La última por hoy, ya ven que lo que pasó en este día mundial dio para escribir. Con la eliminación de Argentina, otra vez a hacernos hinchas de algún país que nos guste o nos llegue. Yo voy si me permiten con Uruguay, nuestro vecino, hermano y tan común a nosotros en tantas cosas. Contrariamente al papelón de la Selección, la celeste derrotó bien a este pobre Portugal de Cristiano Ronaldo y se verá con Francia en cuartos. Como viene Uruguay, con la seriedad con la que trabaja, con los grandes jugadores y equipo en serio que posee, lo veo llegando lejos. Aparte lo tengo a mi amigo Marcelinho Witteczeck, editor de Tribunero.com, que está a full con la oriental. Bueno chicos, vayan a dormir tranquilos, hay cosas más importantes que el fútbol y el Mundial, el país la está pasando muy mal en general. Y si tienen ganas, sigan el Mundial que igual está bueno. Mañana España-Rusia y Croacia-Dinamarca, y aún falta Brasil y Colombia con Inglaterra. Y Así Es La Vida lo seguirá.
Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
sábado, 30 de junio de 2018
JORNADA MUNDIAL: QUE VUELVA MENOTTI, PERO COMO MANAGER
En los años 70 todo era en la vida de la Selección desorganización, ineptitud, mal trabajo, como hoy. Tras la pésima campaña en el Mundial de Alemania en 1974, César Luis Menotti tomó la conducción y marcó con su tarea una revolución que no sólo lo llevó a su primer título del mundo en 1978 en nuestro país, sino a dejar un precedente a seguir. El que luego continuó Carlos Bilardo para el segundo logro en 1986 y el heroico subcampeonato en 1990.
Se perdió el rumbo en los años siguientes, se nombraron gente con cartel luminoso más que técnicos con capacidad. Hasta que vino aquella idea de revivir a la generación del 86 y Bilardo asumió como director general de la Selección, repitiendo el segundo lugar mundial luego de 24 años, aquella gesta de Italia 90 que él mismo forjó. Con ese antecedente, entonces, sería bueno, por qué no necesario, que Menotti vuelva a tomar la conducción. Ya no desde el banco, quizá por su edad o sus intereses no quiera o pueda. Pero sí para igual que Bilardo, estar al frente del mundo Selección. Lo que una vez se quiso hacer con José Pekerman y falló, un papelón de tantos de la AFA, que ahora se realice en la persona del mejor técnico del fútbol argentino de la historia, más allá de los resultados.
Un hombre que gestó y logró lo que nadie había hecho hasta 1978, algo debe saber de fútbol. Seguramente, Menotti no nombraría a Sampaoli como DT, no arreglaría partidos con Israel luego suspendidos, ni siquiera amistosos inútiles, sólo para sumar dinero y desatinos. Tendría una línea de juego, una identidad, un grupo de futbolistas capaces y no estrellitas de propaganda. El "Flaco" movería el piso de este balompié nacional cada vez peor. Que vuelva Menotti, que como hace cuatro décadas, la Argentina se lo va a agradecer.
Se perdió el rumbo en los años siguientes, se nombraron gente con cartel luminoso más que técnicos con capacidad. Hasta que vino aquella idea de revivir a la generación del 86 y Bilardo asumió como director general de la Selección, repitiendo el segundo lugar mundial luego de 24 años, aquella gesta de Italia 90 que él mismo forjó. Con ese antecedente, entonces, sería bueno, por qué no necesario, que Menotti vuelva a tomar la conducción. Ya no desde el banco, quizá por su edad o sus intereses no quiera o pueda. Pero sí para igual que Bilardo, estar al frente del mundo Selección. Lo que una vez se quiso hacer con José Pekerman y falló, un papelón de tantos de la AFA, que ahora se realice en la persona del mejor técnico del fútbol argentino de la historia, más allá de los resultados.
Un hombre que gestó y logró lo que nadie había hecho hasta 1978, algo debe saber de fútbol. Seguramente, Menotti no nombraría a Sampaoli como DT, no arreglaría partidos con Israel luego suspendidos, ni siquiera amistosos inútiles, sólo para sumar dinero y desatinos. Tendría una línea de juego, una identidad, un grupo de futbolistas capaces y no estrellitas de propaganda. El "Flaco" movería el piso de este balompié nacional cada vez peor. Que vuelva Menotti, que como hace cuatro décadas, la Argentina se lo va a agradecer.
