Bienvenidos a Así Es La Vida, un blog de todo un poco, una charla con un amigo, sin tiempo ni espacio, sin intereses, sin estructuras. El caminar de un ciudadano por la vida. Dedicado a mi madre Anita.
miércoles, 6 de septiembre de 2017
ULISES BUENO CANTANDO EL HIMNO, UNA VERGÜENZA
Con lo que se puede ver en este video basta y sobra. Así como es difícil de entender cómo la selección juega tan mal, más aún es que este muchacho Ulises Bueno tenga el tupé de interpretar el himno nacional de nuestra patria. Será el hijo de Rodrigo, el legendario cumbiero fallecido en 2000, todo lo que ustedes quieran. Pero claramente, no hace falta ser profesor de canto para darse cuenta de que no puede estar en semejante lugar. Allí deberían estar muchos otros cantantes en serio, sin necesidad de lírica, pero buenos de verdad. Pero, como todas las cosas que dominan este país, es más llamativo poner un mediático, un apellido, que alguien con reales condiciones. Una falta de respeto, una real vergüenza. Hasta en eso le erramos.
ARGENTINA NO MERECE MUNDIAL
Tenemos que ser sinceros. Como argentinos, "hinchamos" por nuestros colores, por la tierra donde nacimos, que amamos. Pero somos periodistas. Y como periodistas debemos ser imparciales, más allá de nuestros colores, nuestra tierra, nuestro corazón. Argentina, por varias razones, grupales, individuales, futbolísticas, anímicas, no merece estar en el próximo Mundial de Rusia, lo que es factible tras el 1-1 triste de este martes en cancha de River ante un tal Venezuela.
Un equipo pobre, anémico, irresoluto, inofensivo (¿cómo sólo 16 goles en 16 partidos?). Futbolistas que están demasiado inflados, que hacen goles y grandes actuaciones en las ligas europeas contra rivales de poco o ningún fuste. Un entrenador, Jorge Sampaoli, que seguramente tiene cualidades, porque sino no merecería estar sentado en el banco del equipo, que atrona a la opinión pública con el anuncio de un esquema superofensivo,con tres en el fondo (basta de tres en el fondo), toda una revolución más mediática que futbolística. Un equipo que no reacciona ante la adversidad, que no contagia, que no mete, salvo casos como este revelador Marcos Acuña. Entonces, es lógico que Argentina esté quinto, con peligro de sexto, y por más que suene a chiste, pensando más en Nueva Zelanda, el campeón de Oceanía que le tocará en un probable repechaje, que en ser grande de Sudamérica, en pelearle la punta de la tabla a Brasil o Uruguay.
Siguen los pecados de siempre. Técnicos que se encaprichan con estrellitas fugaces que no se brindan por un nombre tan grande como Argentina. Que se encaprichan queriendo inventar la pólvora con líneas de tres, con esquemas más matemáticos que de fútbol, 3-3-1-3, 4-4-1-1, vaya a saber qué raro número de teléfono más. Futbolistas, principales culpables, indolentes, displicentes, bajos de nivel, cuando en Europa rompen todos los récords de goles y actuaciones. Estamos cansados de tanto pecado repetido. De tanta decepción. De ser, por qué no, el papelón de Sudamérica. Argentina, bicampeón del mundo, no puede con Venezuela. No pudo allá (2-2 tras ir 0-2) ni este martes, donde también iba perdiendo y su empate lo hizo un defensor, Feltscher. Y la lista de miserias sigue, y es larga, y se acrecienta. Entonces, se cae de maduro: Argentina no merece el Mundial que busca. Por más que nos duela.
Un equipo pobre, anémico, irresoluto, inofensivo (¿cómo sólo 16 goles en 16 partidos?). Futbolistas que están demasiado inflados, que hacen goles y grandes actuaciones en las ligas europeas contra rivales de poco o ningún fuste. Un entrenador, Jorge Sampaoli, que seguramente tiene cualidades, porque sino no merecería estar sentado en el banco del equipo, que atrona a la opinión pública con el anuncio de un esquema superofensivo,con tres en el fondo (basta de tres en el fondo), toda una revolución más mediática que futbolística. Un equipo que no reacciona ante la adversidad, que no contagia, que no mete, salvo casos como este revelador Marcos Acuña. Entonces, es lógico que Argentina esté quinto, con peligro de sexto, y por más que suene a chiste, pensando más en Nueva Zelanda, el campeón de Oceanía que le tocará en un probable repechaje, que en ser grande de Sudamérica, en pelearle la punta de la tabla a Brasil o Uruguay.
