jueves, 21 de diciembre de 2017

SER PERIODISTA, LA CÚSPIDE DE MI VIDA


Aquí con mis padres justo tras haberme recibido en TEA

Parece cuento, pero a esta misma hora, 24 años atrás, yo recibía del gran Guillermo Blanco el diploma que me acreditó como periodista, más allá de ser deportivo, periodista al fin, para toda la vida. Y hoy, casi un cuarto de siglo después, aunque me dé vértigo ese lapso, valoro y me aleghro enormemente de lo que logré.

Lo que TEA, Taller Escuela Agencia, me hizo lograr con su enseñanza, en un tiempo donde no existían las escuelas, que después se pusieron de moda a la par de TEA. En un tiempo en que yo casi dejo de estudiar y paso un año sin nada por no conseguir dónde hacerlo, hasta que aquella propaganda de la famosa revista Sólo Fútbol me dio a conocer a la escuela, situada en Capital. Y entre 1991 y 1993 cursé, y esa bellísima noche del 21 de diciembre en el espectacular auditorio de ATE alcancé la cúspide de mi vida.

Porque no recuerdo otra cosa más importante que me haya pasado en la vida más que el periodismo. Ser algo, ser algo que me gustó desde chico, poder aprenderlo y ejercerlo, Fue un triunfo, una gloria. La gloria de mi vida. La cúspide, casi como una Copa Libertadores. Gracias TEA. Gracias periodismo. Y gracias a Dios, en el que no creía entonces y que me orientó para que así fuera. Otro año más, y que sean más aún. Pero el paso del tiempo no me hará olvidar que ese 21 del 93 fui periodista para siempre.



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