Como 12 años antes, Argentina no concurrió al Mundial, en este caso en Brasil. Otra historia de líos de todo tipo originó la segunda ausencia seguida de la albiceleste, otra oportunidad perdida de salir campeón por sus brillantes figuras de la década.
fue una trama de roces entre Argentina y Brasil. Todo comenzó en el Sudamericano (actual Copa América) de 1946, cuando el 10 de febrero, en cancha de River Plate, la Selección enfrentó a Brasil en la última fecha. A los 30 minutos, De la Mata y Chico fueron expulsados por el uruguayo Nobel Valentini, y se originó una gresca de proporciones que mantuvo parado al encuentro por nada menos que 70 minutos. Argentina ganó 2-0 y salió campeón, pero fue la semilla que luego germinaría en la ausencia.
Pero lo más agudo se produjo para 1949. La huelga de Futbolistas Argentinos Agremiados, disconforme por los sueldos de los jugadores, hizo que varios cracks, entre ellos Alfredo Di Stéfano y Adolfo Pedernera, emigraran a Colombia, que como no estaba afiliada a la FIFA pagaba sumas exorbitantes sin porcentajes a los clubes de origen. Esos cracks formaban en gran parte la Selección, por lo que se decidió no ir al Sudamericano de Brasil en 1949. Como represalia,la Confederación Brasileña prohibió a clubes del país vecino enfrentar a sus pares argentinos, como el Bangú. En respuesta, la AFA, presidida por Valentín Suárez, comunicó que se bajaba de las eliminatorias para el Mundial, en las que debían jugar contra Chile y Bolivia.
La entidad madre de nuestro fútbol declaró la actitud de la CBF de inamistosa y expresó: "Hasta tanto puedan establecerse debidamente sus orígenes y alcances, la AFA se encuentra obligada a adoptar una inevitable medida en resguardo del indeclinable principio de dignidad y respeto". Estaba también disgustada con la Confederación Sudamericana y con la FIFA, entendiendo que ambos organismos no impidieron el éxodo.
De esa forma, una vez más por líos ajenos al propio juego, Argentina no particicpó en el Mundial, cuando tenía, como siempre, material de sobra para estar y aspirar al título que, finalmente, fue a parar a su vecino Uruguay. Pero la novela no quedó allí, se prolongó hasta 1958. Por eso también faltaría a Suiza 54. Una lamentable y larga ausencia, que en el momento del retorno no sería en vano, con la mala actuación en Suecia 58.
Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
jueves, 22 de marzo de 2018
RAREZAS DEL MUNDIAL 50
La ensalada eliminatoria
Como doce años antes, para Brasil 50 las eliminatorias produjeron un revoltijo tremendo. 34 países se inscribieron, pero por diversos motivos varios renunciaron y armaron un lío para conformar la fase final.
El mismo se dio sobre todo en Europa. Los británicos se incorporaron a la FIFA y jugaron mediante su torneo, el British Home Championship, dos plazas para el Mundial. Escocia había manifestado que iría si era campeón. Como salió segundo de Inglaterra, decidió no jugarlo. Mientras tanto, Turquía, que goleó a Siria, declaró no estar en condiciones económicas para viajar. Como los grupos de la Copa habían sido armados con un año de antelación, la entidad madre buscó llenar como sea el vacío, invitando a Francia y Portugal, segundos en otras zonas. Francia, la patria de Rimet, protestó por el grupo que le tocaría en el Mundial, y como la FIFA rechazó su protesta, no fue. Y los portugueses, increíblemente, declinaron porque creían que debían ganarse su plaza en la cancha, dejando sin Mundial a su comunidad tan grande en Brasil.
En Asia, se habían inscripto India, Filipinas, Indonesia y Birmania, actual Myanmar. Los tres últimos se retiraron, por lo que India debutaría en un Mundial. Pero como ellos jugaban descalzos y la FIFA no lo permitió, decidieron también quedarse en su casa. Fue por eso que Uruguay, que también entró por deserciones ajenas, tuvo sólo a Bolivia como rival en el Grupo 4, que más bien fue un mano a mano que el equipo campeón resolvió con un 8-0.
Los números de camisetas
Fue el primer Mundial donde se establecieron números de camiseta, del 1 al 11, aunque no fueron fijos para cada jugador. Eso recién se implementó en Suiza en 1954.
