Mostrando entradas con la etiqueta alma. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta alma. Mostrar todas las entradas

martes, 22 de diciembre de 2020

A ESTA TIERRA VINIMOS A ERRAR

El jueves pasado conocí a Miriam, una profesional de salud que iba a atender a papá Rafael. Enterada del suceso, ella vino igual a verme y charló conmigo dándome gran contención. Y en esa charla profunda, ella muy creyente, dijo una de esas frases que quedan y se pueden grabar en una pared, adorno, remera o simplemente en el corazón. Dijo la mujer mientras me tomaba las dos manos entre las suyas: "Estamos en esta tierra, y a esta tierra vinimos a errar". Nunca más acertada definición. Porque en este mundo cada día más descarnado, poderoso para mal, competitivo para mal, a ver quién tiene la vacuna primero, estamos presionados a la perfección, a no equivocarnos un centímetro, como si carrera de Fórmula 1. Y resulta que la perfección es para los soñadores. Los que somos realistas sabemos que quizá podemos llegar a un buen nivel, pero nunca a la perfección. Porque ella es de Dios, de arriba, no de acá abajo. Entonces, que no se nos caiga la vergüenza por errar, o por cómo los demás hacen espamento de nuestros errores. Encima el mundo (no mundo) te pega en el medio de tu alma cuando errás, casi te condena, te crucifica. Errar es humano. Muy humano. Si lo recordamos, viviríamos más relajados. Bueno, viviríamos y dejaríamos vivir.

jueves, 22 de octubre de 2020

"UH, HOLA, TANTO TIEMPO"

 

El título no es un simple saludo. Es un saludo repetido. Repetidamente insoportable en ciertos casos, una del frasero mentiroso. Sí, puede ser que en otros casos sea sincero, que vos sientas que extrañás a alguien y se lo demuestres y quedes bien. Pero generalmente, y como esta insociedad hace de la amistad una religión necia, el saludo es absolutamente vacío. Cómo me vas a decir "uh tanto tiempo" si en todo este tiempo ni llamaste, ni pensaste en mí, ni preguntaste por mí o los míos. No, aprovechás la cenita de cumpleaños o el asadito de 3482 personas para mandar el cliché. Ya sé, no puedo cambiar a la gente. Al menos puedo ayudar, como hacemos siempre aquí, a pensar un poquitito con esa mente las cosas que decimos, o que decimos que decimos.

miércoles, 21 de octubre de 2020

LOS CELOS, LETALES CONTRA EL AMOR

 

Algunos dicen que es inseguridad. Otros, que son lógicos por un probable desamor. Otros, que es desconfianza y falta de fortaleza en la pareja. Si se duda del otro puede ser sinónimo de todo eso. Como sea, los celos sentimentales, y también los de todo tipo (familiares, laborales) son letales para una relación. Dividen, deterioran, molestan, embarran algo bueno que está naciendo. Esta cuarentena, cosa que cuesta sostener, ha propiciado cuestiones como ésta. Hasta son infantiles según algunos, por qué dudar del otro si se confía, salvo, claro, que sea algo alevoso, demasiado visible. Los celos son malos, no creamos que son parte de una relación. Son más bien un arma letal contra el amor. Y celar no es cuidar al otro, es ponerlo injustamente en incomodidad.

sábado, 17 de octubre de 2020

EL VALOR DE LO QUE QUEDA

Siempre se dice, cuando uno vive lamentando ausencias, faltas de lo que sea, que hay que ser feliz con lo que se tiene. Es totalmente aplicable a este tiempo de coronavirus, donde todos vivimos insultando al destino, al virus, al aislamiento y hasta a China. Es aplicable. Porque de una vez, tenemos que cambiar nuestro pensar, nuestra mentalidad. Por qué, me pregunto siempre, el ser humano desde su creación protesta por su debe, valora lo que no está. Es comprensible 1000 por ciento, pero no  nos vamos a quedar frente al Muro de los Lamentos. Entonces, yo aprendí, démosle valor a lo que tenemos. Démosle atención a lo que poseemos, porque eso queda, se ve, lo tenemos, es realidad. Si nos quedaron 200 pesos en lugar de 500 (ojo, es un decir) quedémonos con esos 200 y saquémosle provecho. Si no tenenmos una casa, valoremos que al menos alquilamos y estamos bajo techo. Si nos falta algún sentido o parte del cuerpo, Dios no lo permita, vivamos bien con lo que nos queda. Si perdimos uno de varios seres queridos, no dejemos de costado al que está. He sabido de casos de gente enferma terminal que ha vivido lo mejor posible su cierre. Porque a todos nos tocará el cierre. La clave es ver cómo llegamos. Si lo valoramos, con lo que queda ante nuestros ojos. 

martes, 6 de octubre de 2020

¿LLAMAMOS AL OTRO SOLO POR INTERES?

