Como tantos de ustedes, cada día experimento el caos de servicios públicos en este país. Dos de ellos son los famosos números 114, de reparaciones telefónicas, y el 138 de PAMI Escucha, de la prestadora social de jubilados. Y según mi experiencia, y la de varios que conozco, puedo afirmar que ambos números no sirven para un reverendo pepino.
Estuve sin teléfono de línea dos semanas, con necesidades importantes, y mis vecinos se cansaron de marcar el 114 para pedir reparación,por supuesto sin respuesta más que un mísero contestador, además con la pérdida de tiempo y energías que eso lleva. Debí ir a Defensa del Consumidor para intimarlos, y al fin vinieron por medio del Señor Jesús gente de Telecom y lo solucionó. Dos semanas después, pero al menos lo tengo.
Y qué decir (o insultar) del de PAMI, que debería ser rebautizado como "PAMI No Escucha", o como PAMI NO escucha ni Atiende. Tras que la obra social funciona bastante revuelta, ustedes saben, el 138 es una máquina de promociones de esto, aquello, lo otro, menos de atender un reclamo, en este caso por papá Rafael. Un desastre, un caos, una imagen, dos, del "cambalache" que es la Argentina. Por algo estamos como estamos.
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