Yugoslavia con diez contra Brasil
En el último partido del Grupo 1, Brasil buscaba la clasificación a la ronda final ante el excepcional Yugoslavia. El entreala Rajko Mitic, al salir con su equipo, se golpeó la cabeza con el marco de la puerta del vestuario, produciéndose un corte de proporciones. Como no se podían hacer cambios, los yugoslavos querían esperar para comenzar hasta que Mitic fuera vendado. El árbitro galés Merwyn Griffiths no quiso, los balcánicos se fueron molestos al vestuario y el juez los amenazó con que si no volvían les daba el partido por perdido. No les quedó más remedio que salir con diez jugadores y aguantarse así hasta que Mitic volvió con un impresionante vendaje. Eso sí, cuando volvió, Brasil ya ganaba 1-0 con gol de Ademir a los tres minutos, y acabaría imponiéndose 2-0 y yendo a las finales.
Las teletipos no pueden creerlo
Inglaterra, ausente los años anteriores, se creía el mejor. se autoapodaba "los maestros". Tanto, que para su debut ante Chile prescindió de su estrella Stanley Matthews. Sin él también enfrentó a un Estados Unidos lleno de jugadores amateurs. Pero los ignotos norteamericanos ganaron 1 a 0 y los ingleses quedaron en ridículo. Para transmitir la noticia había máquinas teletipos, nada de redes sociales ni mails. Y sus operadores pedían confirmar el resultado creyendo que era falso.
Italia en barco
En 1949, en un accidente aéreo en la basílica de Superga, fallecieron futbolistas del Torino, entre ellos diez titulares de la selección italiana, entonces campeona reinante. Por eso, los nuevos integrantes azzurros viajaron a Brasil en barco, y el cansancio de la travesía les jugó en contra en su debut con Suecia, donde cayeron 3-2, resultado que casi los eliminó.
Sueco perdido en la neblina
Ya en la ronda final, Suecia debía jugar con Brasil. Los torcedores locales estaban a mil con fiesta y petardos que tiraban a la cancha en pleno partido. El puntero sueco Lennart Skoglund declaró: "Cada vez que tomaba la pelota se producía una explosión a mi alrededor. Tenía que correr como si fuera un campo minado". Brasil aprovechó y goleó 7-1.
Siestita celeste
Uruguay se clasificó de última para jugar contra Brasil por el título. Los dirigentes orientales tuvieron la idea de hacer descansar a los jugadores en el ómnibus que los llevóal Maracaná. Por lo que apilaron allí colchones y los celestes se mandaron una plácida siesta. Eso antes de protagonizar el Maracanazo.
Jules Rimet perdido entre uruguayos
Faltando poco para terminar la final, el presidente de la FIFA Jules Rimet bajó de la tribuna al campo del Maracaná con la Copa, que tenía su nombre, para entregarla al campeón. Llevaba en su bolsillo un discurso escrito en portugués, ya que descontaba que el ganador sería Brasil. En ese momento, el local iba empatando 1-1 con Uruguay, y era campeón. Rimet debía dar una larga vuelta al estadio para llegar al terreno y entregar el trofeo. Cuando fue pasando los pasillos, de pronto se encontró con que el furioso bullicio de la gente había casi desaparecido. Salió por fin al campo y no vio a ningún brasileño, sólo a unos pocos jugadores uruguayos abrazándose y llorando. Se quedó pensativo y por fin entendió: en su trayecto, Alcides Ghiggia había hecho el gol del título. Buscó a Obdulio Varela, capitán celeste, y le dio la Copa. ¿El discurso en portugués? Nada. Sólo atinó a decir "mes félicitations", en francés.
Como doce años antes, para Brasil 50 las eliminatorias produjeron un revoltijo tremendo. 34 países se inscribieron, pero por diversos motivos varios renunciaron y armaron un lío para conformar la fase final.
El mismo se dio sobre todo en Europa. Los británicos se incorporaron a la FIFA y jugaron mediante su torneo, el British Home Championship, dos plazas para el Mundial. Escocia había manifestado que iría si era campeón. Como salió segundo de Inglaterra, decidió no jugarlo. Mientras tanto, Turquía, que goleó a Siria, declaró no estar en condiciones económicas para viajar. Como los grupos de la Copa habían sido armados con un año de antelación, la entidad madre buscó llenar como sea el vacío, invitando a Francia y Portugal, segundos en otras zonas. Francia, la patria de Rimet, protestó por el grupo que le tocaría en el Mundial, y como la FIFA rechazó su protesta, no fue. Y los portugueses, increíblemente, declinaron porque creían que debían ganarse su plaza en la cancha, dejando sin Mundial a su comunidad tan grande en Brasil.