 

Siempre escribí que la palabra "amigo" es muy importante, que amigo no es cualquiera simpático y de buena conducta. En estos tiempos, con mi vida social por suerte intensa, noto algo histórico pero cada vez más marcado: llamar a otro con un interés, una necesidad equis, cualesquiera sea, material, anímica. Si no no llamamos a nadie que no sea familiar o que no la esté pasando mal, si es que recordamos que alguien querido la pasa mal. No. Todo es por interés, así sea saludable. Pocas veces contactamos al otro para hablar "de bueyes perdidos", como se suele decir, como aquel viejo programa de Canal 11. Es decir, de nada especial, hablar por hablar, porque sí. Todo tiene que ser con motivo, si no no sirve. Bueno, así es como funciona el amor en esta insociedad, así es como vemos y sabemos lo que sabemos, que no extraña pero molesta igual. Y no vengan con "uh el tiempo", si vos amás, si vos vivís sin intereses, siempre tenés tiempo para el otro. Que también es un tiempo saludable para vos.

martes, 22 de septiembre de 2020

HAY OTRAS PANDEMIAS, Y NO DE SALUD

Sí, ya sabemos de la pandemia de este innnombrable. Ya lo explicamos, historiamos, contamos curiosidades, nos falta ser infectólogos nada más. Pero ojo, porque hay otras pandemias en este momento y nadie les presta atención, o sí y no les hacen caso como ésta. ¿Cuáles? No son estas nuevas que dicen vienen de China. Son las de la insociedad en la que vivimos. La mala educación en todo sentido, no sólo de la casa o la escuela. La falta de amor verdadero, lo vemos en tanto divorcio, en estas parejas malavenidas, en esta gentuza que las forma. Esos amiguitos que se borran, que son re simpáticos y luego se mandan a mudar, y lo peor sin razón. La confrontación permanente, ya la grieta dejó de ser política, ahora es rubias o morochas, pop o rock, crudo o cocido, todo. Y mil miserias sociales más, que siempre señalamos y no nos cansaremos de hacerlo. Que la economía o el cepo p ueden serlo, también. Pero con nuestro mal vivir, y quedó expuesto esta cuarentena, estamos esparciendo virus por todos lados. Esos virus que tienen vacuna, no la de Oxford, la de nuestra propia alma, pero no la aplicamos. Por eso, estas otras pandemias también existen. Y vaya si son contagiosas.

martes, 15 de septiembre de 2020

¿SOMOS UNA MAQUINA?

Allá por los años 90, creo un verano, escuchaba una propaganda de aceite, ni recuerdo la marca, que decía "aunque parezca mentira, el hombre es la máquina más perfecta del universo". ME quedó en el incosnciente cerebral de tal forma, que me lo pregunto y lo pregunto hoy. ¿Somos los seres humanos una máquina? Seguro que hay dos respuestas, sí y no, tal vez haya un "no sabe no contesta". Bueno, todo es según cómom se lo vea, como siempre. Por nuestro intrincado organismo, por nuestra capacidad de absorción de información de lo que sea, yo sostengo que sí, no un sí categórico, no soy científico, pero esa es mi postura. Otros dirán que no, somos humanos, no robots, entonces no podemos ser así considerados. Una tercera corriente dirá que mitad y mitad, somos máquinas por lo que yo sostengo pero con alma, con sentimientos. También está el pensar, bajo emoción, que uno es una máquina cuando se exige más de lo que debería. Creo que tenemos mucho de maquinaria, tantas piecitas y piezas (aunque no se llamen piezas), que hacemos funcionar bastante a fondo, a tono con el ritmo de vida de este siglo XXI. Para pensar, debatir y charlar. No para volverse locos, que quizá no seamos máquinas.

viernes, 7 de agosto de 2020

NOSOTROS, ALLÁ LEJOS Y HACE TIEMPO...

Uno no tiene intención de vivir de recuerdos, aparte es imposible, lo que nos pasa es en presente por más que queramos viajar en el tiempo. Pero es interesante a veces mirar para atrás y repasar lo que hicimos. Porque surgen cosas buenas, obvio las malas a la basura. Una de esas buenas es jugar con pensamientos como el del título. Qué pasa si nos fijamos en cómo fue nuestra infancia, adolescencia, sobre todo los que somos de los 70 u 80. Qué lejos quedaron esas cosas hermosas de la vida. Algunas son presentes, como amistades, otras perduran en el alma aunque lejanas. Sucede que todo pasa tan rápido, y encima el presente de hoy no es el de 30 años atrás, que nos olvidamos de nuestros orígenes, nuestro origen, nuestro comienzo, más allá de haber sido bebés. No hay que entristecerse, pero (como me enseñaron en periodismo) la vida y el mundo no empezaron ayer. Está bueno, repito no para nostalgia, recordar cómo y qué fuimos. Allá lejos y hace tiempo, es igual.

