificar a los "héroes del vinilo". Llamo así a esos fanáticos de la nostalgia qe poseen discos de aquel famoso producto antiguo y lo digitalizan, entonces conservan los ruidos y demás impurezas de ese formato y lo comparten en el sitio. Tremendo y curioso a la vez, pero un orgullo enorme para quienes compraron música o lo que sea de audio en los 70 y 80. Ver sus temas o discos enteros allí, inmortalizados de alguna manera, protegidos del polvillo, sin tener que romperse todo para reproducirlos en vaya a saber qé Winco doble. Genios como los coleccionistas o restauradores de autos antiguos. Sí, héroes anónimos. Y del vinilo.

viernes, 27 de diciembre de 2019

HISTORIAS DE INFANCIA: MI PRIMER AÑO NUEVO

Llega fin de año y uno mira para atrás. Pero yo quero en esta bonita sección de Así Es La Vida ir casi cuatro décadas atrás y rememorar aquel primer momento de Año Nuevo que recuerda mi mente. Fue ese 1 de enero de 1981, el comienzo del gran año, que fue la segunda fiesta navideña que registro, en aquella preciosa casita del tío materno Omar en el delta de la isla del río Tigre . Allí pasamos un lindo día que se prolongó hasta la bella noche, cuando vi en TV Argentina-Alemania del Mundialito de fútbol de Montevideo.

TÉ DE TILO ANTES DE ATRACARSE DE COMIDA

El tema de la comida es eso, un tema. Y qué decir en estas fiestas donde uno se da bien de atracones. Días atrás una experta en nutrición salió en Radio La Red de Buenos Aires sugiriendo distintas claves para comer mejor, no engordar y sobre todo no sufrir desequilibrios alimentarios. Porque la típica de la gente, me incluyo, es merendar apenas y comerse todo a la noche, empezando por la cena y siguiendo obviamente por la mesa dulce. No sólo que eso es pésimo según la profesional, sino que una de las claves, aunque parezca risueña, es tomar té de tilo. Esta hierba, como se sabe, es necesaria para la ansiedad. Justamente, la ansiedad que genera el apetito excesivo por mala administración del mismo genera el atracón. Y el tilo, como los estados de ánimo, calma esa locura y permite comer tranquilos y disfrutar, como bien ella dice, de la comida y no sufrirla, como tantas veces nos pasa. Quédense tranquilos, que ahora el tilo nos ayuda a comer.

GENIAL RESPUESTA DE BILARDO A AGRESIONES

Hace unos días escribí sobre lo bueno de hacerse el tonto, dejar pasar, como quiera llamársele, las agresiones de otros. En eso, Carlos Bilardo, entrenador de la Selección campeona en México 86 y subcampeona en Italia 90, fue como en otras cuestiones un genio. Según contara en su programa radial La Hora de Bilardo, una vez gente comenzó a decirle frontalmente y sin filtro críticas despiadadas por su trabajo. Uno le decía "usted es esto", algo despectivo. El "Narigón" respondía perfecto "sí, señor, muy bien, tiene razón, ¿algo más?". El mismo (u otro) volvía: "Sí, aparte usted es aquello". Bilardo de vuelta: "sí, señor, muy bien, tiene razón, ¿algo más?". De nuevo los locos, y el doctor contestaba igual. Hasta que, claro, los tipos se cansaron y no le dijeron más nada. Es así, cuanto menos se quiere ganar al otro, más se gana para uno mismo. Bilardo, a quien le deseamos que siga recuperándose de su salud, fue un campeón también en eso.

jueves, 26 de diciembre de 2019

!OFICIAL! TENGO FACEBOOK

Se va este próspero 2019 personal. Se va con todo gracias a Dios y María. Y aparte de ese regalón de Navidad que fue Carapachay No Duerme, acabo de concretar otro logro. Desde este jueves retomé mi cuenta de Facebook Diego Yamus, que ni soñaba a la distancia hace días nomás, es más, lo denosté por años. Pero hablando con amigos, me convencieron y ayudaron a que lo use y así regresé al megasitio americano este jueves.

En realidad, mi "Face" existe desde 2012 aproximadamente. Esa vez en el cybercafé de Carapa intenté abrir mi cuenta y lo hice, con la idea de difundir de mi trabajo como músico. Después vi que no podía publicar, se me iba el texto del cuadrito de edición y encima no encontraba dónde estaba publicado. Además la página se movía todo el tiempo, no dando lugar a mi lector de pantalla que me ayuda a saber qué hay en cada lugar. Así era difícil todo, por eso perdí el interés y lo dejé ahí tirado. Quise retomar un par de veces, sin éxito.

Hasta que días atrás curioseando chateé como un juego con algunos compañeros del Güemes (que recordemos reencontré hace un mes) y como vi que podía bien, este jueves intenté publicar y ahora sí salió. Lo primero fue un video de mi superclásico Carolina en vivo en el Colegio de Abogados de San Isidro, allá en diciembre de 2014, cuando Así Es La Vida nacía. Bueno, ahora estoy como nene con juguete nuevo, me encanta y lo uso con ganas. Ahí publicaré de todo, empezando claro por mi música. Otra para cerrar 2019 con todo. Hasta con ese Facebook que tanto dennosté. Ahora también yo estoy en las redes.

martes, 24 de diciembre de 2019

NOCHE DE GLORIA EN EL CARAPACHAY NO DUERME

Como si Dios quisiera aparecérseme, este lunes 23 por la noche me dio en la mano otro momento de gloria para mi corazón. Cómo llamar de otra forma regresar al barrio donde naciste y viviste tus primerosaños, que ya es mucho. Y encima, hacer lo que te gusta y rociado del amor de un gentío. Así fue precisamente lo que viví anoche, al presentarme cantando mi Canción para Carapachay nada menos que en el ya tradicional Carapachay No Duerme, un espectáculo de música dentro de una movida comercial interesantísima, organizado entre otros por la cadena de heladerías CR.