En Asia, se habían inscripto India, Filipinas, Indonesia y Birmania, actual Myanmar. Los tres últimos se retiraron, por lo que India debutaría en un Mundial. Pero como ellos jugaban descalzos y la FIFA no lo permitió, decidieron también quedarse en su casa. Fue por eso que Uruguay, que también entró por deserciones ajenas, tuvo sólo a Bolivia como rival en el Grupo 4, que más bien fue un mano a mano que el equipo campeón resolvió con un 8-0.
Los números de camisetas
Fue el primer Mundial donde se establecieron números de camiseta, del 1 al 11, aunque no fueron fijos para cada jugador. Eso recién se implementó en Suiza en 1954.
Yugoslavia con diez contra Brasil
En el último partido del Grupo 1, Brasil buscaba la clasificación a la ronda final ante el excepcional Yugoslavia. El entreala Rajko Mitic, al salir con su equipo, se golpeó la cabeza con el marco de la puerta del vestuario, produciéndose un corte de proporciones. Como no se podían hacer cambios, los yugoslavos querían esperar para comenzar hasta que Mitic fuera vendado. El árbitro galés Merwyn Griffiths no quiso, los balcánicos se fueron molestos al vestuario y el juez los amenazó con que si no volvían les daba el partido por perdido. No les quedó más remedio que salir con diez jugadores y aguantarse así hasta que Mitic volvió con un impresionante vendaje. Eso sí, cuando volvió, Brasil ya ganaba 1-0 con gol de Ademir a los tres minutos, y acabaría imponiéndose 2-0 y yendo a las finales.
Las teletipos no pueden creerlo
Inglaterra, ausente los años anteriores, se creía el mejor. se autoapodaba "los maestros". Tanto, que para su debut ante Chile prescindió de su estrella Stanley Matthews. Sin él también enfrentó a un Estados Unidos lleno de jugadores amateurs. Pero los ignotos norteamericanos ganaron 1 a 0 y los ingleses quedaron en ridículo. Para transmitir la noticia había máquinas teletipos, nada de redes sociales ni mails. Y sus operadores pedían confirmar el resultado creyendo que era falso.
Italia en barco
En 1949, en un accidente aéreo en la basílica de Superga, fallecieron futbolistas del Torino, entre ellos diez titulares de la selección italiana, entonces campeona reinante. Por eso, los nuevos integrantes azzurros viajaron a Brasil en barco, y el cansancio de la travesía les jugó en contra en su debut con Suecia, donde cayeron 3-2, resultado que casi los eliminó.
Sueco perdido en la neblina
Ya en la ronda final, Suecia debía jugar con Brasil. Los torcedores locales estaban a mil con fiesta y petardos que tiraban a la cancha en pleno partido. El puntero sueco Lennart Skoglund declaró: "Cada vez que tomaba la pelota se producía una explosión a mi alrededor. Tenía que correr como si fuera un campo minado". Brasil aprovechó y goleó 7-1.
Siestita celeste
Uruguay se clasificó de última para jugar contra Brasil por el título. Los dirigentes orientales tuvieron la idea de hacer descansar a los jugadores en el ómnibus que los llevóal Maracaná. Por lo que apilaron allí colchones y los celestes se mandaron una plácida siesta. Eso antes de protagonizar el Maracanazo.
Jules Rimet perdido entre uruguayos
Faltando poco para terminar la final, el presidente de la FIFA Jules Rimet bajó de la tribuna al campo del Maracaná con la Copa, que tenía su nombre, para entregarla al campeón. Llevaba en su bolsillo un discurso escrito en portugués, ya que descontaba que el ganador sería Brasil. En ese momento, el local iba empatando 1-1 con Uruguay, y era campeón. Rimet debía dar una larga vuelta al estadio para llegar al terreno y entregar el trofeo. Cuando fue pasando los pasillos, de pronto se encontró con que el furioso bullicio de la gente había casi desaparecido. Salió por fin al campo y no vio a ningún brasileño, sólo a unos pocos jugadores uruguayos abrazándose y llorando. Se quedó pensativo y por fin entendió: en su trayecto, Alcides Ghiggia había hecho el gol del título. Buscó a Obdulio Varela, capitán celeste, y le dio la Copa. ¿El discurso en portugués? Nada. Sólo atinó a decir "mes félicitations", en francés.
historia mundial: brasil 50
Antes de la Segunda Guerra Mundial, Brasil había presentado su intención de ser sede de la cuarta Copa del Mundo. Pero la locura barrió todo, y hubo que esperar a su fin para que un congreso de la FIFA en 1946 tomara una decisión. Suiza quería, pero no contaba con estructura. Brasil volvió a presentarse, incluso con apoyo del presidente argentino Juan Domingo Perón, y fue elegido. Y en el enorme y futbolero país vecino, se daría uno de los más inolvidables momentos de la historia del fútbol: el Maracanazo de Uruguay.