lunes, 6 de abril de 2020

CUARENTENA: LO QUE CUENTA ES LAS ALMAS

Esta cuarentena por coronavirus, ya escribí, ha cambiado nuestras vidas como nunca antes. Entre esos cambios a los que nos cuesta acostumbrarnos está el lógico extrañar los encuentros sociales, sea reuniones, cumpleaños, tiempo de pareja, de familia, de amigos. Casi se siente más que peores consecuencias como lo económico o lo sanitario, y está bien, el ser humano está creado para estar en sociedad y al aire libre, no somos peces. Por eso tanta gente lo expresa hasta con angustia. Pero hay algo que deben saber y que los aliviará: las almas son más importantes que los cuerpos. Más allá de fe ni nada religioso, que no a todos cae bien, lo que tenemos que estrechar, abrazar son los espíritus. El amor, las relaciones, la fraternidad, la convivencia, la tolerancia, el respeto, el pensar en el otro, la contención. Como alguna vez puse en el Día de los Enamorados, lo que cuenta son los corazones. Para hacerlo más amplio, lo que ellos contienen, el alma de cada uno. Eso queda. Después, si el cuerpo tiene grasa, lunares, golpes, dolores, colesterol, es importante pero secundario. El amor es más fuerte, dice la canción. El alma también. Hoy y ahora más que nunca.

jueves, 16 de enero de 2020

CÓMO TRANQUILIZA EL REGGAE



Tema Thrre Little Birds de Bob Marley

Una de las expresiones más indisolubles de un verano es la música. Y dentro de ella, el reggae es un típico justo para esta época. Es que el cadencioso género surgido en Jamaica en los años 70, con Bob Marley de gran referente aunque no único, es justo, exacto para quien quiera desenchufarse de esta parafernalia loca que es la vida cotidiana, especialmente en nuestra revoltosa Argentina. Esa tranquilidad que da la música, su fina y suave percusión, sus instrumentos, su ritmo alegre y movido pero a la vez relajdante lo convierten en ideal, adecuado para bajar las revoluciones, las físicas y las espirituales, que tan arriba tenemos. Uno va por estas veredas rotísimas, por la gente que te lleva por delante viniendo de frente, viaja en medios ruidosos por calles agitadas de sonidos, no siempre amigables, y si canta o tararea un reggae se calma. Casi un arrorró moderno. Calma para un buen verano, aunque no vayamos de veraneo. Si lo hacemos, el reggae está ahí para acompañarnos dulcemente. Y si no, también.

miércoles, 1 de enero de 2020

LA VIDA SIGUE: !FELIZ 2020!

Buenas gente, tengan todos ustedes un muy feliz comienzo de 2020. Como escribiera ayer 31 de 2019, se va una década y arrranca una nueva. Un real símbolo de que, como se dice habitualmente, la vida sigue. Esa frase para especialmente los que la vida golpea duro. Para ellos y para los que andan bien, felicidades, a proponerse ser alegres y que nada ni nadie los saque de eje, sobre todo lo que pasa en el país. Adelante, a escribir el libro de 2020.

martes, 24 de diciembre de 2019

TEA Y RAMÓN CASTRO, JUNTOS 26 AÑOS DESPUÉS

Este sábado 21, justo en el aniversario mío de periodista, Dios me regaló otra de sus infinitas bendiciones de este 2019. Estuve cantando, una vez más este mes, en este caso en la radio digital Trilce, en el barrio porteño de Almagro. Fue un viaje largo pero una lindísima experiencia, con nota y todo. Al terminar, volví con Martín, un nuevo fanático de mi música, y además carapachense, que me conoció por mi famosa canción de mi barrio amado. Resulta que el colectivo de la legendaria línea 19 nos dejó justamente en Carapachay. Eran las 10 de la preciosa noche veraniega cuando caminamos unas cuadras y llegamos al centro de la localidad, la avenida Independencia. Y allí ocurrió el mejor momento de la sabatina jornada.

Martín me preguntó si quería pasar por mi adorada, eterna casa natal, la de Ramón Castro, para quienes no saben justo a una cuadra del nacimiento de Independencia. Medio indeciso, le dije que sí, inseguro entre la alegría de la casa y la melancolía de ya no vivir allí. Pero me acordé de que aquel 21 de diciembre del 93 regresé a esa casa, bien mía entonces, de la fiesta de TEA. Y mi sí fue el acierto más grande de la noche. Acompañado por el simpático joven, me paré en las rejas sobre la actual vereda negra, me apoyé contra ellas y Martín me sacó una foto con la guitarra que traía de la radio. Sí, como 26 años atrás, a las 10 y algo de la noche volví a Ramón Castro. Aunque en la realidad no sea lo mismo, en el corazón sí. Y eso vale más.