Así como lo que antes publiqué de Swazilandia, lo de las mujeres en Arabia Saudita es una de prehistoria, pero lamentablemente real. Lean por favor la
estupidez en que la sociedad saudita las tiene atrapadas, por lo que llevan una vida de restricciones, casi de servidumbre, que no se puede justificar ni con la religión.
1. Tienen un tutor
Las mujeres de Arabia Saudí son tratadas, prácticamente, como menores de edad durante toda su vida. Están obligadas a tener un guardián para siempre: un
hombre que se haga cargo de ellas y que tome absolutamente todas sus decisiones. Ellos lo llaman «mahram», una especie de tutor que las maneja a su antojo
y que actúa como su dueño, como un amo.
Suelen ser sus maridos, sus hermanos o sus padres y sin ellos no pueden ni siquiera salir de casa. Tampoco pueden ir a la compra o ser operadas de urgencia
sin su consentimiento y acompañamiento, ya que si caminan solas por la calle pueden ser agredidas y violadas. Parece algo exagerado, pero su realidad es
así de cruda. Es su castigo por no obedecer, por no someterse a las decisiones de un hombre que opera por ella.
2. No pueden manejar
No existe una ley que impida conducir a las mujeres de manera directa, pero sí es cierto que la doctrina religiosa wahabí contempla su prohibición. Se
trata de una de las vertientes más radicales del islam, que asegura que el hecho de que las mujeres sauditas se pongan al volante quebranta los valores
sociales de la humanidad.
3. Restricciones para estudiar, trabajar y votar
Las mujeres sauditas pueden estudiar, siempre y cuando cuenten con el permiso de su tutor o guardián, y siempre que elijan una carrera universitaria que
se les permita cursar. No pueden acceder libremente al catálogo de estudios, como cualquier hombre de su país; porque, al mismo tiempo, tampoco pueden
ocupar cualquier puesto de trabajo para el que estén capacitadas.
A su vez, también cuentan con dificultades durante su desarrollo educativo. Si sus docentes son hombres, tal y como ocurre en la mayoría de ocasiones,
las clases han de ser impartidas por videoconferencia ya que apenas pueden tener contacto directo con el género masculino (aunque parezca una broma, uno
de los motivos por los que las mujeres no pueden conducir es por evitar que se vean en la obligación de interactuar con otros hombres en el caso de que
el vehículo se averíe).
En cuanto a la posibilidad de votar siendo mujer en Arabia Saudí, hay buenas noticias. El sufragio femenino existe en el país de Oriente Medio desde hace
aproximadamente un año y medio, por lo que las mujeres sauditas pueden acudir a los colegios electorales y ejercer su derecho al voto, aunque siempre acompañadas
por su tutor.
4. Ropa
No hay mucho donde elegir en este caso. Cualquier parte de su cuerpo, excepto su rostro y sus manos, está prohibida ser mostrada. Enseñar sus piernas o
su pelo en Arabia Saudí es algo parecido a ir desnudo en occidente, pero con peores consecuencias. Es por ello por lo que las mujeres sauditas deben llevar
un hijab y un abaya, ambos negros. De ningún otro color.
El hijab es un velo que cubre toda la cabeza, a excepción de los ojos, y parte del cuello y del torso; mientras que el abaya es una especie de túnica de
color negra. Por supuesto, las mujeres tienen estrictamente prohibido maquillarse o mostrar su belleza, ya que ambas circunstancias sirven de excusa para
ser violadas o agredidas, acusadas de ser prostitutas.
5. Otras prohibiciones
En Arabia Saudí las mujeres no pueden probarse ropa en una tienda, o utilizar la piscina o el spa en un hotel. Tampoco pueden viajar sin autorización previa
de su tutor o abrir una cuenta bancaria sin el permiso de su cónyuge. Tienen prohibido acceder a un camposanto, adquirir una muñeca o leer una revista
femenina. Su declaración ante un juez vale exactamente la mitad que la de un hombre, y en algunos edificios públicos tienen una entrada específicamente
para ellas. También existen playas o parques a los que solo pueden acceder hombres.
Todo escrito. Agrego: menos mal que vivimos en Argentina.
Fuente: Los Replicantes (España), 2017
No hay comentarios:
Publicar un comentario