Cualquiera de nosotros, de ustedes, gusta de comer bien. Enseguida nos tentamos con todo tipo de manjares. Pero en esta época, donde el calor fuerte es el dominante climático, hay que aguantarse un poco el apetito por las delicias, especialmente los panificados y harinas. Tal como dice la publicidad que aparece cada verano, hay que consumir preferentemente frutas y verduras, y tomar mucha agua, no líquido, jugos, menos alcohol, sino agua. De última, sin tener que hacer dieta de sufrimiento, sí comer sanamente. Las calorías, perdón la redundancia, se juntan con el calor existente, y no sólo nos hacen transpirar y perder agua, sino que nos caen mal, pesadamente. Evitar la locura comestible y hacerle caso a la naturaleza del cuerpo es bien veraniego. Sí, la docena de medialunas playeras mata. El hambre, pero también puede la salud. Mejor un licuado. Y vivir agradable. Aunque sea con 35 de calorazo.
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