No es la letra de una canción mía, ni de cualquier otro, tal vez algún caribeño. Es lo que viene sucediendo en esta loca primavera argentina 2018. Del calor con humedad y más de 25 grados, hoy estamos pasando al fresco de 18 y con algo de lluvia. Antes tornamos del friazo inesperado de abrigo y todo al calor de estar casi en cueros el hombre y con remerita la mujer. Ya sé que el cambio climático, pero cada vez peor. Porque no es la primera vez que escribo del clima, sé que parezco un rezongón quejoso, pero es así. Parece que en estos tiempos la estación de las flores es la del pronóstico a cada media hora, de los cambios bruscos. Y encima, con más frecuencia. Como aquella propaganda de Bardahl, el lubricante para auto, que decía "para los 365 climas del año". Bueno, al menos, para estos tres meses. Que son hermosos, siempre que el tiempo no piense lo contrario.
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