La bellísima noche que Dios construyó después de un día de 32 grados tuvo como toda grande su historia con cada momento. Junto a papá Rafael, a quien decidí regalársela con justicia, llegué en remise a eso de las ocho menos cuarto del perfecto atardecer, que ya estaba matizado por los números de zumba y demás bailes de moda, sonorizados por música de alto impacto auditivo. Tras merodear por la cortada avenida Independencia, la principal carapachense, entramos al nuevo local de la heladería, y minutos después Guille, el organizador principal, me saludó y alentó mientras me avisaba que e en un rato tocaría (estaba pactado a las 20.30 aproximadamente). Luego vino Norma, su simpatiquísima mamá, y tras abrazarme y saludarnos nos convidó un cuarto del deleitante helado.

Saboreaba el chocolate y vainilla mirando el atardecer por el ventanal, y al mismo tiempo estaba ansioso y concentrado en semejante responsabilidad, una real final del mundo. Entonces entraron los adorados chicos de la secundaria, que reencontré hace un mes y que vinieron a verme "en patota", como suelen decir. Diego Solimena y el "Negro" Rodríguez fueron los adelantados, pero luego ingresaron las calurosas mujeres que me demostraron su amor, con la desopilante "Mongui" Dib a la cabeza. El cariño ilimitado de mis eternos compañeros de la promoción 1990 me iba cargando el tanque del alma, pero yo intentaba que no me sacara de eje.

Y llegó el ansiado momento, luchado durante meses por mi, hasta en duda poco tiempo atrás. A las 20.34, Guille vino a buscarme y me acompañó de la heladería al escenario callejero, mientras me repetía que todos estaban pendientes de mí. A mi paso al cruzar la calle, los chicos apostados cerca del escenario me gritaban cual si yo fuera el Papa. Y Guille comentaba mientras me dejaba en el borde del escenario: "No sabés, cuando sabían que salías los fotógrafos estaban zarpados por sacarte fotos". Yo trataba de aflojar, pero era cada vez más lo que recibía de cariño, aliento y ansiedad al mismo tiempo. Traté de estar relajado, pero era más las ansias y la concentración en mi futuro trabajo, por lo que igual no reparaba en el bullicio, ni siquiera en la potente música de fondo que matizaba la ya entrada noche.

Y fue la cumbre. A las 20.55 subí acompañado por Guille al escenario. Me instalé en un silloncito que según él me consiguió especialmente para quedar lindo, no era lo mejor para tocar pero acepté. Probé sonido con los excelentes profesionales que me rodearon, y tras saber que la guitarra estaba afinada me quedé tranquilo. Probé el micrófono y su perfecto sonido me daba más pie para hacer las cosas bien. Y ahí el locutor, Pablo, me empezó a anunciar. El griterío de los ex adolescentes del Güemes se hizo sentir enseguida. Y qué decir cuando minutos después me presentó oficialmente. Yo respondía tranquilo y simpático con la derecha en alto y arrojando besos, pero con ganas de largar. Y tras unas palabras que preparé pero dije del alma, comenzadas con un emotivo "Buenas noches Carapachay", toqué y canté el alegre lento que , paradójicamente, una depresión creó en aquel invierno de 2014, cuando me mudé de Carapachay a Villa Adelina.

Cantaba y punteaba la Fonseca mientras intentaba interpretar sentidamente el tema, de vez en cuando cerraba los ojos (movimiento típico en mí) y los abría para ver las luces preciosas que adornaban de gala la noche. Me fui soltando con el primer estribillo, con un típico "qué dice", y las palmas de mi barra respondieron automáticamente. Entre el sonido, mi trabajo, los ensayos de la semana y mi confianza en mis fuerzas, todo salió más perfecto de lo esperado. Y el "Viva Carapa" fue el broche de oro de semejante momento, que me terminó de emocionar y a los pibes de explotar de alegría, igual que cierta gente que los rodeaba, entre ellos papá.

Sueño cumplido, me dije mientras Guille, estricto, me tomó de la mano y casi me sacó del escenario, la apretada grilla del Carapa acortada de última era la culpable. Pero yo ya estaba satisfecho. Sin embargo, la alegría no terminó ahí. Uno a uno, los chicos me abrazaron y hasta alguno se emocionó de más. La primera fue la dulcísima Ale Isopi. "Estoy orgullosa de vos", me abrigaba mientras me apretaba emocionada, y yo a ella y su largo pelo rubio. Lo mismo con todos y con Martín, el seguidor carapachense hacedor de este momento, conocido el verano anterior y que hasta se puso a llorar.

