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lunes, 21 de diciembre de 2020

CUANDO PAPÁ ME LLEVABA A TEA CON ESCARCHA Y TORMENTA

Hoy son 27 años ya, un nuevo aniversario, de mi ser periodista, de aquella eterna noche de mi graduación del amor de mi alma en el auditorio de ATE. Pero este año tiene la idea de coincidir con la partida de papá Rafael. Entonces este año es a él a quien quiero homenajear por el aniversario. Porque no sólo se encargó de pagar mis estudios, yo entonces no manejaba mi dinero. Más importante y valioso aún, me llevó cada una de esas mañanas a TEA con cualquier clima, bajo cualquier lío. Recuerdo esas mañanas del 91 de escarcha sobre el Peugeot 505 del frío helado que hacía. O esa de tormenta eléctrica con viento fuerte y lluvia terrible incluida. Qué decir cuando, recordó él hace poco, me paraba en un kiosco del centro y me compraba la revista Sólo Fútbol que yo seguía cada martes. Papá, es redundante pero justo decirlo, fue necesario para mí. Gracias a él fui al periodismo. Como gracias a él a tantos lados. Como hoy le digo gracias por todo mientras descansa de esas mañanas duras de TEA.

viernes, 13 de noviembre de 2020

OTRO AÑO DE MI VUELTA AL PERIODISMO

https://www.youtube.com/watch?v=SmS3nSKE-tM&t=10s        

Audio de mi vuelta en Radio Arinfo, 2013    


Nunca lo escribí, pero siempre hay una primera vez. Hoy 13 de Noviembre es un día tremendamente especial para mi ser periodista. Tanto como aquel glorioso 21 de diciembre de 1993 en que me recibí. Es que ese 13 pero hace siete años, en 2013, yo regresé a mi gran amor que gentuza de toda clase me había quitado. Tras esa infame década 90 en radio, dejé de trabajar por largos 13 años, mal asesorado o sin ayuda de nadie para tener una oportunidad laboral. Y después de mucho buscar, justo ese 2013 de mis 40 lo logré. Volví a trabajar, en este caso otra vez en radio pero con la novedosa digital, entonces Radio Arinfo, donde hacía un espacio de deporte africano. Y como bendición extra de Dios, esas tardes de miércoles entre las 14 y 15 horas eran de sol radiante. Ese sol iluminó mi vida de nuevo cuando parecía que no volvería. Ese sol, mi periodismo, que gracias a Dios hasta hoy sigo ejerciendo con felicidad. Desde ese 2013, como aquel 1993, como siempre.

viernes, 17 de abril de 2020

A 25 AÑOS DE MI PRIMER DÍA DE PERIODISTA

Cuando era chico, allá en la gloriosa casa de Ramón Castro en mi Carapachay, jugaba a la pelota en el jardín y relataba partidos imitando al gran Mauro Viale, narrador emblemático de ATC de los 70 y 80. Desde esos tiempos quise ser periodista o algo parecido. Con los años y la madurez estudié y me recibí en TEA en 1993. Pero recién dos años después logré comenzar mi carrera. Gracias a mi amiga Silvina Más, conocí a su empleador municipal Pedro Cimatti, quien conducía un programa de radio llamado Tutti Frutti, los lunes de 15 a 17 horas, en la modesta FM Instituto 104.5 de Olivos. Así fui a ese majestuoso lugar, y en aquella preciosa terraza hablé con el calvo locutor para ver si tenía la primera chance de ejercer mi título y profesión.

Y entonces, aquel soleado lunes 17 de abril de 1995 debuté en mi gran amor, a partir de las 15 horas, haciendo una columna de deportes, con el fútbol a la cabeza claro, de unos 10 minutos. El tema central era el inolvidable Mundial Sub 20 de Qatar, donde justo ese mediodía la Argentina de José Pekerman había perdido con Portugal. Comenté de eso y de Burundi, quien también participaba, y de tan poca experiencia me pasé de los 10 minutos, Pedro me cortó y tuve que seguir y cerrar la sección tras las propagandas. Después seguí con buen suceso y aprobación del presentador, tanto que un mes más tarde arranqué paralelamente a Tutti Frutti en otro espacio suyo, La Tarde de Hoy. Y así comencé a desandar este camino que, parece irreal, ya lleva pisados 25 años. Que incluyó radios como San Isidro Labrador y Nacional y desde 2013, mi incursión en el periodismo escrito con gran éxito, especialmente donde estoy ahora, en Sporting Africa y Tribunero.com. Todo comenzó esa soleada tarde en esa radio de barrio. Hoy, todo sigue dondequiera que sea, siempre con la pasión de esos días de relato en casa.