JORNADA MUNDIAL: SI TODO SE HACE MAL, TE VA MAL
Un par de opiniones más sobre esta derrota argentina con Francia en Rusia, porque hacen falta. Las discusiones y las teorías sobre la eliminación, penosa, deshonrosa, son infinitas. Pero hay una realidad que no admite discusión ni ponerse a pensar mucho. NO hay que ser Einstein para saber que si las cosas se hacen mal, el resultado final es tal cual lo que se hizo antes.
La pregunta de por qué esta nueva humillante derrota tiene respuesta rápida. Porque todo está mal, de arriba hacia abajo. Todo es ineptitud, improvisación, nebulosa, desorganización. Argentina volvió, por desgracia, a esos años 70 del caos permanente, dentro y fuera de la cancha, como antes y durante el torneo de Alemania 1974. La famosa nueva AFA no cambió nada, todo sigue igual o peor en el fútbol nacional. Parece no haber conducción, y si la hay, se toman decisiones completamente erradas. Porque si el bueno del ex presidente Julio Grondona viviera, más allá de sus desatinos dirigenciales, no le daría la gloriosa albiceleste a un tal Jorge Sampaoli. Entonces habría un técnico serio, un contexto serio, jugarían los mejores y no las estrellitas de propaganda o de redes sociales. Entonces se haría algo bueno con los juveniles, como ya se hizo y dio éxito más allá de un título. Entonces tendríamos de verdad una Selección que enamore, una Argentina candidata a ganar el Mundial.
Pero seguimos en la oscuridad permanente, preferimos no aprender de tantos y tantos desatinos, que no son de 2018 sino de varios años atrás, por algo recién en 2014 se llegó a una final. Así, tras el subcampeonato de Brasil 2014, los Sub 20 y 17 dan lástima, se pierden dos Copas América con un tal Chile, se cambian entrenadores mal designados previamente, y éstos cometen más errores. Un efecto dominó que continúa libremente, y que es hora de pararlo. ¿Cómo? Simple: empezando de una vez a que todas las cosas citadas se hagan bien. Aunque sea una.
La pregunta de por qué esta nueva humillante derrota tiene respuesta rápida. Porque todo está mal, de arriba hacia abajo. Todo es ineptitud, improvisación, nebulosa, desorganización. Argentina volvió, por desgracia, a esos años 70 del caos permanente, dentro y fuera de la cancha, como antes y durante el torneo de Alemania 1974. La famosa nueva AFA no cambió nada, todo sigue igual o peor en el fútbol nacional. Parece no haber conducción, y si la hay, se toman decisiones completamente erradas. Porque si el bueno del ex presidente Julio Grondona viviera, más allá de sus desatinos dirigenciales, no le daría la gloriosa albiceleste a un tal Jorge Sampaoli. Entonces habría un técnico serio, un contexto serio, jugarían los mejores y no las estrellitas de propaganda o de redes sociales. Entonces se haría algo bueno con los juveniles, como ya se hizo y dio éxito más allá de un título. Entonces tendríamos de verdad una Selección que enamore, una Argentina candidata a ganar el Mundial.
Pero seguimos en la oscuridad permanente, preferimos no aprender de tantos y tantos desatinos, que no son de 2018 sino de varios años atrás, por algo recién en 2014 se llegó a una final. Así, tras el subcampeonato de Brasil 2014, los Sub 20 y 17 dan lástima, se pierden dos Copas América con un tal Chile, se cambian entrenadores mal designados previamente, y éstos cometen más errores. Un efecto dominó que continúa libremente, y que es hora de pararlo. ¿Cómo? Simple: empezando de una vez a que todas las cosas citadas se hagan bien. Aunque sea una.
JORNADA MUNDIAL: OTRA VEZ A GRITAR LOS GOLES DEL RECUERDO
Esta semana se cumplieron, como evocamos, aniversarios de los dos títulos mundiales de la selección argentina. Justamente, ayer viernes fueron 32 años del triunfo del 86, lo cual recordamos con video y demás. Un día después, esa Selección otrora gloriosa cayó con Francia y se quedó rápida y penosamente afuera de este Mundial de Rusia. La generación perdedora y de estrellas de propaganda, encabezada por Lionel Messi, nos obliga una vez más a vivir de recuerdos audiovisuales, hasta que una nueva Argentina nos dé una alegría moderna. ¿Volveremos a ser campeones? Se supone que sí. Por ahora, tribuneros queridos, seguiremos gritando goles de Kempes, Maradona, Burruchaga y hasta los de Batistuta a México para la Copa América 93, último título oficial de selecciones mayores. Esperando alguno del siglo XXI.