Y el cierre era como debía. La alegre Patricia Ramos, uno de los profundos corazones de este tiempo, me daba la noticia de yapa. "¿Te molesta si tu papá viene a cenar con nosotros?", consultó. "¿Qué, vamos a ir a comer?", fue mi redundante y feliz respuesta. En efecto, la corpulenta rubia me llevaba de su brazo hacia El Nuevo Cóndor, la legendaria parrillita de Carapa. Y con suculenta cena (parrillada, papas fritas, postre, bebidas) cerramos junto a Dios, creador de estas magias, la noche más grande de mi 2019 musical y, probablemente, de mi vida personal, muy complicada este año. Ellos, los eternos compañeros del secundario, me la regalaron. Él, mi Carapachay amado por la eternidad, me la regaló. Ella, mamá Anita, la vio desde el superpullman celestial. Como dice la increíble canción que el cielo compuso, me di una vuelta por mi Carapachay. Una vuelta infinitamente gloriosa.

TEA Y RAMÓN CASTRO, JUNTOS 26 AÑOS DESPUÉS

Este sábado 21, justo en el aniversario mío de periodista, Dios me regaló otra de sus infinitas bendiciones de este 2019. Estuve cantando, una vez más este mes, en este caso en la radio digital Trilce, en el barrio porteño de Almagro. Fue un viaje largo pero una lindísima experiencia, con nota y todo. Al terminar, volví con Martín, un nuevo fanático de mi música, y además carapachense, que me conoció por mi famosa canción de mi barrio amado. Resulta que el colectivo de la legendaria línea 19 nos dejó justamente en Carapachay. Eran las 10 de la preciosa noche veraniega cuando caminamos unas cuadras y llegamos al centro de la localidad, la avenida Independencia. Y allí ocurrió el mejor momento de la sabatina jornada.

Martín me preguntó si quería pasar por mi adorada, eterna casa natal, la de Ramón Castro, para quienes no saben justo a una cuadra del nacimiento de Independencia. Medio indeciso, le dije que sí, inseguro entre la alegría de la casa y la melancolía de ya no vivir allí. Pero me acordé de que aquel 21 de diciembre del 93 regresé a esa casa, bien mía entonces, de la fiesta de TEA. Y mi sí fue el acierto más grande de la noche. Acompañado por el simpático joven, me paré en las rejas sobre la actual vereda negra, me apoyé contra ellas y Martín me sacó una foto con la guitarra que traía de la radio. Sí, como 26 años atrás, a las 10 y algo de la noche volví a Ramón Castro. Aunque en la realidad no sea lo mismo, en el corazón sí. Y eso vale más.

sábado, 21 de diciembre de 2019

CÓMO EMPECÉ A ESTUDIAR PPERIODISMO

Hoy son ya 26 los años que soy periodista, el mayor título de mi vida, el único realmente profesional. Y en este 21 de diciembre, a dos décadas y media de esa inolvidable noche, quiero recordar el kilómetro cero de esta infinita, eterna historia.

Mi historia de mis estudios terciarios comenzó mucho antes de que pudiera averiguar sobre ellos. Una soleada tarde de 1989 escuché al gran Víctor Hugo Morales en una previa de fútbol en Radio Continental hablar de un lugar donde se daba periodismo. “Muchos me preguntan dónde pueden estudiar, y yo les digo que vayan a TEA, hay prácticas de relato y comentario...”. Allí le presté atención, pero luego me olvidé. Con el tiempo lo recordaría bien.

PROPAGANDA DE TEA EN SÓLO FÚTBOL

Pero todo comenzó recién ese abril 91 y tras otros aislados intentos. Una vez más, como tantas veces, un golpe de suerte solucionó el gran problema del año. Una nublada mañana leía sentado en el patio un ejemplar de la recordada revista semanal Sólo Fútbol, y de repente vi una propaganda que me parecía haber visto antes, pero que no recordaba. Decía en un costado: “¿Adónde puedo ir a estudiar periodismo deportivo?” Ahí puse el ojo. Y en la otra punta en diagonal abajo, decía “ANDÁ A DEPORTEA” y todos los datos. No lo podía creer... Enseguida me entusiasmé y se la mostré a mi mamá, que estaba cerca baldeando. Y desde ese bendito momento empezó la gran historia de mi carrera favorita.

CHARLAS PREVIAS EN TEA

A fines de aquel abril fui forjando el inicio de mi estudio en el gran TEA (Taller Escuela Agencia), y más precisamente en DeporTEA, su división deportiva. Primero mis padres averiguaron a partir de la bendita publicidad. Y una fría mañana fui yo con ellos y mi cuaderno de la crónica que hice del Mundial Italia 90 hasta ese gran edificio en la calle Lavalle, en plena Capital. Subí la larga escalera hasta el hall del primero de los tres pisos y allí me vi y saludé por primera vez con el gran Guillermo Blanco, uno de los tres directores, a quien nunca había oído nombrar.
Tras una corta espera, de allí fui a una pequeña oficina y empecé a charlar con él. Cuando le dije mi nombre, el morocho acotó “otro Diego más, Maradona, Latorre...”. Y luego de hojear mi crónica del 90, dijo: “Veo que esto te gusta mucho”. Enseguida informó a mis padres: “Lo vamos a poner con Enrique Escande, el jefe de la agencia de noticias EFE”. Y un regalo extra: en breve él enviaría una carta a nada menos que Víctor Hugo Morales recomendándome... unos días después me inscribía. Estaba por comenzar mi gran sueño, ese que no muy atrás parecía irrealizable.

