EL ARTE DE ACTUAR LOS RUIDOS

Cuando miramos una película, serie o una obra de TV o teatro, escuchamos aparte de las voces de los actores variados sonidos. Algunos pueden ser reales, pero otros, increíblemente, son actuados. Contaba una actriz afamada muy amiga sobre cómo era, por ejemplo, los famosos sopapos de doña Florinda a Don Ramón en El Chavo del Ocho. Uno, niño inocente, pensaba "pobre ´Rondamón´cómo sufrirá los cachetazos, se tendrá que poner hielo…". Pero no, la excelente Florinda Meza (una de los pocos sobrevivientes de la saga) hacía el movimiento y de atrás de escena se emitía un sonido, grabado o actuado, similar a un sopapo. Lo mismo con los besos, con algo más duro como armas, lo mismo que con distintas poses y situaciones. Debe ser apasionante lo que se cocina detrás de lo que vemos, oímos o sentimos. Lástima que la actuación hoy pasa más por la carita, el Instagram o la pavada de decir esto o lo otro. Pero si nos metemos a esccuchar y prestar la atención debida, sentiremos las obras mucho más. Especialmente, a través de sus estrellas, los ruidos. Que también son actores, y de lujo.