Por si no recuerdan, soy persona con discapacidad visual. Y sufro cada vez que tengo que salir y caminar las calles de Buenos Aires con muchos obstáculos. Uno son las mil y una roturas, desniveles, escalones, mezcla de todo esto y más que conforman veredas harto diffíciles. Y encima, los autos sobre las mismas son un lamentable clásico de la sociedad argentina. Para colmo, sus dueños y/o usuarios intentan justificar lo injustificable. Que la seguridad, que la falta de espacio, que así entro rápido a casa, sin pensar en que hay alguien, algunos, más necesitados que ellos, que son, somos, las personas con discapacidad, ni te digo las motrices. Imaginen a alguien en silla de ruedas intentando mil maniobras para esquivar los bellísimos coches sobre la acera. Primero que la vereda no es el lugar de estacionamiento, salvo algún caso aislado. Y segundo, que entre los justificativos y que, también, varios no les importa y se pasan de vivos, es un tremendo problema y un caos más de esta sociedad. A ver si reflexionan un poco y cambian esta ridiculez que a los demás les hace mal. Eso, al otro le hace mal, entiéndanlo.
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