PROBLEMAS PREVIOS

Sin embargo, como tantas otras cosas de mi vida, no fue fácil. La idea de tener que ir al centro parecía un obstáculo insalvable. Y una mañana en el comedor lo discutimos en familia: yo ya pensaba no ir, mi mamá habló con mi hermano mayor Fabián que le sugirió que me mandara en los nuevos remises. Al final el lío se solucionó con que mi papá me llevaría.

Y LLEGÓ EL COMIENZO

Y aquella mañana de mayo, un mes más tarde del inicio de clases, arranqué mis sueños de periodista deportivo sentado en ese aula del primer piso, en uno de esos singulares bancos pequeños con pupitre, con mi carpeta negra y una birome. Allí estuve con el genial Enrique Escande, mi tallerista en este primer año, y unos 20 compañeros. Ese apenas recordado día fue el primero de mi nueva historia y el que cambió mi vida aquel 1991.

Como era previsible, mi primer año periodístico fue algo complicado. La nueva realidad de la etapa terciaria trajo muchos cambios a los que me costó adaptarme: nuevo estudio, método y nivel de excigencia, nuevo lugar y en Capital, otros compañeros y autoridades. Además no tuve gran aplicación al trabajo, llevándome dos materias, y poca relación con los chicos. Sin duda este 1º A fue el más difícil de los tres años y el reflejo de ese tiempo de transición. Pero, al menos, fue el comienzo de mi carrera. Nada menos.


viernes, 20 de diciembre de 2019

HISTORIAS DE INFANCIA: CUANDO LA VIRGEN LIMPIÓ EL CIELO

Decir Navidad es decir niñez. Es decir Jesús niño y Dios. Y es, sobre todo, aunque Ella sea tan humilde, María, su Madre, nuestra Madre, la Virgen. Ella también fue protagonista de mi vida de infante, y eso que a pesar de concurrir al Colegio San Antonio yo estaba en otra con la fe. Pero era imposible, lo es, resistirse a sus obras de amor.

Una tarde en el "cole" de mi Carapachay, el tiempo estaba horripilante, lloviznaba y el cielo de repente se puso negro, cosa que asustó a todos. Entonces la señorita Rocío, la inolvidable española, nos hizo rezar un Ave María. Y la Virgencita nos escuchó, porque enseguida nomás el cielo se abrió y se fueron las nubes negras. Grande la Madre...

HISTORIAS DE INFANCIA: MI PRIMERA NAVIDAD

Se viene una nueva Navidad. Y decir esa mágica palabra y decir niñez es casi lo mismo. En esta bellísima sección de Así Es La Vida, les cuento mi primer registro navideño.

Una bella noche DE 1979, en mi gloriosa casa de Ramón Castro, en Carapachay, fue escenario de la primera Nochebuena de mis recuerdos. Esa vez, luego de la cena con muchos familiares, fui al living a esperar mis regalos y recibí un autito verde claro mediano a fricción, que admiré sentado en el suelo delante de los almohadones azules del enorme living.

NUNCA DEJES DE TRABAJAR POR UNA PENA

Que las penas pesan, es evidente en la mayoría. Y que las mismas son lamentablemente más importantes que las buenas, también. Pero nos equivocamos cuando la pena, dolor, duelo, como sea que se llame, supera largamente, casi sepulta a lo bueno. Entonces no comemos ni dormimos bien, no vivimos, nos perdemos hasta lo que nos gusta. Y lo peor de lo peor, no queremos trabajar. Sea el trabajo propiamente dicho o cualquier otra tarea. No señores de mi corazón, cómo vamos a dejar que el agua turbia nos ensucie. Ni una desaparición, ni un noviazgo roto, ni cualqier situación chiquita o grande nos debe sacar de eje tanto como para no estar activos. Todo lo contrario: si trabajamos, si nos movemos, lo superamos, se los aseguro por experiencia propia. Bueno, es casi obvio que la actividad cura toda herida. Pero no viene mal recalcarlo en estos tiempos donde nuestras mentes están que echan humo. El trabajo es salud, tanto como para curar un dolor, cualquiera sea su origen.

CRONISTA SE QUEJÓ POR COMIDA EN RALLY URUGUAYO

Allá por los 80, la revista de autos Corsa, que yo compraba fanático del rally, solía hacer notas excelentes de la disciplina. Entre otras, tenía la idea de enviar un cronista, Carlos "El Negro" Neira, como navegante de algún piloto profesional para contar una carrera desde adentro, como un protagonista más. Resulta que en 1987, Neira fue invitado a participar del Rally del Lago, famosa prueba que atravesaba Punta del Este y otros sitios de interés turístico en Uruguay.

Luego de hacerlo, el cronista no quedó nada conforme con su experiencia y criticó a la organización con distintos puntos. Uno fue la comida, que según su nota "nos dieron un "sánguche" (textual) y un postre en una bolsita". La organización mandó su descargo de las distintas críticas. Y a la de la comida, respondió con acierto: "El señor Neira no puede pretender un almuerzo con velas y manteles blancos en medio de una prueba de jerarquía internacional como el Rally Del Lago…". Polémica y risueña, la respuesta fue una de tantas que el periodista se llevó por sus broncas. ¿Qué habrá dicho después el Negro?

martes, 17 de diciembre de 2019

¿QUÉ LE PASA A CIERTA GENTE RARA EN DICIEMBRE?

