viernes, 5 de abril de 2019

HISTORIAS DE INFANCIA: FUTSAL EN LO DE MI MADRINA

Mi madrina de bautismo Marta fue un personaje y un ícono de la felicidad de mi infancia. Especialmente porque en su enorme casa de Olivos me daba todos los gustos. Ya conté que fue toda una adelantada en discapacidad, al regalarme en esos años 80 una pelota roja con cascabel, apta para no videntes, que al hacer ruidito permite saber dónde está. Yo ni enterado con mis 10 añitos, jugaba fútbol, por lejos mi diversión favorita, en el garage de su casa. Pero había una particularidad. Como el garage era cerrado y rectangular, encima con hermosas ventanas a la calle y al interior de la casa, se asemejaba a una cancha de fútbol sala, el hoy conocido como futsal. Además, había una tapa de rejilla en el piso que, con mi inocencia, asociaba como el punto del penal, y de allí pateaba contra la pared de las ventanas. Y así pasé tardes del 83 y otros años de niñez. Siendo una estrella del futsal en la casa de mi madrina.

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