martes, 24 de diciembre de 2019

TEA Y RAMÓN CASTRO, JUNTOS 26 AÑOS DESPUÉS

Este sábado 21, justo en el aniversario mío de periodista, Dios me regaló otra de sus infinitas bendiciones de este 2019. Estuve cantando, una vez más este mes, en este caso en la radio digital Trilce, en el barrio porteño de Almagro. Fue un viaje largo pero una lindísima experiencia, con nota y todo. Al terminar, volví con Martín, un nuevo fanático de mi música, y además carapachense, que me conoció por mi famosa canción de mi barrio amado. Resulta que el colectivo de la legendaria línea 19 nos dejó justamente en Carapachay. Eran las 10 de la preciosa noche veraniega cuando caminamos unas cuadras y llegamos al centro de la localidad, la avenida Independencia. Y allí ocurrió el mejor momento de la sabatina jornada.

Martín me preguntó si quería pasar por mi adorada, eterna casa natal, la de Ramón Castro, para quienes no saben justo a una cuadra del nacimiento de Independencia. Medio indeciso, le dije que sí, inseguro entre la alegría de la casa y la melancolía de ya no vivir allí. Pero me acordé de que aquel 21 de diciembre del 93 regresé a esa casa, bien mía entonces, de la fiesta de TEA. Y mi sí fue el acierto más grande de la noche. Acompañado por el simpático joven, me paré en las rejas sobre la actual vereda negra, me apoyé contra ellas y Martín me sacó una foto con la guitarra que traía de la radio. Sí, como 26 años atrás, a las 10 y algo de la noche volví a Ramón Castro. Aunque en la realidad no sea lo mismo, en el corazón sí. Y eso vale más.

sábado, 21 de diciembre de 2019

CÓMO EMPECÉ A ESTUDIAR PPERIODISMO

Hoy son ya 26 los años que soy periodista, el mayor título de mi vida, el único realmente profesional. Y en este 21 de diciembre, a dos décadas y media de esa inolvidable noche, quiero recordar el kilómetro cero de esta infinita, eterna historia.

Mi historia de mis estudios terciarios comenzó mucho antes de que pudiera averiguar sobre ellos. Una soleada tarde de 1989 escuché al gran Víctor Hugo Morales en una previa de fútbol en Radio Continental hablar de un lugar donde se daba periodismo. “Muchos me preguntan dónde pueden estudiar, y yo les digo que vayan a TEA, hay prácticas de relato y comentario...”. Allí le presté atención, pero luego me olvidé. Con el tiempo lo recordaría bien.

PROPAGANDA DE TEA EN SÓLO FÚTBOL

Pero todo comenzó recién ese abril 91 y tras otros aislados intentos. Una vez más, como tantas veces, un golpe de suerte solucionó el gran problema del año. Una nublada mañana leía sentado en el patio un ejemplar de la recordada revista semanal Sólo Fútbol, y de repente vi una propaganda que me parecía haber visto antes, pero que no recordaba. Decía en un costado: “¿Adónde puedo ir a estudiar periodismo deportivo?” Ahí puse el ojo. Y en la otra punta en diagonal abajo, decía “ANDÁ A DEPORTEA” y todos los datos. No lo podía creer... Enseguida me entusiasmé y se la mostré a mi mamá, que estaba cerca baldeando. Y desde ese bendito momento empezó la gran historia de mi carrera favorita.