Diciembre, sabemos muchos, es mes de líos, de trabajo copioso, de superposición de actividades, de eventos, de pensamientos. Que las fiestas, en primer lugar, que las despedidas, que el cumple de tal o cual que capaz ni conocemos pero vamos porque hay que ir. El estudio, los actos finales de colegios. El gentío, el calor, el tráfico, los ruidos. Pero nada justifica que cierta gente es tan rara que no ayuda en nada. Gente con la que uno no parece poder contar, y si se puede, es casi por medio de una audiencia solicitada de antemano, como si fuera el Presidente. No te atienden el teléfono (bha, ni teléfono, hay que ver si te contestan los whatsapp), no te cumplen con promesas, ni amigos ni profesionales o vinculados a servicios, tenés que andar llamándolos permanentemente, perdiendo tu tiempo, y encima se te enojan. Todos qieren mandar, todos quieren hacer lo suyo, nadie parece estar interesado en colaborar con el otro. Sí, es cierto, es lo que sucede en nuestra Argentina tan egoísta todo el año. Pero se ve que particularmente diciembre es tiempo de puertas cerradas, de "no" antes que jugársela y decir sí. El ego nos puede cada vez más, y más en diciembre. Será por eso que todos lo odiamos. Pero no hacemos nada para mejorarlo.

domingo, 15 de diciembre de 2019

ENTRE MOZART Y EL TANGO, YO CON MARZÁN

Este sábado por la noche viví otro momento de gala para mi vida musical y más aún personal. Tras haberlo visto en Noviembre y arreglado con él, anoche tuve la dorada ocasión de cantar en el excelso show del maestro Mario Marzán, reconocidísimo y eximio pianista que engalanó varios programas de la más famosa TV, congente como Gerardo Sofovich, Susana Giménez o Silvio Soldán. En el bar Santa Paula de Florida, norte de Buenos Aires, hizo como cada segundo sábado de mes un espectáculo que incluyó obras de Mozart, tango y pasodoble. Y, también, a este humilde músico.

Tras llegar a las ocho y medi a de la cálida noche, me instalé en una mesa del casi repleto barcito y esperé absorto y ansioso mi oportunidad, que aún increíblemente no estaba seguro si se daría. Pero cerca de las nueve, Marzán vino, me estrechó la mano y antes de que dijera nada, me le anticipé y le comenté de su invitación, y me confirmó que iba a tocar. Alivio después de una semana de algo de incertidumbre.

Seguí con nervios y apenas disfrute el comienzo del recital, donde Marzán se mandó un enganchado de Mozart para el recuerdo, dando luego tango y pasodoble con sus mágicos dedos. Y a eso de las casi 10, justo cuando estaba por tomar un jugo que había pedido, el maestro me llamó. Me levanté con mi guitarra, y para mi gratísima sorpresa, de la nada, como magos, aparecieron cinc o de mis adorados compañeros del Instituto Güemes de la secundaria, con quienes me reencontré ese Noviembre. La divina Alejandra "Mongui" Dib, recién retornada de su periplo caribeño, fue quien apareció de golpe, me acompañó cerca del piano, me sentó y allí hice mi tema Princesa, un superclásico mío que además elegí creo con buen tino, a tono con la músic a de primerísimo nivel que venía disfrutando.

Con emoción y tensión mezcladas como de costumbre en mí, canté el lindo y rítmico melódico que Mario intentó acompañar y lo hizo tras la segunda parte, con una intuición musical sólo de un genio como él. Más fue mi emoción entonces, imaginen un pibe como yo matizado por una estrella como él. Me rompí todo para que saliese perfecto y afinado, no podía ser de otra forma, y el cierre fue espectacular, cuando el maestro tocó un final con los acordes del estribillo, generándome más admiración y aplausos cerrados de lo que yo ya había cosechado. Felicísimo retorné a mi mesa, y allí la sorpresa de ver más gente del Güemes: la cariñosa Marcela Gay, la siempre demostrativa Roxy Spinelli, la excelsa Patri Ramos y un lujo: Martín Filippi, el genial morocho de mi primer programa de radio Hot Dog y testigo de tantas aventuras adolescentes.

Abrigado por el calorcito de todos ellos, seguí paladeando, bebiendo la noche de oro que Marzán regaló al nutrido público, que explotó con cada cantante invitado, cada pieza del maestro, cada tema conocido, del tango al folklore argentino, de Naranjo en Flor a Oh Sole Mío. Los chicos también lo pasaban bien,aunque era lógico más metidos en charlarse y reírse que e en una música que no es la suya, pero igual aplaudieron. Luego Marzán vino a mi mesa, me saludó y a ellos. Filippi quería mitigar el ruido que habían hecho todos: "Éramos nosotros los del bullicio, disculpe maestro", le dijo. Él se lo tomó con gran simpatía, hasta bromeó "ustedes no parecen la edad que tienen".

Y con Mongui como casi mi guardaespaldas de tanto que me llevaba, nos fuimos entre risas y comentarios, al mejor estilo secundaria. Y ellos me regalaron otra cena en un restaurante de Olivos, cerca del bar. Fue el broche de oro paraotra gran noche de mi vida. Como la de 2016 en el Teatro Astral, como aquélla de 1990 de mi graduación. Con Mozart, Marzán y los compañeros de la adolescencia, tenía que ser una noche de magia. Porque yo estuve cantando entre todos ellos.