JORNADA MUNDIAL: LA NUEVA GUARDIA DEBE SEGUIR
Argentina quedó penosamente eliminado del Mundial de Rusia, noticia nueva y vieja al mismo tiempo, algo maduro desde hace mucho tiempo por tantas razones dentro y fuera de la cancha. ?Y ahora qué?, es la pregunta del hincha.
El fútbol, en una de sus frases bíblicas, dice que siempre da revancha. Es hora de mirar la revancha que aparece en el futuro, aunque hoy sea lejano. En 2019 la Copa América espera que la albiceleste triunfe luego de ya 25 años sin alegrías (sí, un cuarto de siglo). Para ello habrá que trabajar desde bien abajo, bien desde cero. Pero ya se tiene un elemento: los jugadores que tuvieron su primer Mundial. La "nueva guardia" debe seguir formando parte de la Selección, por supuesto con un contexto serio, organizado, concienzudo, tarea de la dirigencia de la AFA.
Pero los que vienen asomando con la camiseta nacional, tengan o no mucha edad, deben ser los primeros a tener en cuenta. Despedida la generación perdedora y de estrellas de propaganda, les llega la hora a ellos. Armani, aún con sus 32 años, Meza (elogiado por el mismo Messi), Tagliafico, Pavón, Lo Celso (¿por qué nunca jugó, porque no quiso Messi?), Marcos Acuña, hasta el pobre Manuel Lanzini que se perdió el torneo por su grave lesión previa. Ellos tienen que llevar la bandera, pesada si las hay, argentina en adelante. Ojalá se haga.
El fútbol, en una de sus frases bíblicas, dice que siempre da revancha. Es hora de mirar la revancha que aparece en el futuro, aunque hoy sea lejano. En 2019 la Copa América espera que la albiceleste triunfe luego de ya 25 años sin alegrías (sí, un cuarto de siglo). Para ello habrá que trabajar desde bien abajo, bien desde cero. Pero ya se tiene un elemento: los jugadores que tuvieron su primer Mundial. La "nueva guardia" debe seguir formando parte de la Selección, por supuesto con un contexto serio, organizado, concienzudo, tarea de la dirigencia de la AFA.
Pero los que vienen asomando con la camiseta nacional, tengan o no mucha edad, deben ser los primeros a tener en cuenta. Despedida la generación perdedora y de estrellas de propaganda, les llega la hora a ellos. Armani, aún con sus 32 años, Meza (elogiado por el mismo Messi), Tagliafico, Pavón, Lo Celso (¿por qué nunca jugó, porque no quiso Messi?), Marcos Acuña, hasta el pobre Manuel Lanzini que se perdió el torneo por su grave lesión previa. Ellos tienen que llevar la bandera, pesada si las hay, argentina en adelante. Ojalá se haga.
JORNADA MUNDIAL: ARGENTINA, UN EQUIPO SIN PASTA
Para ganar un Mundial, nada más ni nada menos que un Mundial, el Olimpo del fútbol, no sólo hay que tener buenos jugadores, lindo juego, grandes superultrafiguras, grandes goleadores. Se sabe, hincha tribunero, que se necesita algo más. Ese "fuego sagrado" que le llaman que marca la diferencia entre los grandes y los campeones.
Argentina, por supuesto, sigue siendo un ghrande, por algo tiene dos títulos del mundo y tres subcampeonatos, además de otros tantos torneos alrededor del planeta. Pero quedó demostrado que estos últimos años se cayó de jerarquía, se empequeñeció, se convirtió en un equipo ganable. Uno, usando un término liguero, de mitad de tabla. Y en este Rusia 2018 penoso, más allá de todos los líos previos posibles, no tuvo pasta, como hace rato no la tiene, para conseguir el éxito. Esa pasta de campeón del 78, del 86, más allá de que las comparaciones son odiosas.