CHARLAS PREVIAS EN TEA

A fines de aquel abril fui forjando el inicio de mi estudio en el gran TEA (Taller Escuela Agencia), y más precisamente en DeporTEA, su división deportiva. Primero mis padres averiguaron a partir de la bendita publicidad. Y una fría mañana fui yo con ellos y mi cuaderno de la crónica que hice del Mundial Italia 90 hasta ese gran edificio en la calle Lavalle, en plena Capital. Subí la larga escalera hasta el hall del primero de los tres pisos y allí me vi y saludé por primera vez con el gran Guillermo Blanco, uno de los tres directores, a quien nunca había oído nombrar.
Tras una corta espera, de allí fui a una pequeña oficina y empecé a charlar con él. Cuando le dije mi nombre, el morocho acotó “otro Diego más, Maradona, Latorre...”. Y luego de hojear mi crónica del 90, dijo: “Veo que esto te gusta mucho”. Enseguida informó a mis padres: “Lo vamos a poner con Enrique Escande, el jefe de la agencia de noticias EFE”. Y un regalo extra: en breve él enviaría una carta a nada menos que Víctor Hugo Morales recomendándome... unos días después me inscribía. Estaba por comenzar mi gran sueño, ese que no muy atrás parecía irrealizable.

PROBLEMAS PREVIOS

Sin embargo, como tantas otras cosas de mi vida, no fue fácil. La idea de tener que ir al centro parecía un obstáculo insalvable. Y una mañana en el comedor lo discutimos en familia: yo ya pensaba no ir, mi mamá habló con mi hermano mayor Fabián que le sugirió que me mandara en los nuevos remises. Al final el lío se solucionó con que mi papá me llevaría.

Y LLEGÓ EL COMIENZO

Y aquella mañana de mayo, un mes más tarde del inicio de clases, arranqué mis sueños de periodista deportivo sentado en ese aula del primer piso, en uno de esos singulares bancos pequeños con pupitre, con mi carpeta negra y una birome. Allí estuve con el genial Enrique Escande, mi tallerista en este primer año, y unos 20 compañeros. Ese apenas recordado día fue el primero de mi nueva historia y el que cambió mi vida aquel 1991.

Como era previsible, mi primer año periodístico fue algo complicado. La nueva realidad de la etapa terciaria trajo muchos cambios a los que me costó adaptarme: nuevo estudio, método y nivel de excigencia, nuevo lugar y en Capital, otros compañeros y autoridades. Además no tuve gran aplicación al trabajo, llevándome dos materias, y poca relación con los chicos. Sin duda este 1º A fue el más difícil de los tres años y el reflejo de ese tiempo de transición. Pero, al menos, fue el comienzo de mi carrera. Nada menos.


jueves, 10 de octubre de 2019

UNA LLAMADITA A FIJI

Hablando, o mejor dicho escribiendo, sobre Oceanía, relación con la entrada de más abajo, cuento una de ésas que valen la pena, más allá de que tanto me gustan los países remotos. Por Oceanía, perdido en medio de tantas islitas, anda Fiji, o como se usaba decir antes las islas Fiji, otro grande del rugby, sobre todo del seven (siete jugadores). Pero también tiene su laburo en el fútbol. Entonces, en 2008, mi compañero de TEA Pablo Aro Geraldes, entonces en la revista de Fox Sports, tuvo la idea de entrevistar al uruguayo Juan Carlos Buzzetti, de larga trayectoria allá, quien por ese tiempo dirigía a la selección fijiana. Y lo hizo por teléfono, nada de Skipe, chat, MSN, whatsapp ni Facebook. Sí, sí, Aro marcó el numerito del oriental allá a Fiji y le hizo una nota. Según me contó, se escuchaba perfecto, sólo que la llamadita le salió 100 pesitos, fortuna en ese momento, que igual pagaba la revista. Aro se dio el gusto, similar al mío. Viste, vos que tenés bronca con Macri y los tarifazos, si tenés la mano de Dios podés pegar un tubazo a Fiji, que alguien te atiende de lo mejor.

sábado, 22 de diciembre de 2018

EL RIVER-SAN LORENZO DE MI GRADUACIÓN


Video del partido por la Copa Centenario 93

Tenía que ser con un poco de deporte el gran día de mi graduación de periodista. Es que aquel 21 de diciembre de 1993 pero a la tarde, River y San Lorenzo de Almagro jugaron un partido correspondiente a la recordadaCopa Centenario, que la AFA había establecido para celebrar sus 100 años. Fue ese martes por la ronda 6 de perdedores, en una calurosa y soleada tarde en la cancha neutral de Vélez Sarsfield, el medio del cambio de hora por la energía, y el millonario dirigido por Daniel Passarella ganó 3 a 2, con goles de Julio Toresani y dos de Sergio Berti, descontando Roberto Monserrat y Luis Fabián Artime, siendo expulsados el ex técnico azulgrana Claudio "Pampa" Biaggio y el gran Ariel Ortega por River. Luego la banda disputaría la final de perdedores con Belgrano de Córdoba, la ganaría y jugaría por la Copa con Ginmnasia y Esgrima La Plata, que se la llevó en enero de 1994. Sin saberlo, aquellos 22 futbolistas de River y San Lorenzo agregaron un recuerdo más a mi noche de gloria de periodista.

