Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
domingo, 14 de febrero de 2016
FELIZ CUMPLEAÑOS PINAMAR
Jorge Shaw, nieto de Enrique, contando parte de la historia
Hoy 14 de febrero, el hermoso Día de los Enamorados coincide con otra fecha para mí importante. Se trata de un nuevo aniversario de la fundación de Pinamar, la bella, acogedora y movida ciudad balnearia a unos 100 km de Mar del Plata. La que durante una década y media cobijó mis veranos y mis vacaciones con mil y un momentos dorados. Los que podría enumerar, listar, pero para eso necesitaría un blog aparte. Sólo puedo hablar maravillas de “Pina”, un lugar único porque combina ruido y tranquilidad, playa y bosques, mar y calles, centro y soledad, mañana apacible y noche bulliciosa. Y en este su día, recuerdo la historia de su creación, apasionannte como pocas, gentileza de Pinamarweb.com. Abrazo a MI Pinamar.
HISTORIA DE PINAMAR
Pinamar era un cordón de dunas frente al mar que en cada amanecer pintaba de dorado las arenas que se movían al compás del viento. Sólo se oía el ruido del mar y el silbido de las cortaderas que crecen en las zonas bajas.
Esas dunas constituían los fondos de campo de los Montes Grandes de Juancho que pertenecieron a Don Martín de Alzaga, casado en 1862 con Felicitas Guerrero. A la muerte de Don Martín en 1870, Felicitas hereda estas tierras que formaban parte de las estancias Bella Vista, La Postrera y Laguna de Juancho. Luego de la trágica muerte de Felicitas en 1872 estas propiedades son heredadas por sus padres: Don Carlos José Guerrero y Doña Felicitas Cueto de Guerrero. Al fallecer los esposos Guerrero heredan sus hijos, los hermanos de la hermosa Felicitas; y entre éstos, a Don Manuel Guerrero le corresponden las tierras que remataban sobre el mar en estas dunas costeras.
En 1908 llegaron a estas playas los Belgas Ferdinand Robette y Agustín Poli y comienzan una gestión de compra con Don Manuel con el objeto de materializar un ambicioso proyecto: Una ciudad balnearia que soñaban con el modelo de aquella ciudad de su país de origen cuyo nombre Ostende significa “Fin del Este”.
En 1912 se concretó la operación y en agosto de ese año, por decreto del Gobierno Provincial se reconoce a la Sociedad Anónima Pueblo y Balneario de Ostende. Ya afincado en el lugar Don Ferdinand Robette comienza los trabajos para concretar sus proyectos. Se integran la sociedad Lloyd Ostende que construye un muelle y la sociedad Hotel Termas con la finalidad de construir un hotel. Ese mismo año se comienza la construcción de la Rambla Sur. Estos trabajos se hacían muy duros, ya que además de la inclemencia de los vientos, los materiales tenían que ser enviados desde Buenos Aires, siendo el Vapor Cabo Corrientes uno de los medios utilizados para el transporte en esa oportunidad.
Por fin, el 6 de abril de 1913, se celebra la ceremonia de la fundación de la nueva ciudad y se produce una importante campaña publicitaria para promocionar la venta de las parcelas. Así se acercan algunos soñadores y románticos que se atreven a construir en estas condiciones. Nacen la casa del propio Ferdinand Robette, la casa de retiros espirituales de los Monjes de la Orden de los Padres Carmelitas, Villa Adela de la Familia Soldaíni y un hito que aún funciona con la actividad con que fue concebido: el hotel Termas, hoy conocido con el nombre de Viejo Hotel Ostende. No obstante, la guerra mundial de 1914 impidió que el gran proyecto continuara con el ritmo necesario y surgieron las grandes dificultades. Las fuertes sudestadas agregaron su cuota de desazón y las obras fueron abandonadas. Quedan como monumentos recordatorios del emprendimiento la casa de Robette, la casa de descanso de los Monjes Carmelitas, la casa de Doña Adela de Soldaíni, los menhires del único tramo construido de la Rambla Sur y el Hotel Termas, junto con el afán de la gente que conoció el lugar, de que Ostende no desapareciera.