Tras semejante intervalo mundialista, doce años desde Francia 38, había que reorganizar todo. Primero la entidad madre, que logró comunicación aún en medio de los frentes de combate. Y luego, cómo se haría el torneo. Los europeos postulaban la perversa eliminación directa, pero Brasil convenció a la FIFA de que sería mejor hacer una fase de grupos. Incluso, para la ronda final. El secretario general Hénri Delaunay, mano derecha del presidente Jules Rimet, renunció molesto con la idea, que al final prosperó. Así que los 13 países participantes fueron aglutinados en cuatro zonas, donde sólo el ganador iría a las instancias decisivas. Que también tendrían el sistema de todos contra todos, por lo que fue el único Mundial sin final propiamente dicha.
Se jugaron otra vez eliminatorias para conformar los participantes, pero la cantidad de retiros dejó el número en 13, como en la primera edición de Uruguay 30. Entre ellos no estuvo otra vez Argentina, ahora por diferencias con la Confederación Brasileña, pero sí volvió Uruguay, gracias al abandono de sus adversarios, lo mismo que Bolivia, Chile y Paraguay. En tanto, Inglaterra se incorporó a la FIFA, jugó la previa y debutó en la Copa. En cambio, Alemania y Japón fueron excluidas por su responsabilidad en la guerra, y la Unión Soviética no quiso viajar.
Con ese panorama todavía muy irregular, la Copa, llamada ahora Jules Rimet por los 25 años de presidencia del francés, se inauguró en el coloso sudamericano el 24 de junio de 1950, en un nuevo gran escenario. Brasil había preparado con todo su ansiado Mundial, para lo que, como Uruguay 20 años antes, construyó un majestuoso estadio, el Maracaná. AL Igual que el Centenario del 30, el Maracaná se hizo apuradamente y se abrió para la misma jornada inicial, donde el dueño de casa, con su ballet integrado por Ademir, Jair y Zizinho goleó a México 4 a 0. Ese Grupo 1 lo compartía con Yugoslavia y Suiza, quienes le dieron dolor de cabeza, pero finalmente Brasil terminó ganando y yendo a la ronda final.
Sus rivales en la liguilla saldrían de los otros tres grupos. En el 2, España mostró su poderío y se clasificó, aprovechando que Inglaterra, que se creía el mejor, quedó en ridículo al caer con Estados Unidos 1 a 0. El 3 fue para Suecia, que dejó afuera al campeón reinante Italia, golpeado por la tragedia aérea de Superga en 1949, que se llevó al plantel del Torino, entre ellos diez titulares de la selección. Y el 4 fue una eliminatoria directa entre Uruguay y Bolivia, que terminó lógicamente con el 8-0 oriental y su pase a la ronda definitoria.
El Maracaná y el Pacaembú de Sao Paulo recibieron a los cuatro pretendientes a la Copa. Brasil y Uruguay fueron los que llegaron a la última fecha con chances de campeón, pero por caminos totalmente opuestos. Mientras la verdeamarelha arrasaba a Suecia y España con lluvia de goles, petardos, colorido y festejo, la celeste igualó sufriendo con España 2 a 2, y cuando su derrota con Suecia lo dejaba al local campeón, el doblete del "Cotorrra" Omar Míguez le dio el agónico 3-2 y la llegada al último partido con posibilidades.
Y entonces, mientras Suecia era tercero sobre España, los finalistas se encontraron en el atiborrado Maracaná, con 50 000 personas más de su capacidad, en ese momento de 180 000. Brasil festejó, como pasa hoy en día, por anticipado con fiesta en las calles, tapas sensacionalistas de diarios y manifestaciones de hinchas. Uruguay fue a una iglesia a rezar. Y su humildad le dio el premio. Porque tras el gol inicial de Friaca, los dirigidos por Juan López supieron igualar por Schiaffino, y a once minutos del cierre, Alcides Ghiggia amagó tirar un centro al medio y remató al primer palo de Barbosa, marcando el tanto que, tras el silbatazo final del inglés Reader, se grabó a fuego para la eternidad como el Maracanazo. Los brasileños huyeron llenos de dolor e incredulidad. Los poquitos uruguayos se sumergieron en felicidad. Es que, como veinte años antes, Uruguay tocó el cielo con las manos. Pero éste no era el de Montevideo, era el de Río de Janeiro.
