La cuarentena por coronavirus en Argentina restringió y en casos detuvo muchas cosas. Y cada día que falta para su levantamiento, la gente entra en ansiedad. Empieza a extrañar, se aburre, y según especialistas hasta hay casos de depresiones. Se extrañan familiares directos y no tanto, amigos, salidas, reuniones. Y claro, el fútbol. Ese fútbol que últimamente parece ser tan vital como un plato de comida.
Y tantas veces se ha escrito que lo más lindo del fútbol es el gol. El hecho de que un jugador introduzca un balón en la meta contraria causa sensaciones inenarrables, para los que lo gozan y para los que lo sufren. Entonces, probablemente, y aunque no es algo esencial, el gritar un gol al menos por TV se incluye en la lista de nostalgias. Y ni qué decir en la tribuna de cualquier cancha, desde la más importante de Buenos Aires a la más humilde de barrio en La Quiaca.
Ese "goool", ese salto, esa adrenalina, ese instante hasta cardíaco, hace rato no se siente. En todo caso, habrá que hacerse hincha (si ya no se es) del Bayern Munich alemán, del Pohan Steelers surcoreano o de algún ignoto de alguna ignota liga tipo Islas Feroe para disfrrutarlo. Eso sí, el gol nuestro de cada día espera que se le levante la cuarentena.
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