Cuando uno escucha una canción, tal vez ni se preocupa en pensar el por qué de su título o su letra. A veces es tan redundante que ni hace falta. Pero con las rockeras o "poperas", como las que yo suelo escuchar, sí hace. Y al conocer el por qué, uno se asombra. Me pasa a mí que la gente se asombra con las mías, cuando no soy un profesional ni un literato. Una de ellas es Money For Nothing (Dinero por Nada), esa obra de arte de la banda inglesa Dire Straits, uno de los sonidos de mis 80, encima con el genio de Sting como invitado de lujo.
La canción se debe a una anécdota que vivió su líder y guitarrista Mark Knopfler. Durante una gira por Estados Unidos, estuvo en Nueva York y un día pasó por un negocio de electrodomésticos. Se paró a ver los varios televisores de la vidriera que mostraban videos de la famosa cadena MTV, por entonces recién aparecida. Knopfler escuchó gente del lugar comentando de las escenas de los videos y los comentarios le parecieron discriminatorios, tanto con el sexo como con otras cuestiones. Entonces pidió una hoja y una lapicera y escribió lo que escuchaba de ellos. Pero más tarde agregó que el tema fue escrito en una primera persona homosexual con vestimenta y maquillaje, y lamentaba que ese personaje ganaba dinero por nada. De ahí el título de un temón, con esa introducción larga que precede a un espectacular solo de guitarra y luego a esa electricidad bien 80's que a mí me deleita, aparte del excepcional Sting haciendo icónica segunda voz.
Después, claro, la pieza se hizo popular, obtuvo premios, escaló alto en las listas de oyentes, los Dire la tocaron en todos lados, la reversionaron varias veces. Y hoy uno se sigue deleitando. Pero Money For Nothing tuvo su historia. Tan simple y linda como la buena música. El dinero sirvió para algo.
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