Tras semejante intervalo mundialista, doce años desde Francia 38, había que reorganizar todo. Primero la entidad madre, que logró comunicación aún en medio de los frentes de combate. Y luego, cómo se haría el torneo. Los europeos postulaban la perversa eliminación directa, pero Brasil convenció a la FIFA de que sería mejor hacer una fase de grupos. Incluso, para la ronda final. El secretario general Hénri Delaunay, mano derecha del presidente Jules Rimet, renunció molesto con la idea, que al final prosperó. Así que los 13 países participantes fueron aglutinados en cuatro zonas, donde sólo el ganador iría a las instancias decisivas. Que también tendrían el sistema de todos contra todos, por lo que fue el único Mundial sin final propiamente dicha.
Se jugaron otra vez eliminatorias para conformar los participantes, pero la cantidad de retiros dejó el número en 13, como en la primera edición de Uruguay 30. Entre ellos no estuvo otra vez Argentina, ahora por diferencias con la Confederación Brasileña, pero sí volvió Uruguay, gracias al abandono de sus adversarios, lo mismo que Bolivia, Chile y Paraguay. En tanto, Inglaterra se incorporó a la FIFA, jugó la previa y debutó en la Copa. En cambio, Alemania y Japón fueron excluidas por su responsabilidad en la guerra, y la Unión Soviética no quiso viajar.
Con ese panorama todavía muy irregular, la Copa, llamada ahora Jules Rimet por los 25 años de presidencia del francés, se inauguró en el coloso sudamericano el 24 de junio de 1950, en un nuevo gran escenario. Brasil había preparado con todo su ansiado Mundial, para lo que, como Uruguay 20 años antes, construyó un majestuoso estadio, el Maracaná. AL Igual que el Centenario del 30, el Maracaná se hizo apuradamente y se abrió para la misma jornada inicial, donde el dueño de casa, con su ballet integrado por Ademir, Jair y Zizinho goleó a México 4 a 0. Ese Grupo 1 lo compartía con Yugoslavia y Suiza, quienes le dieron dolor de cabeza, pero finalmente Brasil terminó ganando y yendo a la ronda final.
Sus rivales en la liguilla saldrían de los otros tres grupos. En el 2, España mostró su poderío y se clasificó, aprovechando que Inglaterra, que se creía el mejor, quedó en ridículo al caer con Estados Unidos 1 a 0. El 3 fue para Suecia, que dejó afuera al campeón reinante Italia, golpeado por la tragedia aérea de Superga en 1949, que se llevó al plantel del Torino, entre ellos diez titulares de la selección. Y el 4 fue una eliminatoria directa entre Uruguay y Bolivia, que terminó lógicamente con el 8-0 oriental y su pase a la ronda definitoria.
El Maracaná y el Pacaembú de Sao Paulo recibieron a los cuatro pretendientes a la Copa. Brasil y Uruguay fueron los que llegaron a la última fecha con chances de campeón, pero por caminos totalmente opuestos. Mientras la verdeamarelha arrasaba a Suecia y España con lluvia de goles, petardos, colorido y festejo, la celeste igualó sufriendo con España 2 a 2, y cuando su derrota con Suecia lo dejaba al local campeón, el doblete del "Cotorrra" Omar Míguez le dio el agónico 3-2 y la llegada al último partido con posibilidades.
Y entonces, mientras Suecia era tercero sobre España, los finalistas se encontraron en el atiborrado Maracaná, con 50 000 personas más de su capacidad, en ese momento de 180 000. Brasil festejó, como pasa hoy en día, por anticipado con fiesta en las calles, tapas sensacionalistas de diarios y manifestaciones de hinchas. Uruguay fue a una iglesia a rezar. Y su humildad le dio el premio. Porque tras el gol inicial de Friaca, los dirigidos por Juan López supieron igualar por Schiaffino, y a once minutos del cierre, Alcides Ghiggia amagó tirar un centro al medio y remató al primer palo de Barbosa, marcando el tanto que, tras el silbatazo final del inglés Reader, se grabó a fuego para la eternidad como el Maracanazo. Los brasileños huyeron llenos de dolor e incredulidad. Los poquitos uruguayos se sumergieron en felicidad. Es que, como veinte años antes, Uruguay tocó el cielo con las manos. Pero éste no era el de Montevideo, era el de Río de Janeiro.
miércoles, 21 de marzo de 2018
CÓMO ME GUSTABA TITANES EN EL RING...
