Por supuesto que nos quejamos del intenso frío que hace por estos días, más si viene con lluviecita de regalo como los últimos. Pero este fin de julio y el comienzo de agosto trae para los argentinos una buena al menos: los días cada vez más largos, o mejor dicho, con mayor cantidad de horas de luz solar. De a poco, por maravilla creacional de Dios, la noche se hace más y más corta y el día llega más rápido. Amanece más temprano, y aunque aún algunos salen casi de noche, la mayoría lo hace con los primeros rayos de sol. Eso, aunque parezca verso, ayuda psicológicamente, no es lo mismo bancarse el friazo con noche cerrada que con algo de sol. Y eso que cuando Febo asoma hace más frío, fenómeno que intentaré investigar con mi equipo de climatólogos. Pero cuando se hace la luz, como el Señor proclamó aquel glorioso día, todo es más llevadero. Sí, seguimos tomando frío. Pero más iluminados. Vaya si lo necesitamos.
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