Espectacular la que hice el 10 de enero de 1994. Esa noche escribía Lo Mejor de Africa en mi escritorio iluminado por el velador. Como hacía mucho calor, las polillas eran corrientes. Una empezó a revolotear por la pieza, lo que no sólo me desconcentraba sino que me daba cosa. Como no se iba, agarré un insecticida y cuando la tuve más o menos cerca tiré al voleo, con tan mala suerte que LE DI A LA LAMPARITA Y ESTA ESTALLÓ EN PEDAZOS. Desastre, volaron los pedacitos de vidrio, suerte que no pasó nada. Y bueno, por lo menos maté la polilla que jodía. Lástima que la ligó la bombita y tuve que irme a dormir...
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