martes, 25 de agosto de 2020

BURBUJA, LA NUEVA DEL COVID

Desde marzo con la pandemia de coronavirus, los argentinos nos hemos acostumbrado a una nueva terminología, entonces rara pero con tanta repetición ya clásica. Primero conocimos el coronavirus, que veíamos de lejos con indiferencia. Cuando tocó acá, empezamos con la cuarentena, primero la optativa (¿se acuerdan la optativa?, una semanita), luego la que pasamos hoy, la obligatoria. Entonces se nos recomendó el distanciamiento social y el barbijo. Luego se habló del sexting o sexo virtual. Después, la curva de contagio y el famoso pico de la pandemia que recién ahora nos pega. Empezamos con el AMBA, abreviatura jamás usada para el aglomerado Buenos Aires Provincia y Ciudad. Con los meses hablamos de flexibilización o desconfinamiento. Ahora el virus se llama Covid en lugar de coronavirus. Y ahora, al diccionario pandémico agregamos burbuja. Que no es la de un champagne o de gaseosa, es la sanitaria, es decir, un espacio con acceso restringido para evitar contagios. Clubes deportivos, como el fútbol, ahora se hospedan en burbujas. Muy pintoresco. Ahora, la irresponsabilidad de la insociedad, la desobediencia, las dudas de los gobiernos, la impaciencia pública, eso no varió nunca. Igual que el bombardeo mediático, peor que el de una guerra, que a veces nos destruye como aquélla. Claro, la burbuja suena más lindo. Pero los demás términos siguen siendo pandemia.

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