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lunes, 28 de diciembre de 2020

LA W ES DE AFUERA

Sabemos del abecedario español, sus letras, su orden, su pronunciación y demás cuestiones más para una profe de Lengua. Pero poco reparamos en una curiosidad: el mismo contiene una letra que sólo es usada en nombres comunes o propios extranjeros. Es la W, que encima tiene tantas formas de llamarla, uve doble, doble u, o como nosotros decimos acá doble v. Palabras como whisky, wolframio, watt y otras, más un sinfín de apellidos de toda procedencia, la ponen medio en exposición, la hacen sentir rara entre las demás castellanas tan locales. Y sí, como aquella bebida de los 80 Añejo W, la W es importada. Ojo, no por eso, como rezaba su publicidad, no va a andar.

martes, 27 de octubre de 2020

LA COSTUMBRE DE HABLAR EN INGLES EN ARGENTINA

 

No creo que sea por la globalización, ese fenómeno que todo lo iguala y permite en este nuevo siglo. Es más bien una de esas tantas moditas de la mal llamada modernidad. El tema es que de tanto aprender inglés y escuchar estos desastrosos medios de incomunicación los argentinos nos hemos malacostumbrado a hablar más de un ccuarto de nuestro lenguaje en ese idioma. Ejemplos sobran: out, delivery, take away, touch and go, la sigla CEO (Chief Executive Officer) por gerente, el famoso manager, music, cheese cake. O los actuales influencer, game changer, founder y todo lo que termina en er. Mismo los futboleros con la Champions League, en vez de Liga de Campeones. Molesto, estúpidamente intelectual, intelectualmente estúpido, innecesario. Tampoco quiero ir al extremo de hablar como gaucho, bueno, al menos me acerco más a nuestro origen. Porque según aprendí estos 47 años, acá se habla español. Capaz que me desinformé y no me enteré que cambió el idioma por decisión del Gobierno y ahora el oficial es el inglés. Very fool. Uh, perdón, muy tonto.

jueves, 30 de julio de 2020

QUÉ MAL QUEDAN LAS MULETILLAS

Empecemos por explicar qué es una muletilla antes de criticar su uso, a ver si creemos que es una prótesis más cortita especial. Una muletilla es una de esas palabritas o frasecitas sin contenido que decimos, me incluyo, cuando o estamos distraídos, o inseguros, o sólo por hábito incorporado automáticamente. Eso lo decimos y lo escuchamos todo el tiempo, de nosotros laburantes anónimos o hasta de famosos como el presidente Alberto Fernández. Ejemplos hay miles, recién leí varios ahí en Wikipedia y están buenísimos. Los que oigo y digo son "y bueno", "mirá", "esteee" (más yo cuando me trabo en radio), "pará", "dale", "viste" (a veces "vistes"), "qué hacés", "digamos" (otra re mía), "entendés", "así que", "o sea" (la de Maradona de pibe), el horripilante "nocierto", tremenda deformación gramatical, le sacás el verbo "es". A ellos agreguemos el argentinísimo "che" o el peor aún "boludo" para llamar a alguien, peor aún con una mujer con la que se tiene confianza, "escuchame boluda". Y también hay muletillas importadas, el "y nada" español que recuerdo haberlo escuchado por primera vez de Diego Simeone cuando aún jugaba en España. Interesante, termómetro de cómo hablamos, de nuestra cultura, lenguaje, personalidad, o tal vez nada que ver. Al menos para no repetirlas tanto, que quedan feas, che.

domingo, 29 de marzo de 2020

LOS BURROS NO LO SON

En el ordinario lenguaje popular se le dice "burro" a toda clase de ignorante, incluso así se le dice a su carácter fastidioso. Nada que ver con la realidad. Porque el burro es un animal querible, según fuentes amigable, útil desde siempre para el hombre. Y además inteligente, justamente lo contrario de su famoso insulto. Sabe por dónde andar, nunca pasa por donde no le conviene, si ve un pozo o lugar peligroso se retoba y se frena. Es fácil de asear, más limpio que otros de su especie. Y hasta se usa de diversión para niños. Miren si no es para hacer la típica bandera "perdón burro". En realidad, los burros somos quienes lo ponemos de apelativo. No, perdón, somos ignorantes, hasta tontos, pero no burros.

jueves, 26 de marzo de 2020

LAS ORACIONES NUNCA EMPIEZAN CON NÚMERO

Un cacho de cultura, cantaba el glorioso personaje Clemente. A menudo veo de estas incorrecciones en medios gráficos, por suerte mucho menos que en los orales, que sí son de terror. Una oración que debe empezar con número siempre tiene que citarlo con el mismo en palabras, jamás con el número mismo. No está bien arrancar con "1300 detenidos por el coronavirus". Aunque quede feo y denso a la vista del lector, me han enseñado que hay que escribirlo con letras. La forma correcta es "Mil trescientos detenidos…". Un temita que nunca está de más, no soy el profe Giménez pero me apasiona el buen lenguaje. Es que el saber no ocupa lugar. Y vaya la falta que hace en Argentina.