Es así que en el año 1928, el arquitecto Francés Auguste Hughier, que había venido con los Belgas, proyecta un gran hotel y casino, comenzando a surgir el Atlantic Palace, aunque solamente se construye una pequeña parte del proyecto y el Arq. Hughier abandona el lugar. El edificio es hoy propiedad de la Asociación Argentina de Albergues de la Juventud. Mientras los Belgas Robette y Poli trabajan en Ostende, en 1909 unos ingenieros Franceses-Bisset, Grouward y Roumefort le compraban a José Guerrero, también hermano de Felicitas, una parte de su fondo de campo para crear un balneario.
En 1912 se aprueban los planos de subdivisión del proyecto llamado Villa Atlántica. Actualmente este sector se llama Montecarlo, sus calles trazadas y hay una incipiente plantación de pinos y una estación de estudios marítimos de la Fundación Ecológica Pinamar pero es un sueño que aún no se ha concretado.
Al sur de Ostende, otro de los herederos de Felicitas, Don Héctor Manuel Guerrero, decide en 1918 comenzar a fijar las dunas de aquel paraje creando un vivero y plantando especies de distintas regiones del mundo. Con el tiempo estas plantaciones se transformaron en un bosque tan rico en especies como el que conocemos hoy con el nombre de Cariló, vocablo mapuche que significa médano verde. En 1960, Ruralco S. A., firma integrada por los descendientes de Héctor Manuel Guerrero comienza el loteo de ese bosque.
Asimismo hubo otro soñador que aplicó en estas costas lo que había aprendido en sus estudios en Europa, plantar pinos para fijar las arenas. Corrían los últimos años de la década del 30 y ese visionario era el Arq. Jorge Emilio Isidro Bunge, quien se asocia con Valeria Guerrero Cárdenas, sobrina de Felicitas y crea un diseño urbano tan particular como novedoso, que se oponía a los trazados en damero. Dibuja arabescos con sus calles que se curvan para respetar las dunas y las ondulaciones del paisaje. Así comienza la fijación de la arena, la apertura de las calles y las primeras construcciones. La Hostería, el Hotel Pinamar, el tanque de agua en el Mirador de Galatea y las primeras casas particulares sobre las calles Del Tuyú y Del Odiseo. El 14 de febrero de 1943 se inaugura Pinamar como balneario y poco después el Poder Ejecutivo Provincial aprueba el plan de urbanización presentado por el Arq. Bunge.
A mediados de la década de 1940, Valeria Guerrero Cárdenas de Ruso se separa de Pinamar S. A. y decide fijar las dunas que le pertenecen, creando su propio balneario. Se forma entonces la sociedad Balnearia del Atlántico S. A.
A principios de década de 1960, se realiza el primer loteo y en 1964, se habilita el primer edificio de departamentos frente al mar. Así comienza el desarrollo de Valeria del Mar. Mientras todo esto ocurría, Ostende seguía recibiendo a sus fieles veraneantes, que se hospedaban en el Hotel Ostende, en el Blue Hotel-hoy Savoia-, en el Atlantic y en algunas casas particulares. Era muy pintoresco ver las casillas de madera sobre la playa, que algunas familias tenían para sus vacaciones. Testigo de ellas es La Elenita, perteneciente a la familia Faggionato-Frondizi, presente en nuestras playas desde 1935. Eran largas temporadas entre médanos y mar, ya que casi no había vegetación. Siendo Ostende la primera localidad en fundarse fue sin embargo la última que se forestó.
En 1978, se crea el Municipio Urbano de Pinamar, con parte del territorio perteneciente al partido de General Madariaga, sirviendo la Ruta Provincial Nº 11, como límite entre ambos. En 1983, se cambia su denominación por la de Partido de Pinamar, quedando integrado por las localidades de Pinamar, Ostende, Valeria del Mar y Cariló.
Fuente: pinamarweb.com
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