Siguen los pecados de siempre. Técnicos que se encaprichan con estrellitas fugaces que no se brindan por un nombre tan grande como Argentina. Que se encaprichan queriendo inventar la pólvora con líneas de tres, con esquemas más matemáticos que de fútbol, 3-3-1-3, 4-4-1-1, vaya a saber qué raro número de teléfono más. Futbolistas, principales culpables, indolentes, displicentes, bajos de nivel, cuando en Europa rompen todos los récords de goles y actuaciones. Estamos cansados de tanto pecado repetido. De tanta decepción. De ser, por qué no, el papelón de Sudamérica. Argentina, bicampeón del mundo, no puede con Venezuela. No pudo allá (2-2 tras ir 0-2) ni este martes, donde también iba perdiendo y su empate lo hizo un defensor, Feltscher. Y la lista de miserias sigue, y es larga, y se acrecienta. Entonces, se cae de maduro: Argentina no merece el Mundial que busca. Por más que nos duela.
NO NOS ENGAÑEMOS MÁS CON LOS JUGADORES DE AFUERA
En la noche del martes, la selección argentina de fútbol empató 1 a 1 con Venezuela y quedó muy complicado para clasificarse al próximo Mundial de Rusia 2018, hecho que sin duda vuelve a pegar duro en la opinión pública. Aquí transcribo lo que opino sobre el nivel de ciertas estrellas del equipo, publicada hoy en la revista Tribunero.com, donde trabajo como periodista.
Todo el tiempo llueven las noticias. Goles de Messi, Dibala, Icardi, Di María, Pastore. Todo el tiempo la gente, la prensa se llena de ilusión. Y siempre lo mismo: nada de eso ocurre cuando se calzan la camiseta argentina. Semejantes goleadores, candidatos a artilleros en sus ligas, a Botín de Oro, no pueden marcarle a un pequeño Venezuela. A tal punto que esta noche, en el 1-1 triste por la fecha 16 camino al Mundial de Rusia, el gol del empate lo marcó el defensor rival Feltscher. No fue Messi, Icardi, Dibala, nadie. Y el que tiró el centro no fue ninguna de estas estrellitas demasiado infladas por todos, sino Marcos Acuña, que hace muy poco pasó de Racing al Sporting de Lisboa, y fue casi el único que se mató por la situación, corrió, recuperó, desbordó.
Messi lejos del área, como tantas veces. O si está cerca no influye o lo hace poco comparado con sus interminables récords en el Barcelona. Icardi, que se cansa de mover redes en el Inter italiano, tuvo cuatro situaciones y no pudo, incluida una donde resbaló mano a mano con el arquero. Dibala muy poco, y la única que contó afuera por nada solo frente al arco. Ni hablar del pésimo nivel de Pastore, que contra Uruguay ni tocó la pelota que recibió amarilla en su primera jugada, y hoy erró casi todos sus pases. Y eso que en esta convocatoria no estuvo Gonzalo Higuaín, habitual peleado con el gol, a pesar de sus 30 y pico de tantos ligueros. Y eso que no ingresó Agüero, que marca y marca de a tres en el Manchester City.
¿Por qué pasa esto? se pregunta todo el mundo futbolístico. Simple respuesta: es muy fácil hacerle goles al Crotone, Benevento o Cagliari en Italia, al Getafe, Sporting Gijón o Alavés en España, al Amiens o Troyes en Francia, al Burnley o West Ham en Inglaterra. Pero aquí se debe lidiar con el contexto sudamericano, cada vez más duro, exigente. Hay que aguantarse a Godín, Giménez, Luis Suárez, a los 11 venezolanos atrás, a Paraguay, a Perú, a Chile. Y encima, esta displicencia, indolencia insoportable, reiterada. Entonces, es evidente cómo se infla a estas estrellas, que no son malos jugadores, pero que están sobrevaluados, demasiado idolatrados. Y más evidente el resultado final. Porque de otra forma no se puede explicar que Argentina, el bicampeón del mundo, uno de los 10 mejores del ránking, no le pueda hacer goles a Venezuela, esté quinto y con peligro de sexto en la tabla sudamericana, esté pensando en Nueva Zelanda, el campeón de Oceanía en el repechaje, en lugar de pelearle la punta de la zona a Brasil.
