Cuando Dios bendice, bendice. Justo en este Día del Amigo de pandemia, aparte de recibir mensajes y llamados de quienes me quieren bien, tuve un regalo de aquéllos. Obra de Dios como todas, volví este 20 a trabajar en radio, especialidad en la que arranqué mi carrera periodística en 1995 y que realicé por años, a pesar de intervalos largos. Justamente, mi última experiencia había sido la digital Radio Arinfo entre 2013 y 2014, que me permitió regresar a mi profesión tras 13 años de bronca, pero que una vez más, como las anteriores, terminó en escándalo.
Por gracia del cielo, en 2016 conocí a Marcelinhho de Tribunero.com, trabajé y trabajo en su prestigioso sitio y así hace dos años él me tiró la chance de entrar a su programa, llamado Tribunero Radio donde despliega lo que hace en la revista. Yo no me sentía en condiciones de otra tarea más, sobre todo por temas personales y familiares que me impedían estar en forma. Pero empecé a pensarlo más, incluso con el aliciente de volver a esos tiempos y también, de sacarme la espina de Arinfo. Si bien ya había intervenido informalmente, como oyente al aire, el fin de semana acepté al fin y hace unas horas he concretado mi regreso, en la también digital RBD Radio, con un espacio de cinco minutos donde hablé de algo que escribií para el sitio, como es el formato del programa, en este caso una editorial sobre la derrota del Barcelona en la liga de España y el exitismo a su alrededor. Guiado fenomenal por el simpático y verborrágico Marcelo, di el primer paso de un nuevo comienzo, que ahora espero prolongar en cada lunes. Como en mis 15 con Hot Dog y FM Río, como desde 1995 con Instituto, San Isidro Labrador, Splendid o Nacional, espero salir al inigualable éter de la radio. Y ser feliz con mi gran primer amor.
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