viernes, 21 de diciembre de 2018

MIS BODAS DE PLATA CON MI AMOR EL PERIODISMO


La foto del 21 de diciembre de 1993: con Guillermo Blanco y papá minutos después de ser periodista

Claro que es el amor de mi vida, lo que siempre soñé de niño. Por eso es correcto decir que este 21 de diciembre estoy cumpliendo 25 años con el periodismo, bodas de plata, desde aquella gloriosa noche de 1993 cuando recibí de manos del gran Guillermo Blanco, entonces director de mi amada escuela TEA, el diploma que representó y representa el título más grande de mi vida, allá en el majestuoso auditorio de ATE.

Sí, ya son 25 años, un cuarto de siglo. Nada más ni nada menos. No lo hubiera predicho cuando aquell 1991 en que primero no conseguía ni remotamente lugar donde estudiar mi sueño. Y luego, cuando entré en la institución de la Ciudad de Buenos Aires llegaba con muchas dudas, POR EL NUEVO AMBIENTE, POR MIS 18 AÑITOS SALIDOS DEL HORNO DEL SECUNDARIO. Y después, cuando me gradué, no tenía ni remotamente dónde trabajar. Recién en 1995 me inicié en FM Instituto de Vicente López, pero en 2000 debí cortar por varios líos en otros medios. Hasta que en 2013, hace cinco años, regresé y hoy estoy orgulloso de ser y ejercer de periodista.

Pero nunca me olvidé mi origen. Mi casa que me vio nacer. MI amada TEA. Y esa noche de calorcito y estrellas perfecta, esa noche de verano, en que fui periodista para toda la vida. Por eso gracias a todos ellos y a Dios que me los puso en mi camino. Porque por ellos soy periodista. Y, nada menos, hace 25 benditos años. Sí, llevo bodas de plata con mi amor.


miércoles, 7 de noviembre de 2018

PERIODISTAS EN EL DEPORTE, PERO PERIODISTAS

Hoy se recuerda y por qué no festeja, como lo hago yo, el Día del Periodista deportivo. En realidad, y como me enseñaron en mi gloriosa escuela TEA, somos periodistas, no importa sobre qué. Y además, los deportivos nos dedicamos especialmente al tema, pero no por eso obviamos hablar o escribir de todo, como yo que aquí lo hago en este humilde blog. Espero y pido a Dios para que sigamos ejerciendo lo nuestro con la mayor calidad posible, porque ella ha caído verticalmente y algunos confunden periodismo deportivo con hablar de fútbol en un café, y periodismo y hablar en un café, con expresiones vulgares, malas palabras, ideas difusas o negativas, es obvio que no es lo mismo. Feliz día a mis colegas, los deportivos y de los otros también, claro, y continuemos la labor de Mariano Moreno y compañía.

jueves, 21 de diciembre de 2017

CADA SEGUNDO DE ESA NOCHE DE PERIODISTA


Guillermo Blanco y yo en la fiesta.

Y llegó el gran 21 de diciembre, el día más importante del año 1993. Esa noche era la fiesta de fin de curso de mi amadísima escuela de periodismo TEA y DeporTEA. Sí, después de tanto camino recorrido, tanto sacrificio y tantos sueños estaba por poner la última letra de mi carrera. Ni más ni menos, iba a ser periodista. Con ese pensamiento y esos nervios viví aquel soleado y templado martes. Todo arrancó a la mañana, curiosamente yendo al archivo para terminar de copiar las eliminatorias mundialistas del Dizionario del Calcio; uno de los chicos me cargaba por ese para él raro trabajo.
a la tarde llamé del taller a mi gran compañero y amigo Pablo Aro Geraldes para consultarle cuál era la mejor ropa para la noche, y charlamos de todo: lo que sería la fiesta con el video final, que el profesor de TV Diego Suárez se había desmayado haciendo el video por estrés, las eliminatorias, que reporteó al búlgaro Kostadinov en portugués para Clarín y que estaba tomando sol en su casa. Y luego me fui a preparar para el acontecimiento al que me acompañaba toda mi familia, incluida Marianita, entonces novia de mi hermano Fabián, la gran figura del 93 que no podía estar ausente, y en la que iban a verme otros invitados como mi madrina de bautismo, la celestial Marta Livio y su familia.
A eso de las 7 nos fuimos con Marianita para el auditorio de ATE, donde a las 9 sería la fiesta. A esa hora el sol de fin de año iluminaba el trayecto, mientras yo escuchaba un River-San Lorenzo por el mediocre torneo Centenario. Llegamos temprano y nos instalamos en aquel semicírculo con butacas, donde aún no había tanta gente.

