La espectacular casa de mi tía paterna, en el elegante Barrio Golf, fue un hermoso recuerdo de este verano. Un caminito de baldosas sobre el pasto precedía al garage, la casa y el otro garage ubicado más abajo, en un lugar paradisíaco, lleno de arboleda y pasto bien cortado. Allí almorzamos y cenamos y, sobre todo, yo jugaba como siempre, en este caso ‘’manejaba’’ el Fiat 600 del garage de abajo, o andaba con un juego electrónico una noche con Mariana y Gabriela, las hijas de Chiche. Una gran casa para un gran momento.
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