La mejor salida que hice con mi Colegio
San Antonio, esa lluviosa tarde del 85. No sólo por lo trascendente, sino por
la increíble belleza de un lujoso salón con espectaculares detalles
arquitectónicos como esas ventanas vidriadas formando círculo en el techo o los
modernos escritorios donde me senté. A la vuelta,
mientras miraba la llovizna por las ventanillas del micro, hacíamos lío con
bromas o golpeando los asientos al cantar, por lo que la maestra nos tuvo que
retar: ‘’No golpeen más que las manos’’, dijo. Mi compañero Roberto Y Ziolo y
un par más cantaron “Para el pueblo lo que es del pueblo” en esa divertida
vuelta.
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