viernes, 13 de diciembre de 2019

HISTORIAS DE INFANCIA: MI CASA NATAL EN CARAPACHAY

En mis primeros años, mi amada casa natal de la calle Ramón Castro, en el corazón de mi Carapachay, era muy modesta y totalmente distinto a lo que fue después, sobre todo en la distribución. Se caracterizaba por el majestuoso salón de danzas donde mamá daba clases, ubicado en la parte alta y al que se llegaba tras subir una escalera verde de cemento que se cortaba en ángulo recto y estaba pegada al comienzo del corredor.
Y nosotros vivíamos en la planta baja, donde los ambientes eran pequeños. La cocina se convertía en comedor los mediodías de semana, gracias a una mesita rectangular blanca pegada a la pared. A la izquierda estaba la habitación de mis padres y, a la derecha, lo que luego fue el comedor era la mía y de mis hermanos con las tres camas que configuraron una rareza. El living secundario era el lugar de la cena, con una lámpara grande que iluminaba aquella vieja mesa marrón redonda y, en la esquina izquierda, una TV blanca y negra propia de la época.
El patio tenía piso de cemento con líneas de piedritas y el lindo jardín con aquel cactus, y estaba el antiguo lavadero de azulejos amarillos y el inolvidable quincho. Adelante había un solo garage, ya que el otro era un patio con un banco de cemento y un canterito detrás con pasto y flores. Al lado de ése estaba el cantero redondo de cerámica y el garage de techo rojizo y columnas de fierro verde. La casa no tenía rejas, las que se fueron poniendo con el tiempo.

HACERSE EL TONTO, CLAVE CONTRA LAS AGRESIONES

En consonancia con lo que escribo más abajo, hay otro gran problema que tiene otra solución. Todos sufrimos la agresión espiritual, sea que la propinamos o que nos la propinan. En el primer caso, bueno, es fácil, revisemos nuestra conciencia y cambiemos nuestra actitud, depende de nosotros, está en nuestras manos. Pero ¿qué hacemos cuando somos agredidos? Aún sin motivo aparente recibimos mal trato de gente, amigos, profesionales. Pues bien, no responder. O responder con lo mismo de siempre. En una palabra, aquí no pasó nada, me ahgo el tonto, te doy la mano. Y, ojo, me voy de vos, no tengo interés en seguir con vos, me hiciste mal. Ahora, si te encuentro, te saludo normal, todo bárbaro, todo bien. Lo que según tengo entendido en psicología se le llama "cierre interno". No quiero decir, por favor, que hay que ser falso, que hay que devolver mal por mal, no, de ninguna manera. Pero sí que el golpe, la agresión, sea del tenor que sea, nos roce apenas. O nos pegue pero no duela. Que no sea la noticia principal de nuestro día. Así no nos "colgaremos" con la agresión, y evitaremos muchos males mayores. Eso y el aquí y ahora citado en la entrada anterior evitan muchos problemas, morales y hasta físicos. Evitan la famosa mala sangre, la rabieta, el veneno interno. En lugar de eso, el "zafar" como decía mamá Anita es buenísimo. Para ellos, aunque no lo sepan, y para nosotros.

AQUÍ Y AHORA, CLAVE CONTRA LA ANSIEDAD

Un real problema, también enfermedad en casos, de esta vida ultramoderna y alocada es la ansiedad, por la que han aumentado las consultas a profesionales. Eso y las medicaciones están perfecto, ayudan a combatirla. Pero antes que eso, dicen especialistas consultados por Así Es La Vida, es el estilo de vida, cómo cada uno la lleva, cómo se la toma. Dentro de eso, el pararse en el momento presente es clave para no estar ansioso. Uno está haciendo algo y su cabeza se divide entre eso que hace y lo que hará en un futuro, que puede o no ser lejano, pero que aún no existe. Es increíble que hagamos foco en lo que aún no vivimos, pero así es como hacemos. Entonces, aquí y ahora, dos adverbios que conjugados son potencia, son la clave para no salirse de eje, para no confundirse, alocarse más de lo loca que la vida te demanda. Aquí y ahora estoy escribiendo, después no sé qué haré. Aquí y ahora, después, como el tango, qé importa del después.

martes, 10 de diciembre de 2019

MARIE FREDRIKSSON, LA VOZ ETERNAMENTE DULCE


Su voz es una llamada a lo angelical. Cautiva, atrapa, emociona, alegra. Es que Marie Fredriksson, la cantante de ese extraordinario dúo Roxette, ya es otro ángel del cielo. Realmente apena mucho su partida, ocurrida este lunes a los 61 años. Pero ella vive en nuestros oídos y corazones. Cómo olvidarme que en mi adolescencia ella y su compañero de música Per Gessle sonorizaron tantos momentos en casa, con el doble cassettera con el que grababa sus temazos, en casa de chicos del Güemes, en fiestas u hoy, dondequiera que la tecnología nos permita escucharlos o verlos. Cómo olvidarme de por ejemplo la Z 95 que los promocionó y pasó tanto. Y mucho más aún, Marie y su voz me ayudaron a sostenerme en mis peores momentos anímicos de adolescencia. Por eso y por todo su trabajo, ella sigue siend o esa voz tan dulcemente cautivante. Ahora, desde el escenario más hermoso.

Disfrutémosla en It Must Have Been Love:

DIARIO PUBLICA NOTICIA DE FÚTBOL ATRASADA

Quién sabe si por error, quiero creer que sí, el asunto es que este lunes leyendo el diario La Nación en su edición digital me encontré una falla demasiado notoria para considerarla error. El reconocido matutino publicó en su sección Deportes el empate 2-2 de Agropecuario Argentino y Atlanta por la Primera Nacional de fútbol, la segunda división de la AFA. Ese partido, que incluso cubrí para Tribunero.com, se jugó el 2 de Noviembre pasado. Cuando vi el tema me asusté, creí que se me había pasado la noticia sin poner en nuestra revista como muchas veces me sucede. Pero cuando abrí el enlace correspondiente, me percaté de la curiosidad. Fe de erratas, que le llaman. Pero atrasada.

