Yo no sé de qué me quejo, hay cosas mucho, mucho más graves. Gravísimas. Hoy me entero, por si hace falta saber de la insociedad nuestra de cada día, que en un jardín de infantes de Tucumán una maestra se burló de un nene de 4 años en la clase. Resulta que esta semana Atlético Tucumán se clasificó para las semifinales de la Copa de la Superliga de fútbol. Y la docente es hincha de Atlético, mientras el chiquito al parecer es de San Martín, el acérrimo rival, que hace poco se fue a la b como conté. La tipa pidió un aplauso para Atlético y los alumnos le hicieron caso, pobrecitos sin saber de su locura. Y luego se dirigió al nene pidiéndole que hiciera lo mismo. Encima, tuvo la desfachatez de GRABAR la escena y SUBIRLA a las redes sociales. Gracias a Dios y a la Virgen, protectora de los pequeños, fue separada de su trabajo.
Ahora, hasta dónde nos baña la porquería humana que a nuestros niños los ensuciamos con esta grieta de mierda (perdón pero es la palabra), encima con este fútbol de locos. Hasta dónde somos la miseria que somos, y no nos arrepentimos, al contrario, cada vez más. Como esa chica que no me quiso ayudar el otro día. Después echémosle la culpa a la economía, o, como se hace siempre, a la estúpida frase "y, Dios es injusto con nosotros". Más justo que Dios, protector de aquellos que quieren (queremos) vivir en un mundo, en un país, no en un tacho de desperdicios.
Vean el vergonzoso video:
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