Cada vez que me sucede a mí o a cualquiera una de estas vergüenzas, me surge enseguida el por qué de cómo está la Argentina. Por supuesto que si el país está más devastado que antes, la razón principal es el pésimo manejo económico y social. Pero, pero, no es la única. Tal vez sea más grave, yo creo por lo menos, la insociedad en la que pisamos. La falta de compañerismo, de pensar en el prójimo, del yo antes que el otro (el otro parece no existir), las locuras de conducta familiares, amicales, sentimentales. Las avivadas, la especulación, la hipocresía, la falta de compromiso, la mentira como bandera, la indiferencia. Y mil más, algunas de las que por supuesto yo también poseo. Cada día me convenzo más: si mejoramos todo esto, toda esta porquería que encima se acepta como correcta, seremos potencia mundial. Sí, más que Estados Unidos o Rusia. Porque materia prima y potencial humano tenemos, pero como tantas riquezas argentinas, las dejamos de lado o las pisoteamos.
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