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jueves, 31 de enero de 2019

A 25 AÑOS DE GIMNASIA CAMPEÓN DE LA COPA CENTENARIO

Se debatió, se sigue debatiendo, si fue campeón oficial o no para el historial. Pero la realidad de aquel enero de 1994, hace 25 años, es que el legendario
Gimnasia y Esgrima La Plata gritó campeón y dio una vuelta en el fútbol argentino. Vale entonces el reconocimiento, mucho más por el contexto y por el
gigante rival a quien le ganó para escribir, hasta hoy, su página más feliz.

Corría pleno invierno de 1993 y la AFA, presidida por Julio Grondona, ideó un torneo entre los 20 clubes de Primera División para celebrar su centenario.
Justamente se llamó Copa Centenario de la AFA y era por eliminación directa, con un complejo sistema de rondas de ganadores y perdedores hasta la final
a partido único. Todo en el medio de la disputa de la nueva temporada 93/94, el Torneo Apertura 93 y la actividad de la Selección dirigida por Alfio Basile,
que peleaba por ingresar al Mundial de Estados Unidos.

En ese perdido, mediocre contexto organizativo, con poca repercusión mediática al principio, Gimnasia fue en silencio pasando obstáculos. Entrenado por
la dupla de Carlos Ramaciotti y Edgardo Sbrissa, contaba con los mellizos Guillermo y Gustavo Barros Schelotto y los uruguayos Guillermo Sanguinetti y
el inolvidable Hugo Romeo Guerra. El “lobo” dejó afuera primero a su superclásico rival Estudiantes (1-0, gol de Guillermo), y 0-0), luego a Newell’s Old
Boys 1-0 (Dopazo) y a Argentinos Juniors 2-1 (Dopazo de penal y Morant) y el 7 de agosto derrotó a Belgrano de Córdoba por penales 4-3 luego del 2-2 (Gustavo
y Dopazo) para ir a la gran final por el título, que por esas cosas del diagrama sería recién en el verano del 94.

En tanto, los grandes de nuestro fútbol iban quedando por el camino. Fue River, el River de Daniel Passarella, el de las grandes luminarias, que llegó
a la superfinal tras un camino donde sorteó a Boca en alargue y a Belgrano en la final de perdedores el 23 de enero. Una semana después, en el Bosque platense,
en el famoso reducto gimnasista, se encontraban Gimnasia y River para dirimir el irrepetible certamen festivo.

Ramaciotti y Sbrissa se habían ido del lobo y tomó al equipo el imborrable Roberto Perfumo. El 30 de enero fue el partido, parejo, pero donde el local
siempre jugó mejor y terminó siendo superior a un apagado millonario, de irregular campaña en la liga que ganaría días después. River desperdició una gran
chance cuando a la media hora Guillermo Rivarola remató un penal y el juvenil arquero Lavallén se lo atajó; un rato después, llegando al entretiempo, Hugo
Guerra abrió el marcador. Pero enseguida los riverplatenses empataron por medio de su actual entrenador de la Reserva, Facundo “Luigi” Villalba.

Parecía que la final iba a la prórroga. Pero a los 31 minutos, Guerra bajó la pelota de cabeza y el “Moncho” Pablo Fernández, uno de los tres de ese apellido
en el plantel, empujó el balón al gol. Y sobre la hora, Guillermo lapidó para un 3-1 merecido, rotundo. Gimnasia festejó como lo que era, un título. Sí,
salió campeón  en la Argentina. Si las frías estadísticas prefieren obviarlo, es harina de otro costal.