Llegó la gran noche y la sencilla pero emotiva jornada. Primero hablaron los directores, recuerdo al gran Jorge Búsico que elogió a Diego Bonadeo. Pero hubo que esperar un tiempo para la entrega de diplomas, lo que hice con gran ansiedad sentado cerca del escenario muy bien iluminado y con carteles de la escuela, mientras mis padres me señalaban a Carolina, la bonita y amable secretaria de TEA, que estaba cerca mío. Al fin llegaron los diplomas, donde yo fui llevado hasta el escenario y lo recibí de manos del genial Guillermo Blanco, otro de los tres directores y el gran hacedor de esta historia, y me acompañaron a mi asiento. Por su parte, mi compañero Terrizzano fue ovacionado y a Macías le gritaban “Michael Fox, Michael Fox” por su parecido con el actor. Todo se desarrollaba con varios chicos ausentes, nadie sabía qué pasaba con ellos, promediaba la fiesta y no habían aparecido.
Y ahí la gran sorpresa: los que faltaban de golpe entraron al auditorio llevando una gran bandera y cantando por la escuela con fervor de hinchada: “aunque no me des laburo nunca te voy a olvidar”. Fue el momento más emotivo de la noche. Y el cierre fue con el video donde yo aparecí criticando a Búsico y otro alumno decía que el canoso le cortaba el pelo a Carolina, lo que generó la carcajada de todos.

Aro Geraldes y yo en la fiesta.

Pero había más, claro. Apenas concluyó la ceremonia y con el lugar semiiluminado, todos nos dispersamos y empezamos a sacarnos fotos y saludarnos, muchos quizá por última vez. Primero lo hice con Aro Geraldes, de saco y camisa blanca, que me dio un beso y, como no podía faltar, un papelito con los grupos de la Copa Africana que se venía en un mes, un genio. Después me vi y fotografié con mi familia y con varios, me quedé con Marianita que estaba muy contenta y le pedí que buscara al imborrable Luis Beneito, mi genial compañero, diciéndole que era el “nigeriano” (llamado así por mí por su tostado color de piel), ella no entendía. Al fin me junté con el tostado, me abrazó y nos sacamos la foto.

María Eugenia Gorosito y yo en la fiestta.

Luego me buscó la divina María Eugenia Gorosito, otra gran compañera, emocionada hasta las lágrimas; yo no me llevaba bien con ella pero su llanto me conmovió, me olvidé de todo, posamos y me besuqueó. Y todo se cerró encontrándome con Blanco, Búsico, Alejandro Luna (profesor de radio) y hasta el inefable Carlitos "Polillón" Da Silva, el inolvidable portero de TEA, apodado así por mí porque era gordo y por Rubén "Polillita" Da Silva, el futbolista uruguayo de Boca y River. Eran casi las 22.30 cuando me fui con mi papá a la camioneta; llegamos y celebramos con pizza comprada en el comedor.

Así concreté mi sueño de periodista, aquel sueño de mi adolescencia con las carpetas, aquel de mi infannnnnncia y tantos días cuando relataba en el fondo de mi casa natal de Ramón Castro en mi glorioso Carapachay, aquel que a fines del 90 parecía tan irrealizable cuando no encontraba escuela. Esa noche fue única: la última de mi escolaridad, la de mi graduación, la mejor del 93, el broche de una era tan decisiva como imborrable. La noche en que fui periodista para siempre.

