domingo, 21 de febrero de 2016

EN MONTSERRAT EL FÚTBOL SE EXTRAÑA

La cámara viajera imaginaria del fútbol puede llevar a los lugares más remotos y apenas visibles del planeta. 209 de esos lugares tienen su hogar en la FIFA, aunque casi no poseen la estructura adecuada para el deporte. Uno de esos casos es el de la isla de Montserrat, otra pequeña porción de tierra en medio de la belleza del Caribe, que se halla al sureste de Puerto Rico y que con sólo 102 kilómetros cuadrados y algo más de 6000 habitantes también juega el juego más popular del mundo.

Pero su suelo de origen volcánico le lleva la contra a la hora de organizar partidos. Es así que la selección del territorio de ultramar británico ha tenido que disputar sus pocos encuentros posibles fuera de él, por ejemplo en Trinidad y Tobago. Para peor, el Campeonato doméstico, creado por la Montserrat Football Association en 1974, se jugó con discontinuidad por las adversas condiciones meteorológicas. El primer torneo lo ganó el Royal Montserrat Police Force en 1974, seguido por el Pata Falcons al año siguiente, pero ya no volvió la actividad sino hasta 1995, cuando el Police se impuso otra vez. Y cuando el desarrollo del deporte estaba tomando forma, la erupción del volcán Soufriére Hills destruyó la mayor parte de la isla y muchas casas quedaron abandonadas. Por lo cual hubo de nuevo receso forzado hasta 2000, momento en que Police volvió a consagrarse. Entonces el certamen se disputó hasta 2004, temporada en la que campeonó el Ideal SC, uno de los cinco clubes existentes. Desde ese año, no ha habido noticias de campeonatos de fútbol en Montserrat.

A todo esto, el equipo nacional, uno de los más débiles de la CONCACAF y del mundo, realiza con mucho esfuerzo sus compromisos internacionales. Comenzó el 1 de febrero de 1950 con un 0-2 ante Antigua y Barbuda, jugando tres días después con San Cristóbal y Nieves (1-3) y el 8 de febrero de 1952 venciendo a éste 3-2, pero recién retornó el 10 de mayo de 1991 con otra derrota, un 0-3 de visitante con Santa Lucía. En 1994 se afilió a la CONCACAF Y dos años más tarde a la FIFA,compitiendo a partir de 2000 en las eliminatorias del Mundial, para las que jugó 10 partidos, empató uno, perdió los restantes, marcó 8 goles y le convirtieron 41; el único empate fue en la última previa, la de Rusia 2018, cuando de local en su tierra, en Saint Peter, igualó 2-2 con Curaçao y como había perdido 1-2 quedó eliminado. Actualmente ocupa el lugar 187 de la clasificación FIFA, habiendo registrado el mejor ranking en agosto de 2014, en el puesto 165, dos años después de haber logrado una de sus pocas victorias y la más abultada, frente a las Islas Vírgenes Británicas por 7 a 0 en Martinica.

Pero una anécdota muy particular y no muy recordada nos señala a Montserrat. En 2002 un holandés, Matthijs de Jongh, descontento con la marginación de su país del Mundial de Corea del Sur y Japón, tuvo la idea de juntar a las dos selecciones del mundo de peor ránking, en ese momento Bután y Montserrat. El partido sirvió para un documental llamado La Otra Final, nombre dado porque se jugó el 30 de junio de 2002, el mismo día de la final de la Copa del Mundo entre Brasil y Alemania. En su promoción contó con el apoyo de una productora japonesa, interesada en reflejar la capacidad del fútbol para unir culturas tan dispares. La película se centró en las reacciones de los habitantes, el contraste cultural y la estructura futbolística de la que disponían. El partido se disputó en Thimbu, capital de Bután, en Asia Oriental, ante 25 000 personas en el Estadio Changlimithang, con la presencia del príncipe Jigyel Ugyen Wangchuck. Los butaneses fueron muy superiores a un Montserrat que acusó la baja de siete jugadores por intoxicación y ganaron 4 a 0, pero ambos países celebraron al final del encuentro con una copa dividida en dos mitades. El documental fue premiado en los festivales internacionales de cine de Avignon y Bermudas de 2003, y resultó uno de los grandes recuerdos de la isla. Porque desde hace muchos años, el fútbol en Montserrat se extraña.

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