En este tiempo en que, como escribií días atrás, estoy cumpliendo 25 años ejerciendo mi profesión de periodista, recuerdo con orgullo uno de los trabajos más impactantes que me tocó hacer para FM Instituto, donde empecé. Fue sobre la partida del inolvidable Juan Manuel Fangio, que e el 17 de julio de ese 1995 falleció de una enfermedad. El hecho ocurrió un lunes a media mañana, justo cuando como cada lunes yo preparaba el material para mi columna en el programa La Tarde de Hoy. Y me tomó de sorpresa, de golpe y en pleno atareo de lo demás.
Fue mamá Anita, con esa voz clarísima y sonora, que me avisó de la planta baja de casa. Enseguida prendí la televisión, vi la nota y un rato después alcancé a registrar con mi grabadorcito de audio un video que pasaban del momento en que el Chueco era quíntuple campeón mundial de Fórmula 1. Pero no había tiempo para editarlo, por lo que comí y rápido fui a la radio, donde tenía que estar a las 3 de la tarde. Le pasé el cassette (aún no usaba CD) con el audio al operador y éste puso una parte al azar, lógico tampoco tenía tiempo de cortarlo. Sólo me indicó que lo escuchara desde el estudio y que cuando quisiera terminar le levantara la mano, lo que hice justo después de que Fangio se coronó, quedando el audio justo para mi intervención, casi como si lo hubiera editado. Simpática historia que me da placer recordar de dos grandes: Fangio y mi periodismo.
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