Llegó demasiado lejos en el Mundial, ésa es su realidad hoy por hoy. Porque lejos nunca puede ser octavos de final para Argentina. Pero esta albiceleste no podía arribar más lejos. Cómo podría cuando va venciendo a Islandia (Islandia, ninguna potencia) y a los cuatro minutos éste le empata, y luego no puede ganar. Cuando Croacia le hace un gol tonto y termina en abultada derrota, con su estrellita de propaganda Messi mirando el piso. Cuando iba 2-1 con este Francia que no había hecho tanto en el torneo, y en un rato lo pierde. Cuando, en 2017, Nigeria lo pasó por arriba y le dio vuelta aquel 02- en Krasnodarsk. Como no fue contra las mismas Super Aguilas el otro día, cuando se triunfó con la garra que pedía la situación.
Pero esta Selección, adentro y afuera de la cancha, no tuvo reacción, no pudo con gigantes ni tampoco con pequeños. Entonces, una vez más, cae al lago del fracaso. Al fracaso de tantas bajas actuaciones en Mundiales, salvo 2014. AL fracaso de las finales de Copa América perdidas con un tal Chile. Al fracaso estrepitoso de quedar tan rápido, cuando faltan quince partidos, de la Copa del Mundo.
Argentina, por supuesto, sigue siendo un ghrande, por algo tiene dos títulos del mundo y tres subcampeonatos, además de otros tantos torneos alrededor del planeta. Pero quedó demostrado que estos últimos años se cayó de jerarquía, se empequeñeció, se convirtió en un equipo ganable. Uno, usando un término liguero, de mitad de tabla. Y en este Rusia 2018 penoso, más allá de todos los líos previos posibles, no tuvo pasta, como hace rato no la tiene, para conseguir el éxito. Esa pasta de campeón del 78, del 86, más allá de que las comparaciones son odiosas.
Llegó demasiado lejos en el Mundial, ésa es su realidad hoy por hoy. Porque lejos nunca puede ser octavos de final para Argentina. Pero esta albiceleste no podía arribar más lejos. Cómo podría cuando va venciendo a Islandia (Islandia, ninguna potencia) y a los cuatro minutos éste le empata, y luego no puede ganar. Cuando Croacia le hace un gol tonto y termina en abultada derrota, con su estrellita de propaganda Messi mirando el piso. Cuando iba 2-1 con este Francia que no había hecho tanto en el torneo, y en un rato lo pierde. Cuando, en 2017, Nigeria lo pasó por arriba y le dio vuelta aquel 02- en Krasnodarsk. Como no fue contra las mismas Super Aguilas el otro día, cuando se triunfó con la garra que pedía la situación.
Pero esta Selección, adentro y afuera de la cancha, no tuvo reacción, no pudo con gigantes ni tampoco con pequeños. Entonces, una vez más, cae al lago del fracaso. Al fracaso de tantas bajas actuaciones en Mundiales, salvo 2014. AL fracaso de las finales de Copa América perdidas con un tal Chile. Al fracaso estrepitoso de quedar tan rápido, cuando faltan quince partidos, de la Copa del Mundo.
viernes, 29 de junio de 2018
TREINTA Y DOS AÑOS DE LA SEGUNDA GLORIA
Gol de Burruchaga a Alemania relatado por Víctor Hugo Morales
Aquel 1986, 32 años atrás, el país ya no estaba bajo órdenes raras, militares, ya no había clima de violencia, ya estábamos en una nueva democracia. Pero había algo en común con 1978: el fútbol argentino era vencedor del mundo. La Selección, tan criticada, mirada indiferente, despedida por pocos, coronó aquel 29 de junio su gran ambición por segunda vez, ahora en tierra ajena, en México, cuando en el majestuoso estadio Azteca logró la proeza de derrotar a la poderosa Alemania en un partido cambiante, emotivo, novelesco. Del 2-0 al 2-2, y en un toque de Diego Maradona, el mago de la Copa, el gol de Jorge Burruchaga y el grito de un pueblo que ni lo había soñado un mes antes. Fue la segunda gloria, luego de la del 78 que también evocamos. Aquella fue la primera y más hermosa, escribimos, pero ésta fue quizás más imborrable por su increíble secuencia. Como sea, otra gloria, más allá de ser del fútbol, para la Argentina. Campeones del mundo, y en democracia.
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