viernes, 11 de septiembre de 2020

HISTORIAS DE INFANCIA: MIS MAESTRAS

Hoy es otro Día del Maestro, el que vivo con mucha intensidad año a año. Porque decir maestro, maestra en mi vida, me conduce indefectiblemente a la infancia. Y se impone que en esta bella sección de Así Es La Vida ellas tengan su lugarcito, después de todo lo que se brindaron por mí y mis compañeros.

Entonces recuerdo primeramente a Analía y Susana del jardín Mafalda de mi Carapachay, especialmente la primera con quien me hablaba más. Y luego cada una de las que marcaron mi tiempo dorado del Colegio San Antonio. Diana de primer grado, a quien volvía loca con mi conducta pero que me hizo dar los primeros pasitos en todo. La morocha de voz potente Graciela, en segundo, muy parecida a Diana. El dúo de tercero, la rubia y dulce Matilde que dejó su lugar a la buenísima Adriana. En cuarto apareció Maruca, con sus gritos no muy correctos y por otro lado, su cariño con nosotros, además de inculcarnos fuertemente la fe. La española Rocío, un personaje de quinto. Y para sexto y séptimo, a Maruca se unió la más divertida:Patricia, con su vozarrón, su permanente humor cargado de ironías y, claro, sus retos, pero con su juvenil forma de ser cercana a nosotros. Y las de otras materias aparte: Mabel de Gimnasia y su hándbol, la inefable Hilda de Música y la flauta dulce que yo no quería, las técnicas de Dibujo de la cordial Silvia, alguna suplente como aquella Lucía que una tarde nos dijo "hasta siempre tercer grado". Y también Liliana y su fuerte carácter, aunque sólo estaba de observadora pero bien que sancionaba. Entre la educación temática, la humana y el amor, todas se ganaron un sitio en mi alma.

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