CENA DE LUJO CON ESTHER SORIANO

El sábado por la noche viví un momento muy gratificante y honroso al encontrarme y cenar con Esther Soriano, madre de Erica, de quien es público cuál fue su destino. En su casa de Villa Adelina, donde funciona Radio Capa a la que yo voy cada tanto para cantar y demás, la alegre y reflexiva mujer me convidó con una rica cena que prepgaró y, sobre todo, con charla muy agradable e interesante, llena de pensamientos que dejan que meditar. Pero también hubo tiempo para que escuchara un CD de mis mejores temas (entre ellos su preferido Amanece), un buen helado obsequio mío y otros temas muy amenos. Culta, inteligente, pero sobre todo con una alegría inesperadamente profunda, Esther me recibió con enorme cariño como siempre hace cuando voy a la radio, pero esta vez mejor porque pasamos una noche de encuentro. Una cena, una noche de sábado, un verdadero lujo.

viernes, 6 de diciembre de 2019

HISTORIAS DE INFANCIA: TALLER DE LA RIBERA

Un grandioso recuerdo de 1983, uno de mis mejores años de infancia, el de mis 10. El taller de dibujo y pintura ubicado en Olivos pegado al río, con ventanales que permitían verlo. Empecé a medio año, una tarde tras comer en la inolvidable parrilla San Lorenzo, e iba todos los sábados a las 3 y media vestido con una camisa vieja sobre la ropa para no ensuciarme. Y allí, instruido por los divinos Germán e Irene, dibujaba y pintaba en hojas grandes contra una pared; me encantaban los variados colores de las paletas. También hice trabajos con plastilina y aquellos con papel de diario y engrudo, que no soportaba porque el pegamento ensuciaba y me daba dolor de cabeza. Así la pasaba muy bien hasta las 5 y media cuando me venían a buscar, y luego recorría esa lujosa zona.

¿QUÉ SORPRESA NOS TOCARÁ MAÑANA?

Llega la última hora nocturna, la de irse a dormir. Entonces, la cabeza para de tanta velocidad diaria. Y nos acostamos y, según el organismo, nos dormimos más o menos rápido. Pero no sé si llegamos a pensar, si en este tiempo alocado se ppuede, qué nos espera mañana. Esta vida, aunque no parezca, está llena de sorpresas agradables. Hoy vamos a dormir, pensamos sólo en hoy. ?Y mañana? ¿Nos ponemos a pensar en que mañana alguna sorpresa tocará a nuestra puerta? Es maravilloso, he descubierto, soñar con lo que pueda suceder, aunque ese futuro no exista aún. Podemos vivir el mejor día de nuestra vida mañana, apenas salga el sol. O en el transcurrir del día. O tal vez en su cierre, justo casi un día después de que lo soñamos. Es maravilloso no saber qué puede pasar. Muchos lo ven con pesimismo, como el país o el dólar. Pero mañana, parafraseando a Joan Manuel Serrat, puede ser un gran día. Aunque ni remotamente lo imaginemos.

QUE DIOS TE BENDIGA, EL MEJOR SALUDO

Cuando nos encontramos con alguien, en cualquier circunstancia y momento, podemos saludarlo de mil maneras. Desde lo formal, lo intermedio, un abrazo apretado, hasta como se suele hacer ahora directamente con un chiste o ironía. Podemos hacerlo, tanto al comienzo como al final, con mil palabras distintas. Hola, qué hacés, dichoso de verte, cómo estás, buenas, buen día. Pero en cualquier ocasión, seamos o no creyentes, el mejor saludo que existe es "que Dios te bendiga".

Es muy fácil de explicar y comprender. Dios, Jesús, el Señor, para algunos "el de arriba", es infinitamente superior a todo lo creado por Él mismo. Entonces está por encima de todo y de todos nosotros. Y de toda palabra que nosotros podamos decir. Y entonces, también, es más efectivo y poderoso un saludo que lo contiene, aunque el otro no lo reciba así. Ya le llegará, porque para Dios no hay imposibles. Está en nosotros los cristianos, especialmente en esta época navideña, que sepamos ponerlo de manifiesto. Tanto es el poder divino que tarde o temprano, lo va a tocar tanto como a alguien que cree. Por eso, Dios los bendiga lectores, ahora y siempre.

jueves, 5 de diciembre de 2019

COMPAÑERA DE COLEGIO ME ESCRIBE DESDE EL CARIBE

Con lo que adoro al Caribe, esto es una gloria para mi alma. La divertidiísima Alejandra Dib, una de mis adorados compañeros de la secundaria, con quien me reencontré hace poco, se fue luego de esa ocasión con su marido Rolando a Estados Unidos de vacaciones. Y el periplo incluyó lógicamente bellos paisajes caribeños. Este miércoles la desopilante "Mongui" me escribió un mail desde las islas Turcas y Caicos, aquéllas sobre las que he publicado aquí de su fútbol modesto. Pero que además me encanta por lo recóndito y desconocido, cuántos lugares de nuestra Tierra no conocemos, o los tenemos distorsionados. Dos alegrías en una, pasado y presente. Y con brisa caribeña.

domingo, 1 de diciembre de 2019

QUÉ ES UN EMIRATO

Mi última canción, compuesta este mes de Noviembre, se llama No Soy TU Posesión, haciendo referencia a uno de los grandes problemas en las relaciones de pareja. Y la letra dice, además del título, "no soy un EMIRATO", queriendo decir que no soy algo sobre lo que se tenga poder. Al cantarla en distintos ambientes sociales que frecuento, muchos me preguntan qué es un emirato. Realmente me sorprende, si bien no quiero pecar de soberbio ni sabihondo, que no lo conozcan, con la fama que por ejemplo ganaron los Emiratos Arabes Unidos.

