martes, 8 de septiembre de 2020

DOCE MIL CONTAGIOS: ARGENTINA, UNA FIESTA NADA FELIZ

Con bronca, peor, con dolor ajeno, hemos visto cómo la insociedad en la que vivimos pisoteó todo protocolo este último fin de semana en los cafés al aire libre. Y cómo desde estos días los casos positivos de coronavirus en el país sobrepasaron fácilmente los 12.000. Qué más agregar a tanto que hemos protestado, que nadie respeta, que la insociedad, que el pensar en el otro, que los pobres de la salud, que el Gobierno buscando soluciones, que la vacuna sí o no, que la curva, que el pico. Hay una sola realidad: Argentina es una fiesta, pero no una alegre, sana, feliz. Es una fiesta nefasta, como ésa de los 90, para unos pocos, bueno, ahora para muchos. Muchos tarados que nada cuidan y por los cuales pagamos justos por pecadores. He ido a Munro y Olivos, he pasado por mi Carapachay, viajo en colectivo. La ciudad es como si nada, llena de autos y gente. Y, en muchos casos, de gente representante del maldito "qué me importa". O como estos basuras de la quema de barbijos. Sí viejo, no nos arreglamos más. Porque nuestra idiotasincrasia así nos lo manda. Sigan así, lástima por las vidas perdidas. Y porque los buenos queremos vivir bien.

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