Hoy se celebra, como cada 3 de diciembre desde 1992, el Día Mundial de las Personas con Discapacidad. Y como tengo esa condición, puedo opinar cómo está el asunto en la Argentina, que como en otras áreas es muy tibio, poco desarrollado.
Como en tantas otras cosas, somos un país que por más buena voluntad que posea, estamos en pañales con el tema. No desconozco que se ha avanzado un montón, cuando antes ni se hablaba. Que las rampas, las leyes, los derechos existen, sí. Pero como sociedad, estamos atrasados. Todavía las personas con discapacidad son un sector y no están del todo integradas al resto. Todavía la gente no tiene conciencia de qué es ser persona con discapacidad. Por eso se sigue estacionando donde no se debe, se sigue poniendo cosas enlas paredes, se sigue llevando por delante. Lo que es peor, digo porque lo sufro, se sigue mirando de forma distinta a gente como yo. Aún no hay conciencia de que todos tenemos discapacidad, de que todos somos iguales, de que lo que me falta a mí lo tenés vos, pero viceversa, yo tengo lo que vos no. En suma, Argentina está discapacitado. Y como a los discapacitados, debe aprender y practicar. Mis abrazos de lo más fuertes y mis oraciones para quienes padecen, que le den para adelante, que total, cuando seamos llamados al próximo mundo, no va a hacernos falta una pierna, los ojos, el habla, el brazo. Sólo nos hace falta el alma.
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