SER PERIODISTA, LA CÚSPIDE DE MI VIDA


Aquí con mis padres justo tras haberme recibido en TEA

Parece cuento, pero a esta misma hora, 24 años atrás, yo recibía del gran Guillermo Blanco el diploma que me acreditó como periodista, más allá de ser deportivo, periodista al fin, para toda la vida. Y hoy, casi un cuarto de siglo después, aunque me dé vértigo ese lapso, valoro y me aleghro enormemente de lo que logré.

Lo que TEA, Taller Escuela Agencia, me hizo lograr con su enseñanza, en un tiempo donde no existían las escuelas, que después se pusieron de moda a la par de TEA. En un tiempo en que yo casi dejo de estudiar y paso un año sin nada por no conseguir dónde hacerlo, hasta que aquella propaganda de la famosa revista Sólo Fútbol me dio a conocer a la escuela, situada en Capital. Y entre 1991 y 1993 cursé, y esa bellísima noche del 21 de diciembre en el espectacular auditorio de ATE alcancé la cúspide de mi vida.

Porque no recuerdo otra cosa más importante que me haya pasado en la vida más que el periodismo. Ser algo, ser algo que me gustó desde chico, poder aprenderlo y ejercerlo, Fue un triunfo, una gloria. La gloria de mi vida. La cúspide, casi como una Copa Libertadores. Gracias TEA. Gracias periodismo. Y gracias a Dios, en el que no creía entonces y que me orientó para que así fuera. Otro año más, y que sean más aún. Pero el paso del tiempo no me hará olvidar que ese 21 del 93 fui periodista para siempre.



jueves, 6 de julio de 2017

ENRIQUE ESCANDE, EL ETERNO


Fue y a pesar de haberse ido, es un grande por siempre del periodismo deportivo argentino y mundial. Enrique Escande, excelso cronista y escritor, cumple este 6 de julio cuatro años más en el cielo desde su partida, tan inesperada, ese 2013 a los 62 años.

El nativo de Trenque Lauquen pasó a la historia como un extraordinario narrador de eventos de fútbol, además de colaborar en publicaciones y ser por años redactor destacado en la agencia española EFE. A semejante trayectoria le sumó el escribir libros que fueron obras de arte como el que publicó sobre Manuel "Nolo" Ferreira, legendaria figura de nuestro fútbol en los años 30, delantero de Estudiantes de La Plata y de la Selección subcampeona en el primer Mundial de Uruguay en 1930.

Pero quien más lo recuerda con cariño por haber compartido sus imperdibles clases de periodismo es este cronista, a quien como tantos formó en 1991 en la escuela DeporTEA de Buenos Aires, de la que fue profesor de taller por años.

El barbado, morocho y superfumador hombre de EFE caracterizó ese 1º año A del invierno del 91 por varias cosas. Primero por su fuerte carácter y su gran exigencia; era el que más hincapié hacía y nos retaba seguido por errores. A eso le agregaba un rostro rígido, una potente voz y que nos llamaba por el apellido. Pero explicaba detalladamente, con su coloquial lenguaje, y nos trató muy bien, sobre todo a quien escribe, ayudándolo a su adaptación al curso y al ambiente y a sentirse cómodo. Por eso lamentamos muchísimo su partida, igual que gran parte del mundillo periodístico. Que tanto lo extraña. Pero, como esas grandes figuras de fútbol, con tanta felicidad lo recuerda.

LAS MEJORES APOSTILLAS DE DON ENRIQUE

APELLIDO FACIL. En el primer año Escande insistió fiel a su estilo con eso de escribir bien los apellidos. A tal punto que un día hizo un ejercicio en el pizarrón con apellidos difíciles. En esa época estaba de moda el River de Ramón Díaz. Cuando Escande llamó a Herrera para que pasara, éste preguntó: ‘’¿Qué escribo, RAMON DIAZ?’’


EL VICE DE FERRO. Muchos alumnos de Enrique cometieron ese año errores gruesos de concepto. Uno escribió una noticia sobre Santiago Leyden, el legendario presidente de Ferro Carril Oeste. Parece que quiso relevarlo del cargo, ya que en el copete escribió ‘’Santiago Leyden, el VICEPRESIDENTE de Ferro’’. Cuando leyó eso, Escande (siempre contundente) dejó la hoja y dijo: ‘’Esto califica totalmente la noticia...’’.