Uno de mis preferidos buenos: Dink-C, 1983
Un recuerdazo de la TV de los 80. Inolvidables e imperdibles esos viernes a las 21 por el 11 con las peleas de esos grandes personajes encabezados por Martín Karadagián sobre un cuadrilátero. Me atrapaban las luchas donde siempre había un bueno y un villano. Entre otros, aparte de Martín y su ‘’cortito’’, recuerdo a Rubén Peucelle, El Diábolo, Gengis Khan, Attila, Pepino, Julio César, la Hormiga Negra, la Momia Negra, el Cíclope Polifemo y Dink-C, que repartía ese jugo al público.
Ni hablar de los árbitros como Eduardo David, Arará y el polémico William Boo que siempre dirigía mal; las tomas como el topetazo, las presentaciones, los relatos y la pegadiza canción del programa (‘’Titanes en el ring, hoy se vuelven a enfrentar...’’). Tan bueno que lo seguía con pasión, como si fuera fútbol, y jugaba así con MI HERMANO Leo o alguno del colegio en casa y otros lados.
PAULINA KARADAGIÁN RECUERDA A LOS TITANES
Anoche viví por radio un momento muy lindo como interesante. En el programa El Magazine de Radio La Red, que cada tanto suelo escuchar,fue invitada Paulina Karadagián, hija del gran Martín Karadagián, fundador y figura principal de Titanes en el Ring, el genial conjunto de peleas de catch y demás con enorme personajes, un ícono de mi feliz infancia y de la de la mayoría que lo vio. Paulina recordó anécdotas, habló con gran admiración por su papá, no sólo en la TV sino como familia, y contó que en un tiempo intentó reeditar el extraordinario programa de los viernes a la noche, aunque no llegó a buen puerto; incluso habló de muchos líos que los luchadores generaron, según ella hubo traiciones. Por otra parte, informó que cuenta con un Facebook y un Instagram donde revive esas veladas, y que el 2 de mahyo se descubrirá un aplaca en homenaje a Martín, fallecido en 1991, en la Plaza Armenia, y que entonces habrán varias sorpresas. Más allá de eso, la hija del gran armenio-argentino nos hizo vivir una noche de titanes. De vida sana, de TV sana, de eso que ahora falta. De Titanes.
domingo, 18 de marzo de 2018
QUÉ SON LOS MASTERS 1000
Para quienes no entienden, porque ésa es mi función como periodista que soy, los torneos de tenis llamados Masters 1000, como el que este domingo Del Potro le ganó a Federer en Indian Wells, son muy importantes. Explico: los más grandes son los denominados Grand Slam, es decir, el Abierto de Australia, Roland Garros (Francia), Wimbledon (Inglaterra) y el US Open o Abierto de Estados Unidos. Luego de esos cuattro, casi como ganar una Eurocopa o Copa América, vienen estos Masters 1000, que son nueve en total y que reparten muchos puntos, lo cual es decisivo para el ránking, especialmente uno tan parejo como el de los hombres. Atrás vienen los ATP 500 Y 250, cuyo número decreciente lo dice todo. Por eso, el triunfazo y la alegría que el gran Juan Martín le da al tenis y al deporte argentino.
POTRO DELPO: CAMPEÓN DEL MASTERS 1000 ANTE FEDERER
Momento en que Del Potro se consagra en Indian Wells
Juan Martín Del Potro hizo otra de las suyas gloriosas. Como cuando ganó hace casi 10 años el US Open, este domingo batió al tremendo Roger Federer y ganó el Masters 1000 de Indian Wells, en Estados Unidos. Otra de Delpo, que hace dos años no sabía si seguía jugando por lesiones repetidas y crónicas de muñeca, y luego fue palta en los Olímpicos de Río 2016, ganó la Copa Davis, hace poco se llevó el ATP 500 de Acapulco y ahora dio la nota en emotiva defninción en tercer set con un gran 7-2 en tie break. Por fin, la "torre de Tandil" rompió ese maleficio de no poder ganar algo gordo. Bajó a Federer, que venía invicto en el año, y ahora será 6 del mundo. Y sí, el apellido le queda bien: un Potro del tenis y del deporte argentino. !Felicitaciones Delpo!
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