Hace unos años, Carolina Píparo fue noticia al sufrir un violento asalto tras alir de un banco, donde fue herida de bala y perdió a su bebé que iba a nacer. El asunto despertó polémica por la seguridad en las entidades bancarias, se adoptaron mil medidas para aventar riesgos. Pero ella y su marido Juan debieron atravesar un gran dolor. Sin embargo, Dios los premió dándoles dos nuevos hijos. Y hoy, al ver la TV de pasada al mediodía mientras almorzaba, vi con alegría que Carolina fue inbitada al programa de Mirtha Legrand, que se emite a esa hora como hace cuatro décadas.
Realmente, un excepcional gesto de la conductora y su producción de invitarla, más allá de que ella ha estado involucrándose en proyectos de seguridad, visitando la Legislatura y otras cosas. En este ambiente donde la espiritualidad está en peligro de extinción, gestos como éste enaltecen a las personas y dejan ver que la TV aún tiene algo de contenido y de valor humano. Grande Mirtha, no sólo por su apodo. Por Carolina, mucho más.
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