Y ESCANDE SE ENOJÓ. Todo esto lo cansó al barbado de EFE, que un día nos espetó: ‘’Les sigo diciendo: no me escriban ´brasilero´, me siguen poniendo brasilero; les escribo en el pizarrón el apellido Derosa, para que lo escriban bien, y algunos me ponen DEPOSA...’’.

En este video revivimos la última entrevista que dio Enrique:


miércoles, 21 de diciembre de 2016

23 AÑOS DE PERIODISMO, MI PROFESIÓN Y PASIÓN


Guillermo Blanco y yo en la fiesta.

Junto al comienzo de cada verano, este 21 de diciembre es otra de mis fechas especiales. Es mi cumpleaños de periodista, son 23 años de aquella gloriosa noche de 1993 cuando me recibií por la escuela TEA en el hermoso auditorio de ATE, fiesta inolvidable que llevo en mi mente y corazón. Gracias a todos quienes lo hicieron posible, mi familia que me ayudó cuando yo no tenía idea dónde buscar estudiar mi profesión favorita, esa gestada en mi infancia y adolescencia. Gracias a los profesionales que me formaron y a toda la gente de TEA que me trató muy bien. Y gracias a Dios, que me dio el talento para mi carrera que hoy ejerzo con orgullo. Son 23 años de mi profesión, en realidad, de mi pasión. Y lo celebro como se debe: justo estoy escribiendo sobre Burkina Faso para una revista de Africa.

martes, 13 de diciembre de 2016

A 25 AÑOS DE MI PRIMER ESTUDIO DE PERIODISMO

Es otro de los aniversarios de mi vida, tal vez chico, tal vez grande. Hoy se cumplen 25 años, un cuarto de siglo, parece mentira, de cuando terminé mi primer año de periodismo en TEA. Aquel 13 del 91, es cierto, no lo terminé bien ya que me llevé dos materias a marzo, por primera vez en mi vida me fui a marzo, lo que terminaría aprobando en 1992 y pasando a segundo, y en el 93 me recibí como saben. Aquí evoco esa época de 1991, cuando pasé de mi amateurismo y afición a mi profesión.

Como era previsible, mi primer año periodístico fue algo complicado. La nueva realidad de la etapa terciaria trajo muchos cambios a los que me costó adaptarme: nuevo estudio, método y nivel de excigencia, nuevo lugar y en Capital, otros compañeros y autoridades. Además no tuve gran aplicación al trabajo, llevándome dos materias, y poca relación con los chicos. Sin duda este 1º A fue el más difícil de los tres años y el reflejo de ese tiempo de transición.

Y el nublado 13 de diciembre terminé el primer capítulo de TEA. Y fue un cierre amargo, acorde a mi año en general: me enteré que había desaprobado en boxeo, lo que me sorprendió, y encima el profesor Daniel Guiñazú no me dijo por qué. Y aparte de boxeo, me llevé básquetbol tras mi pobre prueba en el primer cuatrimestre; por primera vez en mi vida me iba a marzo. Charlé con el inolvidable Enrique Escande, mi docente de taller ese 91, en el aula, intentando descargarme un poco con alguien, y me fui con bronca y desgano a casa. Más allá de todo, fue el cierre de mi comienzo de periodista.






viernes, 14 de octubre de 2016

HASTA SIEMPRE, PROFE DIEGO BONADEO


Dice la famosa canción de Alberto Cortés que “cuando un amigo se va, queda un vacío que no lo puede llenar la llegada de otro amigo”. Más si ese amigo es un gran profesional, un trabajador, un hombre amable, divertido y noble por donde se lo mire. Ese fue, ese es Diego Bonadeo, padre de Gonzalo pero poseedor de su propio nombre e historia, que este viernes falleció a los 77 años. Y que también dejó un vacío en nuestro amado periodismo, no sólo el deportivo.

Su partida, como todo ser querido, toca de cerca a quienes compartimos con él, en el caso de este cronista las imborrables clases de rugby del primer semestre de 1992 en la escuela DeporTEA, en la que fue uno de sus destacados referentes con su sabiduría y profundidad entre otras bondades. Por eso a continuación perpetuamos parte de su obra, la que quienes estuvimos cerca suyo y lo disfrutamos vivimos: la radiografía y algunas anécdotas de un verdadero grande.

