Este tiempo de diciembre está plagado de reuniones, desde el más simple cumpleaños hasta el evento más grandilocuente. Y a veces me ha tocado estar en una fiesta y escuchar hablar a la gente de cosas que no son de una fiesta. Es cierto que todos andamos con líos a cuestas, arrastrándolos a veces por la vida, pero es feo y hasta insalubre sacar problemas en un momento tan lindo, de rélax, de jolgorio, de distensión. Más bien pasa lo contrario, uno se contamina y se cuelga más de los problemas que dejarlos de costado por la alegría de una fiesta. Bueno, como se suele decir, relajemos y pasémosla bien expresando cosas buenas, que las hay y muchas, sólo hay que saber buscarlas. Si llevamos problemas para comer, el agasajo no cae bien a nadie, ni al dueño de casa ni a los comensales. En cambio, la buena onda le cae perfecto a todos, estén como estén. Pensémoslo sobre todo para estas fiestas que se vienen. Navidad es alegría.
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