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viernes, 27 de noviembre de 2020

HISTORIAS DE INFANCIA: ATLAS GEOGRAFICO UNIVERSAL COLOR

 

El inmenso libro que en el invierno del 85 se constituyó en un gran recuerdo desde que lo compré en una promoción que impulsaba el San Antonio. Me lo leí entero ese año y me deleité con el riquísimo contenido: el índice, la descripción detallada de cada país, cuadros informativos, banderas, mapas e increíbles fotos, aparte de apéndices como la Argentina, la estadística económica mundial y astronomía. Pero lo que me llamaba la atención eran las capitales de cada país y las naciones nuevas como Vanuatu. Y fue muy útil para el colegio, sobre todo en el trabajo grupal sobre Francia. El AGUC (como lo bauticé) fue un sinónimo de aquel dorado 85.

viernes, 6 de noviembre de 2020

HISTORIAS DE INFANCIA: EXCURSION AL CONGRESO

 

La mejor salida que hice con mi Colegio San Antonio, esa lluviosa tarde del 85. No sólo por lo trascendente, sino por la increíble belleza de un lujoso salón con espectaculares detalles arquitectónicos como esas ventanas vidriadas formando círculo en el techo o los modernos escritorios donde me senté. A la vuelta, mientras miraba la llovizna por las ventanillas del micro, hacíamos lío con bromas o golpeando los asientos al cantar, por lo que la maestra nos tuvo que retar: ‘’No golpeen más que las manos’’, dijo. Mi compañero Roberto Y Ziolo y un par más cantaron “Para el pueblo lo que es del pueblo” en esa divertida vuelta.

 

viernes, 11 de septiembre de 2020

HISTORIAS DE INFANCIA: MIS MAESTRAS

Hoy es otro Día del Maestro, el que vivo con mucha intensidad año a año. Porque decir maestro, maestra en mi vida, me conduce indefectiblemente a la infancia. Y se impone que en esta bella sección de Así Es La Vida ellas tengan su lugarcito, después de todo lo que se brindaron por mí y mis compañeros.

Entonces recuerdo primeramente a Analía y Susana del jardín Mafalda de mi Carapachay, especialmente la primera con quien me hablaba más. Y luego cada una de las que marcaron mi tiempo dorado del Colegio San Antonio. Diana de primer grado, a quien volvía loca con mi conducta pero que me hizo dar los primeros pasitos en todo. La morocha de voz potente Graciela, en segundo, muy parecida a Diana. El dúo de tercero, la rubia y dulce Matilde que dejó su lugar a la buenísima Adriana. En cuarto apareció Maruca, con sus gritos no muy correctos y por otro lado, su cariño con nosotros, además de inculcarnos fuertemente la fe. La española Rocío, un personaje de quinto. Y para sexto y séptimo, a Maruca se unió la más divertida:Patricia, con su vozarrón, su permanente humor cargado de ironías y, claro, sus retos, pero con su juvenil forma de ser cercana a nosotros. Y las de otras materias aparte: Mabel de Gimnasia y su hándbol, la inefable Hilda de Música y la flauta dulce que yo no quería, las técnicas de Dibujo de la cordial Silvia, alguna suplente como aquella Lucía que una tarde nos dijo "hasta siempre tercer grado". Y también Liliana y su fuerte carácter, aunque sólo estaba de observadora pero bien que sancionaba. Entre la educación temática, la humana y el amor, todas se ganaron un sitio en mi alma.

viernes, 20 de diciembre de 2019

HISTORIAS DE INFANCIA: CUANDO LA VIRGEN LIMPIÓ EL CIELO

Decir Navidad es decir niñez. Es decir Jesús niño y Dios. Y es, sobre todo, aunque Ella sea tan humilde, María, su Madre, nuestra Madre, la Virgen. Ella también fue protagonista de mi vida de infante, y eso que a pesar de concurrir al Colegio San Antonio yo estaba en otra con la fe. Pero era imposible, lo es, resistirse a sus obras de amor.

Una tarde en el "cole" de mi Carapachay, el tiempo estaba horripilante, lloviznaba y el cielo de repente se puso negro, cosa que asustó a todos. Entonces la señorita Rocío, la inolvidable española, nos hizo rezar un Ave María. Y la Virgencita nos escuchó, porque enseguida nomás el cielo se abrió y se fueron las nubes negras. Grande la Madre...

sábado, 9 de noviembre de 2019

PIZZA A LA PARRILLA, DELICIA MUNDIAL


Anoche estuve con mucha alegría en una nueva reunión de mis compañeros de la primaria del glorioso eternamente Colegio San Antonio de mi Carapachay. Uno de los chicos, el emblemático tucumano Germán Ruiz, cocinó con ayuda de otros unas espectaculares pizzas hechas en la parrilla, especialidad de mi amigo de entonces, que ya había hecho años atrás en su antigua casa, siempre en Carapa. La pasamos bárbaro, comimos (comí) un montón, postre, baile, cumbia, chicas, genial.



Pero lo que quiero resaltar es la delicia inenarrable que es la pizza a la parrilla, encima con lo que ustedes conocen mi fanatismo por el plato italiano. La tradicional al horno es muy rica, pero queda lejos en comparación con ésta, que recuerdo cuando la conocí por mi familia en la primavera de 1990 y no pude parar. Es que la parrilla, tan argentina con el asado y demás, le da un gusto exquisito, imposible de explicar con palabras, casi parece un tostado bien hecho y no una masa de esas gordotas que es desabrida en casos. Pero además, el fuego (tengo entendido) le quita las grasas y el aceite que haya absorbido en su elaboración en la cocina. Crocante pero no dura, riquísima, aparte justamente por la parrilla cae mucho mejor que la horneada. Si es por mí como cualqier pizza, no hay problema, soy fácil de conformar. Pero si me das a elegir, dame pizza a la parrilla y yo te convido, lector amado, con mucho gusto. Porque a la parrilla, la pizza es mucho gusto.


viernes, 16 de agosto de 2019

HISTORIAS DE INFANCIA: VAGO CON HORACIO QUIROGA

Una historia de las tantas gloriosas del Colegio San Antonio, ocurrió varias tardes soleadas del 83, de mi quinto B, de mis 10 añitos. Y, perdón por la modestia, pero ésta es la mejor explicación de por qué yo era tan inteligente. Debido a mi conducta, cada dos por tres ligaba copia de castigo de la inolvidable señorita Rocío. Y hacer una copia era tedioso, aburrido, engorroso y deprimente. Entonces inventé un práctico método: se me ocurrió copiar siempre un fragmento de la novela ‘’Anaconda’’, de Horacio Quiroga, una de las 20 del glorioso Manual del Alumno Bonaerense que trabajábamos. Pero no la elegía porque me gustara o porque la señorita me la había mandado, sino porque esa lectura ERA LA MAS CORTA DE TODO EL LIBRO: DURABA 11 RENGLONES. Menos mal que Rocío nunca se dio cuenta...

sábado, 8 de junio de 2019

HISTORIAS DE INFANCIA: 40 AÑOS DEL COMIENZO EN EL SAN ANTONIO

A mediados de 1979, se produjo el hecho más importante del año y que marcaría gloriosamente el resto de mi infancia: mi llegada al Colegio San Antonio, que mi mamá conocía por su vicedirectora Flor, a quien veía siempre en la peluquería y que le aconsejó que me llevara luego de la para ella mala experiencia del Model School de Florida. Esa nublada tarde me vi de pronto frente a la fachada del colegio sin entender mucho, llevado por mis padres. Y en el aula, vestido con equipo de gimnasia y zapatillas Adidas, sentado junto a mis compañeros (que estaban en guardapolvo) y a mi maestra Diana en la puesta en común, arranqué una época que sería leyenda. Este primer capítulo fue difícil, mi mala conducta y poca aplicación hacían que Diana me retara seguido. Sea como fuere, fue el comienzo y por eso tan importante.

viernes, 17 de mayo de 2019

HISTORIAS DE INFANCIA: VIAJE EN AUTO A INDONESIA

En 1983, en el quinto grado de mi Colegio San Antonio apareció Alejandro Suárez, un desconocido nuevo que luego sería uno de mis mejores compañeros y amigos de la niñez, y eso que lo vi un solo año hasta que se fue a Morón. Venía muy seguido a casa o yo iba a la suya a dos cuadras de la mía, siempre sobre la gloriosa calle Ramón Castro de mi Carapachay. En uno de esos sábados a la tarde de sol y pura diversión e inocencia, me subí con el rubio alto al Peugeot 504 celeste de mi papá. Ale se puso de acompañante y yo al volante, e hice como que manejaba, típica de mi infancia. Y tenía la fantasía, no sé de dónde la conocí, de ir a Indonesia, allá en el sudeste asiático. Pues bien, le dije a Ale de ir a Indonesia en el 504, él estuvo de acuerdo y acotó: "Sí, si vas rápido, en unas horas llegamos a Indonesia…".

viernes, 26 de abril de 2019

HISTORIAS DE INFANCIA: GIMNASIA CATÓLICA EN EL SAN ANTONIO

Si hubo una gloria en mi infancia, ésa fue el Colegio San Antonio de mi Carapachay, donde cursé entre 1979 y 1985 la escuela primaria. Por entonces, y si bien ya contaba con más de dos décadas de existencia, el lugar de la calle Juramento aún tenía limmitaciones, como falta de espacios para ciertas actividades. Eso explica que en 1981, en tercer grado, una nublada tarde hicimos gimnasia como siempre, pero en un recinto muy particular y novedoso: el lindísimo templo, la iglesia, ubicada al costado del patio de Gimnasia, donde no sólo estudiábamos catequesis, sino que cada tanto asistíamos a alguna misa. Según su vicedirectora, la gloriosa Flor, no había lugar en otro sector. Así que debimos hacer trote, abdominales y otras yerbas entre los bancos de madera, alrededor de las columnas o cerca del altar. Para colmo, mi compañero Diego Fernández, yo y otros nos rozamos con las columnas o chocamos de frente. Sí, fue una gimnasia bendita. Una gimnasia católica.

miércoles, 3 de abril de 2019

MI CUMPLEAÑOS PARTE 1: QUÉ NOCHE CON SAN ANTONIO

Quiero compartir con ustedes, como he hecho siempre, mis felicidades. Felicidad es que mis seres queridos, aunque no sean de sangre, me amen. Pasé espectacularmente mi cumpleaños número 46, el que por sexto año consecutivo decidí festejar. Porque el aniversario de un nacimiento cómo no se va a festejar.

Y tan grande la pasé que lo cuento en dos partes. Porque todo arrancó curiosamente el 1 de abril, ya que mis compañeros del glorioso Colegio San Antonio de Carapachay, mi primaria, me agasajaron con un suculento asado y sus accesorios de todo tipo. Eso para que el 2 a las 0 horas me cantaran el feliz cumpleaños. Así que ahí estuve yendo con el gran Germán Ruiz a la casa de la singular melliza María Eugenia Rossi y su familia, un departamento en Munro con terraza de aquéllas, en una noche fresquita y perfecta de abril. Y allí me dieron la sorpresa de ser ocho de los chicos, empezando por el parrillero de turno, el inigualable Andrés Kern. Es cierto que faltaron los ases Fernando Di Pietro y Daniel Luciani, pero igual fui superfeliz. Asado, charla, risas, diversión, un compañerismo que pese a los desencuentros que cada tanto tenemos sigue firme, como hace más de 40 años. Ese lazo invisible de amor que nos engancha a cada uno y nos ata a través del tiempo.

Y para coronarlo, pasadas las 12 brindamos, me saludaron, cantaron y ahí agarré mi guitarra, mi música que Dios me dio y zapamos un rato. Y para cerrar, qué: baile a toda cumbia, esa que nada me gusta, pero resulta que el tucumano Ruiz, convertido al cordobés con sus expresiones típicas y el cuarteto, se empecinó en enseñarme pasos cual coach de Bailando por un Sueño. Me resigné, bailé torpemente como acostumbro y terminamos cerca de las tres de la mañana el aperitivo perfecto para mi cumple. El de estar con ellos, los chicos del colegio, los del 79 al 85, los de la vida.

Diviértanse con el loco video del cumple con San Antonio:



lunes, 24 de septiembre de 2018

PENSAMIENTO MADURO DE UN COMPAÑERO DE 10 AÑOS SOBRE PAROS

Entre hoy y mañana, la ciudad de Buenos Aires y la Argentina se ven empañadas por nuevas manifestaciones de protesta y paros, que si bien se entienden por el desastre político, no están correctos. La cosa es que fíjense cómo pensaba de maduro a los 10 años mi compañero del San Antonio Alejandro Suárez sobre las medidas de fuerza.

Por aquel gran 1983, aún antes de la restitución de la democracia, la situación económica del país era mala y los paros eran moneda corriente. En uno de ellos no hubo clase, por lo que yo aproveché e invité a Alejandro a casa a pasar el día. Y le comenté: ‘’Che, qué bueno que hay paro, así no tenemos clase’’. Alejandro respondió: ‘’NO, EL PARO ES MALO PARA EL PAIS...’’.

sábado, 22 de septiembre de 2018

VIERNES DE GLORIA EN EL SAN ANTONIO



Este viernes por la noche, mi eternamente glorioso Colegio San Antonio de Carapachay me regaló otro momento inolvidable en mi vida. Como hace 38 años, cuando esa tarde nublada del 79 empecé en primer grado, como en el 85 que egresé, como en el 95 cuando volví, como la mágica noche del reencuentro de 2005, el instituto privado de mi lugar volvió a ser protagonista, con una increíble reunión de ex alumnos, de una noche de gloria, de pura emoción, de recuerdo y presente. Y seguramente futuro.

Como viene ahciendo desde tiempo atrás, San Antonio organizó una reunión de egresados de sus primeras 20 promociones, desde 1966, la primera de su fundación en 1960, hasta 1986. Como mis compañeros y yo somos del 85, fuimos convocados gentilmente por la dirección. En realidad, yo me enteré al saludar a mi maestra Adriana en su día el pasado 11. Con mucha expectativa, aunque ya había ido y contacto a los chicos, fui de nuevo anoche, y mi primera emoción fue atravesar la avenida Independencia tan cara a mis afectos. Y ni hablar cuando a las 19.53 llegué a la puerta del colegio. Y ni hablar cuando minutos después se abrieron las puertas y fui el primero de mi clase en ingresar. Tras registrarme, me acompañaron al legendario patio de Gimnasia, ahí donde cerramos esa noche de noviembre del 85 la primaria, y me llevaron hasta una mesa reservada para cada promoción, que en verdad era uno de los pupitres de la época.

Pero el comienzo de la noche no fue entonces, sino que debí esperar hasta casi las 8 y media, mientras solo ahí me extasiaba con el imponente patio, parte de un modernísimo San Antonio de estos años, un orgullo más para nosotros. Las luces iluminaban apenas el rectangular espacio, que al final llenaron los chicos: Germán Ruiz con la melliza María Eugenia Rossi, y luego los demás encabezados por el loco hermoso de Fernando Di Pietro, con Daniel Luciani, Andrés Kern, Cristian Carabajal, Vanina Rossi, Silvia Belpoliti siempre con Ivana Mora, Flavia León y el encontrado Hernán Larrosa. Un éxito, porque a diferencia de otras reuniones previas que yo hice, como 2015 que fuimos seis, esta vez hubo 14, incluidos Diego Fernández y el personaje Roberto Ziolo que arribaron a casi el cierre. Hasta Darío Minetti, del 86, o el inigualable Rodolfo Lagos, del 84, casi amigos nuestros, se sumaron a las dos mesas juntas, lo mismo que Julieta, vecina y amiga de las Rossi.

Si bien todos nos hablamos, en algunos casos no nos veíamos desde años. Juntos como una familia que somos, un grupo lindo y unido a la vez, lo que no es fácil en este país, comimos empanadas, tomamos gaseosas y nos sacamos fotos, mientras no paramos de ponernos al día, los que tenemos contacto y los que no.



Pero el momento cumbre del viernes, encima día justo para este instante, fue cuando recorrimos las aulas. A eso de las 23 entramos a una sala del patio, antes iglesia del colegio y hoy secundario, para ver un espectacular y emotivo video alusivo. Y qué hablar cuando subimos la escalera de dos tramos, llegamos a la planta alta y al fin ingresamos en el aula de séptimo grado, el mismo lugar donde en noviembre del 85 cerramos por última vez nuestras mochilas. A todos nos embargó la locura, buscamos sentarnos en el banco donde lo hacíamos entonces, Ivana (la nena que me gustaba…) me contaba que estaban las ventanitas del lugar de la maestra como siempre. Me parecía estar leyendo nuestro Manual Kapelusz dividido en cuatro materias, leyendo la corteza terrestre, haciendo números binarios de Matemática con la eterna Patricia y demás.

De golpe, corte de luz. Como una película, tal vez para avisarnos que nos debíamos ir, tal vez porque Dios, el que conocimos allí mismo, nos hizo un guiño. Yo volaba, sólo lamentando que no fuera de día para sentir lo que en el 85, ese sol que inundaba el aula. Salimos, bajamos, abrazos, saludos, pase de información de contacto y el broche: los chicos decidieron una última foto posando exactamente igual que en la de séptimo B. Otra novela más dentro de esta novela de felicidad que es mi San Antonio. Un lugar que nos formó para la eternidad nos sigue dando su vida. Como en este viernes de gloria.


martes, 11 de septiembre de 2018

A MIS MAESTRAS ETERNAS



Maruca y Patricia, mis maestras que enseñan en el cielo. Foto de 1984


Son, aparte de la madre, esas mujeres tan importantes de mi vida, tan decisivas. Mis maestras me educaron, me amaron, me dieron más vida que la que ya tenía. Me agregaron más felicidad a la que de niño tenía. Aunque en esos momentos no lo haya sentido, lógico porque estaba como todos los chicos despertando a la vida, con el paso de las décadas, ya tres y media, las valoro y las aprieto contra mi corazón de amor. Y especialmente en este nuevo Día del Maestro, de ese ser precioso, homenajeo a las de mi amadísimo San Antonio de Carapachay, sobre todo a quienes extraño físicamente. Maruca, de cuarto y su singular carácter fuerte pero su amor tan grande por la fe en Dios; Rocío, la española de la dulzura y la corrección permanente, sobre todo con 0; Patricia, la chistosa, simpática gordita de la voz potente, de las ironías, de los dichos, de la onda joven con los alumnos. Ellas tres fueron y serán grandiosos personajes de mi historia. Que, como toda historia, quedaron grabadas en mi alma. Como todas las demás maestras, con el fuego de la enseñanza, con el fuego del amor. Feliz Día a todos y todas, y sigan enseñando, amando, dondequiera que vivan, aquí o en el cielo.

viernes, 15 de septiembre de 2017

ERIK LAMELA, EL ALUMNO DE MI SEÑORITA ADRIANA



Los mejores goles de Erik en su River

Hablando del Día del Maestro, obviamente saludé a mis maestras del San Antonio, las pocas que me quedan. Una de ellas, ladivina Adriana, me contó una increíble: fue maestra de Erik Lamela, el gran futbolista ex River, actualmente en el Tottenham Hotspur inglés y que cada tanto tiene chance en la Selección. Nacido en 1992 en Carapachay, mi Carapachay, Erik fue al San Antonio y Adriana, según cuenta, lo tuvo cortito pero bien. Lamela pudo haber ido al Barcelona en 2004, pero los padres rechazaron la oferta. Luego se consolidó en el River que descendió, pasó a la Roma y ahora en la onerosa Premier League. Pero uno no se olvida de sus orígenes. Seguro que Erik no se olvida de su Carapachay. Y su señorita, mi señorita Adriana, tampoco.

martes, 13 de junio de 2017

DÍA DE SAN ANTONIO, LINDO RECUERDO DE NIÑEZ


El Colegio San Antonio de mi Carapachay donde fui tan feliz de niño

Hoy 13 de junio, el santoral que tanto usábamos mirar por TV nos recuerda que es el día de San Antonio, el gran santo italiano, relacionado con los objetos perdidos y, según parece, con el amor, no sólo por la famosa canción de Sergio Denis. Pero más allá de recordar de fe, para mí es un día que vivo con alegría, ya que me recuerda mi niñez. El Colegio San Antonio de mi Carapachay albergó mi infancia entre 1979 y 1985, y produjo varios de los momentos más hermosos y entrañables de mi niñez. Ese tiempo conocí de esta fecha, una preciosa tarde de sol en aquel patio de Gimnasia descubierto. Así que, creyente o no, me encanta acordarme de San Antonio. Para no perderlo de vista.

lunes, 13 de junio de 2016

DÍA DE SAN ANTONIO

Hoy es otro día de esos especiales en mi propia vida, aunque no sea el aniversario de un familiar. Pero como ustedes saben, el Colegio San Antonio fue una de las cosas más hermosas que me pasaron en mi historia. Es por eso que hoy, 13 de junio, día del patrono del colegio y de la hermosa parroquia, San Antonio, lo tengo muy adentro de mi corazón, más allá de que no soy muy devoto de los santos. Pero cómo no sentirlo y vivirlo así después de haber pasado esos siete años llenos de vivencias imborrables, las buenas y también las malas.

En este San Antonio 2016 quiero contar lo que escuché ayer domingo, en la misa patronal, cuando el Padre Carlos contó la verdadera historia de por qué San Antonio es el santo de los novios. Nada que ver con el tema de Sergio Denis, la cuestión es que según el cura, el santo portugués (nació en Lisboa) se ocupaba, como parte de su evangelización, en buscar parejas a quien estuviera solo/a, especialmente las mujeres, para que no cayeran en la prostitución, ya que por caer en eso eran dejadas de lado, excluidas de todo beneficio. Entonces él se dedicaba a armar parejas, a tratar de que hubiera familias. Miren qué bien vendría que Antonio viviera ahora, con toda la porquería suelta que vemos, oímos y nos enteramos. Bueno, admito que a mí me vendría bárbaro que él me consiga novia, no para caer en nada raro sino para tener alguien a mi lado a quien amar y por quien ser amado. Pero bueno, Dios dispondrá. Lo que quiero reivindicar es la figura del santo y que este día me lleva directo a esos días de felicidad, de la niñez, de la pura infancia.

sábado, 28 de noviembre de 2015

AQUELLA NOCHE DE FIN DE LA PRIMARIA

Cada vez que hay un aniversario, me pongo a escribir del mismo con la obligación moral de recordarlo. Pero sin duda éste es el más importante de este 2015. Parece increíble, pero ya pasaron 30 años de aquella inolvidable noche de cierre de la primaria en el siempre glorioso Colegio San Antonio. La noche que englobó una de las etapas más lindas de mi vida dentro de la mejor etapa de mi vida, la infancia. Pero esa noche no terminó allí en el patio de Gimnasia del divino colegio. Sigue en mi corazón eternamente, como cada una de las bellas cosas que he vivido a lo largo de estos 42 años. Por eso le hago un lugar grande en este humilde blog, agradeciendo a Dios tanta alegría y a todos aquellos compañeros de ese hermoso viaje cada momento vivido.

EL GLORIOSO RECUERDO

Y LLEGÓ EL gran DÍA DE LA FIESTA, EL 28 DE NOVIEMBRE. Tras bañarme y cambiarme apurado por un problema que tuve, salí con mis padres a eso de las 7 de la tarde para el colegio. Mientras íbamos al final le tuve que armar yo el discurso en el camino; el mismo empezaba con algo así como “yo, como padre de un alumno de 7º grado...”.

Y ese atardecer comenzó a cerrarse la gloriosa primaria. Todo arrancó con una ceremonia en el patio de Gimnasia, el escenario para este final; cuando aún había luz solar me abracé y saludé con todos, como con Karina Stibor, mientras sonaba “Nada personal” de Soda Stereo. Y ya de noche, tras el corto discurso de mi papá (de gran traje) vino la bien servida cena en las largas mesas del salón de Gimnasia iluminado con tubos fluorescentes, donde comí sólo unas masas y tomé gaseosa en vasos blancos de plástico. En cambio Diego Fernández y otros se deleitaron con sandwiches y más. Me quedé con ellos y después mis padres vinieron un rato. Más tarde fuimos a bailar al patio apenas iluminado y lleno de gente, donde la pasé espectacular. Una señora me ofreció helado y acepté, pero luego no lo quise porque justo me divertía y se lo di a mi abuela. Y cerramos con todo cantando a coro ‘’Tirá para arriba’’ de Zas con gran bullicio, el mejor momento de la noche. Eternamente inolvidable.

sábado, 13 de junio de 2015

!FELIZ DÍA DE SAN ANTONIO!


Foto mía de 1984 junto a mis inolvidables maestras Maruca y Patricia en el Colegio San Antonio.

Hoy 13 de junio se conmemora otro aniversario patronal de San Antonio, uno de los grandes santos de la historia, el de los objetos perdidos pero popularmente también conocido como el de los novios. Para quien escribe, siempre el 13 de junio es un día muy especial porque San Antonio le dio nombre a mi escuela primaria, el lugar donde fui tan feliz entre 1979 y 1985. Por eso, para los miembros directivos del majestuoso San Antonio de mi Carapachay y para la comunidad de la Parroquia San Antonio, vayan mis saludos y bendiciones de la Virgen María y Nuestro Señor Jesús, como así también para los devotos de este excepcional santo.