RADIOGRAFÍA

Otro genial de TEA y del periodismo deportivo. El padre de Gonzalo puso su sello distinto a las clases de los martes en 1992 con sus locuras y humoradas, haciendo que las mismas no tuvieran desperdicio. Y lo suyo no era sólo humor: nos hablaba de la vida, recalcaba que éramos periodistas antes que periodistas deportivos y mucho más. Se encargaba de cuidar los valores, algo raro en este ambiente, y dedicaba la clase a grandes o a gente que sufría; aparte era muy crítico.

Fue tan diferente que hasta los trabajos eran muy particulares, como escribir durante 10 minutos de lo que él hablaba en clase o la prueba de la materia, mitad de rugby y mitad de conocimientos de deportes. O hacía pasar al frente a alguno para una demostración de una jugada, una risa. Por todo esto y por su permanente sonrisa, el gordo y semicalvo de anteojos fue muy querido por los chicos y los directores (Jorge Búsico lo elogió en la fiesta de fin de curso). Uno de los pocos que logró que el estudio fuera un placer y que no todo fuera periodismo y rugby frío. Y dejó grandes enseñanzas y recuerdos.

LAS LOCURAS DE BONADEO

LINE OUT DE BONADEO. Aquí comienza el minishow de Diego Bonadeo. Estábamos repasando táctica, para lo cual él siempre traía una pelota. En un momento, cuando uno de los alumnos le dijo algo, por respuesta el hombre, al mejor estilo ‘’line out’’, LE TIRÓ LA PELOTA A LA CARA en broma...

GRAN PERIODISTA DE RUGBY. Una típica de Bonadeo era que escribiéramos 10 minutos sobre lo hablado en clase, libremente, lo que nos saliera de la cabeza. Yo había empezado a escribir sin mucha esperanza de que fuera algo coherente; sin embargo, me empezó a salir un comentario de primera. Tanto que Bonadeo miró mi hoja y me pidió que se la entregara. Yo le dije que no había terminado. El gordo insistió: ‘’No importa, DÁMELO ASÍ COMO ESTÁ QUE ESTÁ EXCELENTE...’’.

ODA A BONADEO. Los famosos 10 minutos daban para todo, hasta para la literatura. En efecto, Martín Maladesky (sobrino de Adrián, el recordado cronista de El Gráfico) se creyó Gustavo Bécquer por un rato y LE ESCRIBIÓ UN POEMA A BONADEO. El mismo decía así: ‘’Francisco Ocampo hablaba del empuje coordinado / y hoy muchos están pensando en su café y su tostado / al profesor le gusta el rugby francés / y por supuesto él fuma cigarrillos Parisiennes...’’. Un FENÓMENO. Desde ya las carcajadas de la clase y el mismo Bonadeo, que hasta lo presentó: ‘’DURANTE 5 MINUTOS ESTO VA A SER UN TALLER LITERARIO...’’.

Así lo tenemos y tendremos en la memoria, con ese buen humor incorporado a su ser. Ahora debe andar por alguna nube junto a su colega Enrique Escande, otro glorioso del periodismo y de la cultura, ésa que hoy por hoy está en peligro de extinción. Tribunero.com se solidariza con el genial Gonzalo y su familia en este momento. Hasta siempre, profe Bonadeo.

domingo, 21 de diciembre de 2014

21 AÑOS DE PERIODISTA: EL ANIVERSARIO MÁS IMPORTANTE DE MIS ESTUDIOS


Guillermo Blanco y yo en la fiesta.

Llegó el verano, amados lectores del Señor y de la Virgen. Y con él, les cuento que estoy cumpliendo 21 años como periodista, desde aquella gloriosa noche de 1993 en que el glorioso Guillermo Blanco, uno de los directores de mi amadísima escuela TEA, me dio el diploma que acreditaba el mayor título de mis estudios. A pesar de que estuve 13 años, nada menos, sin trabajar por distintas malas razones que prefiero olvidar, llevo ya 21 años, casi un cuarto de siglo, ejerciendo mi profesión favorita. La que hice entre 1995 y 2000, la que gracias al Señor volví y hago desde 2013. Actualmente estoy en tres revistas digitales: Sporting Africa, de acá, y dos de España, La Paradinha y Falso 9. Pero nunca olvidaré mi origen: aquel 1993 de mi título. Sí, ya 21 años.