Bien, entonces, y para que les quede claro, emirato es un territorio político (como si fuera un país) gobernado por un hombre con el título nobiliario de emir, similar al jeque o califa. No sólo son conocidos los Arabes Unidos, famosos por Dubai, la Fórmula 1, el petróleo y hasta Maradona. También Qatar, anfitrión del próximo Mundial de fútbol, y Kuwait, el de la pelea con Irak, son considerados emiratos. Después hay sultanatos y califatos, incluso existieron emiratos en España, cuando los árabes invadieron su territorio. Ya lo saben, ahora sólo escuchen el tema.

A 25 AÑOS DE VÉLEZ CAMPEÓN DEL MUNDO

Era la mañana del 1 de diciembre de 1994 en el estadio Nacional de Tokio. En un rinconcito estaba Vélez Sársfield, Vélez, el Fortín de Villa Luro, hasta los años 90 un club de barrio y un esporádico animador de torneos locales. En el otro, el opulento Milan italiano, amo y señor de Europa y del mundo en pleno apogeo, base de la selección azzurra. El gran campeón y el pequeño retador se veiían la cara en una nueva final de aquella dramática Copa Intercontinental. Y el pequeño retador dejó en ridiículo al gigante rival. Con un partido memorable, el Vélez de Carlos Bianchi encontraba su hora más gloriosa.

Más que nunca hace falta recurrir a la historia para entender el contexto de aquella decisión 94. Hasta 1993, la V azulada habiía obtenido seis subcampeonatos de la Argentina, uno en la era amateur, y sólo un título, el famoso Nacional de 1968 con el polémico 1-1 con River en desempate, con un penal para el millonario no cobrado por el árbitro Guillermo Nimo. A principios de 1993, la llegada de Bianchi en su primera experiencia nacional le dio otro espíritu ganador al equipo. Y de esporádico animador, pasó a campeón de la liga, en ese momento el Torneo Clausura, cuando el 8 de junio igualaba 1-1 con Estudiantes de La Plata, y en ngesta inolvidable de la Copa Libertadores el 31 de agosto de 1994, plantándosele al arrasador Sao Paulo de Telé Santana y derrotándolo por penales en el estadio Morumbí. Vélez bajaba a un gigante. ¿Era casualidad o nacía una leyenda?

Como máximo clu de América, el Fortín allá fue a Tokio, a ese estadio Nacional que hasta ese momento sólo había visto de argentinos al Juvenil de Maradona, al Independiente del 84, al Argentinos del 85 y al River del "Bambino" Veira. Hacía ocho años que nuestro país no ganaba nada a nivel clubes. Pero ahí estaban los velezanos, encabezados por el gran arquero y referente José Chilavert y Bianchi, con un puñado de hinchas ya orgullosos de su amor en Tokio.

Ese Milan metía miedo desde el vamos. Cómo sería de otra forma un conjunto con Baresi, Donadoni, Boban, Maldini, Desailly, Savicevic. Sin embargo, Vélez sacó pecho desde la misma salida a la cancha. Chilavert le espetó a su colega Sebastiano Rossi: "De qué te reís si sos el peor arquero del mundo?". Rato después, el 1 enfundado en su singular buzo salvaba a sus compañeros de un par de entradas peligrosas de los europeos. Milan mandaba y parecía que en el segundo tiempo llegaría la diferencia y se confirmaría el favoritismo.

Pero todo cambió mágicamente, como sólo un once místico podía hacerlo. A los 5 minutos del segundo tiempo, el goleador José "Turu" Flores fue sujetado por Baresi en el área. Roberto Trotta ejecutó con fuerza el penal y aunque la pelota dio en el pie de Rossi, fue el primer gol.

Milan se enfureció y fue a buscar el empate, incrédulo de su suerte. A los 12 Chilavert salvó ante Boban, y del córner llegó la previa del éxstasis. Christian Bassedas peleó el balón cerca del área, el defensor Costacurta entregó mal y Omar "Turco" Asad, el otro pistolero velezano, robó y se fue derecho a Rossi, lo dejó en el camino y definió notable para un 2-0 de estupor para casi todos los presentes.

Menos para ese grupo de guerreros casi sin armamento, que con el pitazo final vencían la batalla más importante de sus vidas. Tokio fue una fiesta, y qué decir el popular barrio de Liniers, en la Capital argentina, donde familias enteras festejaban en las calles la gloria mundial. Entre ellas una señora recién operada del corazón, que salió en la TV enviando saludos a sus familiares y contando su esfuerzo para seguir el partido. Un símbolo de ese Vélez, fuerte de corazón y grande en Japón. Sí, el mismo Fortín de Villa Luro era el sexto grande argentino.

El video de la gesta velezana en Tokio: