viernes, 8 de mayo de 2015

AQUELLA VUELTA A LA BASÍLICA DE LUJÁN

Las peregrinaciones fueron sin duda lo mejor de mi nueva época cristiana, en los inicios de los 2000. Y aquel soleado 12 de diciembre de 2004 viví una de las más inolvidables, cuando regresé a la Basílica de Luján tras esa visita del 82. Realmente fue una gran emoción transitar esa ruta y llegar a ese lugar de infancia católica. Pero esa misa no fue lo único: pasé una jornada al aire libre en la celestial Villa Marista, un enorme campo donde almorcé con gente de la parroquia Sagrada Familia de mi Carapachay. Después, el paseo por el divino puentecito sobre el río Luján, la gloriosa película del negrito Manuel y un refresco bajo una increíble arboleda. Y la vuelta en dos micros (uno se rompió en el camino) cantando. Un día imborrable junto a Ella, la Virgen de Luján.

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