viernes, 26 de abril de 2019

HISTORIAS DE INFANCIA: GIMNASIA CATÓLICA EN EL SAN ANTONIO

Si hubo una gloria en mi infancia, ésa fue el Colegio San Antonio de mi Carapachay, donde cursé entre 1979 y 1985 la escuela primaria. Por entonces, y si bien ya contaba con más de dos décadas de existencia, el lugar de la calle Juramento aún tenía limmitaciones, como falta de espacios para ciertas actividades. Eso explica que en 1981, en tercer grado, una nublada tarde hicimos gimnasia como siempre, pero en un recinto muy particular y novedoso: el lindísimo templo, la iglesia, ubicada al costado del patio de Gimnasia, donde no sólo estudiábamos catequesis, sino que cada tanto asistíamos a alguna misa. Según su vicedirectora, la gloriosa Flor, no había lugar en otro sector. Así que debimos hacer trote, abdominales y otras yerbas entre los bancos de madera, alrededor de las columnas o cerca del altar. Para colmo, mi compañero Diego Fernández, yo y otros nos rozamos con las columnas o chocamos de frente. Sí, fue una gimnasia bendita. Una gimnasia católica.

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