Hoy se juega otro Boca-River de verano en Mar del Plata. Y hoy, justamente, hace 30 años, en la Feliz los colosos del fútbol argentino dieron un espectáculo
imborrable, soñado. Como un verano antes River y Polonia lo habían dibujado en el José María Minella, la calurosa noche del 28 de enero de 1987 quedó para
siempre en la mente de cualquier futbolero. Especialmente, los del xeneize.
Era el partido decisivo de la Copa de Oro, por entonces realmente un torneo, que ese 87 contó con los dos gigantes, Independiente con Bochini y compañía
y el Colonia de Alemania con figuras como Schumacher, Haessler o Allofs. Ambos habían vencido al rojo 3-2, Boca al Colonia y River no pudo con los alemanes,
por lo que el conjunto boquense, dirigido por César Luis Menotti, llegaba con un punto de ventaja sobre el de Héctor Veira, con lo que el empate le alcanzaba
para quedarse con la Copa.
Y Boca pareció ratificar la conquista desde el primer tiempo, cuando a los 23 minutos Carlos Tapia mandó un centro de tiro libre y Jorge Rinaldi cabeceó
impecable para el primer gol. Pero el poderoso, lujoso River del Bambino, que venía de aquel 5-4 con Polonia del 86, lo remontó en un periquete. Patricio
Hernández a los 45 de esa primera etapa de penal, el inolvidable Juan Gilberto Funes a los 62 de cabeza y Antonio Alzamendi dos minutos más tarde ponían
un 3-1 muy lejano de revertir para cualquiera.
Menos para Boca, que con su típica garra de esos tiempos que todo lo podía, se puso a tiro del objetivo a los 67 minutos, sólo tres después. Otro tiro libre
de Tapia, Jorge Higuaín de cabeza estremeció el travesaño y Jorge Comas apareció para empujar la pelota al descuento. Ingresó el hábil Gustavo “Tuta” Torres
en Boca para buscar el empate, mientras el chico Claudio Caniggia y Pablo Erbín hacían lo propio en River. El reloj corría hacia el final con el 3-2 de
los millonarios.
Pero pasó lo inesperado. A los 90 minutos, Milton Melgar fue a buscar sobre la derecha y como rodeado de rivales no pudo sacar el centro cedió atrás a Torres,
que enganchó para su zurda y le pegó desde el borde del área. La pelota en comba dio en el palo y Enrique Hrabina, el símbolo de la fuerza xeneize, llegó
para cabecear y marcó el 3-3 que hizo estallar a medio estadio Mundialista. Los de Veira protestaron al árbitro Ricardo Calabria una supuesta posición
adelantada de Comas en la jugada, pero el gol fue nomás.
Y nomás Boca empató de 1-3 a 3-3, con menos plantel y fútbol que su primo, y alzó la Copa de Oro que ya lo había visto ganador varias ocasiones en esa década.
El Flaco Menotti, recién llegado al banco boquense, se dio el gusto de comenzar con un empate y un título su campaña. Pero no cualquier empate y cualquier
título, fue uno contra aquel gran River.
Reviva en este video semejante superclasicazo:
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