Y te diré quién eres, dice
el legendario refrán. Es importante traerlo al presente en esta insociedad en
la que vivimos. Claro, uno, ser humano, cada vez menos humano es cierto, trata
de relacionarse, interactuar socialmente, nadie vive solo, necesita de otros. Y
en esa búsqueda termina perdiendo. Pero no con algún entredicho o episodio de
falta de amor entre dos o más personas, desuniones, envidias, lo que sea. Peor
aún, se mete con gentuza. Como la gentuza tiene arte que ni Miguel Angel, te hace
creeer que está de tu lado, es divina, y después te muestra su verdadera cara,
en algunos casos bastante inconveniente. Pasa con el ambiente de la música o el
periodismo que frecuenté y frecuento, pero con todos los ambientes, si por algo
esto es una insociedad. Todos somos rebuenos, simpatiquísimos, uf, sí. Después,
cambiamos 720 grados y mostramos lo peor de nosotros. El asunto es, justamente como
el título, intentar darse cuenta de con quién uno anda. Ya sé, pido mucho, pero
bueno, el botoncito de alerta roja tiene que estar siempre activado, porque no
sabemos (aunque sepamos) a quién la vida nos pone delante. Alerta, no dar
vuelta la cara. Simplemente alerta de con quién andamos.