No nos dejemos engañar. Muchos goles, mucho medio, muchas fotos, mucha TV. Mucho apellido. Por lo que se ve a la hora de la real verdad, muy pocas nueces. Y eso perjudica a la Selección argentina, más grande que los nombres y los hombres.
Todo el tiempo llueven las noticias. Goles de Messi, Dibala, Icardi, Di María, Pastore. Todo el tiempo la gente, la prensa se llena de ilusión. Y siempre lo mismo: nada de eso ocurre cuando se calzan la camiseta argentina. Semejantes goleadores, candidatos a artilleros en sus ligas, a Botín de Oro, no pueden marcarle a un pequeño Venezuela. A tal punto que esta noche, en el 1-1 triste por la fecha 16 camino al Mundial de Rusia, el gol del empate lo marcó el defensor rival Feltscher. No fue Messi, Icardi, Dibala, nadie. Y el que tiró el centro no fue ninguna de estas estrellitas demasiado infladas por todos, sino Marcos Acuña, que hace muy poco pasó de Racing al Sporting de Lisboa, y fue casi el único que se mató por la situación, corrió, recuperó, desbordó.
Messi lejos del área, como tantas veces. O si está cerca no influye o lo hace poco comparado con sus interminables récords en el Barcelona. Icardi, que se cansa de mover redes en el Inter italiano, tuvo cuatro situaciones y no pudo, incluida una donde resbaló mano a mano con el arquero. Dibala muy poco, y la única que contó afuera por nada solo frente al arco. Ni hablar del pésimo nivel de Pastore, que contra Uruguay ni tocó la pelota que recibió amarilla en su primera jugada, y hoy erró casi todos sus pases. Y eso que en esta convocatoria no estuvo Gonzalo Higuaín, habitual peleado con el gol, a pesar de sus 30 y pico de tantos ligueros. Y eso que no ingresó Agüero, que marca y marca de a tres en el Manchester City.
¿Por qué pasa esto? se pregunta todo el mundo futbolístico. Simple respuesta: es muy fácil hacerle goles al Crotone, Benevento o Cagliari en Italia, al Getafe, Sporting Gijón o Alavés en España, al Amiens o Troyes en Francia, al Burnley o West Ham en Inglaterra. Pero aquí se debe lidiar con el contexto sudamericano, cada vez más duro, exigente. Hay que aguantarse a Godín, Giménez, Luis Suárez, a los 11 venezolanos atrás, a Paraguay, a Perú, a Chile. Y encima, esta displicencia, indolencia insoportable, reiterada. Entonces, es evidente cómo se infla a estas estrellas, que no son malos jugadores, pero que están sobrevaluados, demasiado idolatrados. Y más evidente el resultado final. Porque de otra forma no se puede explicar que Argentina, el bicampeón del mundo, uno de los 10 mejores del ránking, no le pueda hacer goles a Venezuela, esté quinto y con peligro de sexto en la tabla sudamericana, esté pensando en Nueva Zelanda, el campeón de Oceanía en el repechaje, en lugar de pelearle la punta de la zona a Brasil.
No nos dejemos engañar. Muchos goles, mucho medio, muchas fotos, mucha TV. Mucho apellido. Por lo que se ve a la hora de la real verdad, muy pocas nueces. Y eso perjudica a la Selección argentina, más grande que los nombres y los hombres.
domingo, 3 de septiembre de 2017
REAL PILAR COMENZÓ SU HISTORIA EN EL FÚTBOL ARGENTINO
Este domingo por la mañana fue un día histórico para el fútbol argentino. Es cierto que informar de la Primera D, la quinta categoría de la AFA, no tiene casi relevancia para el mundillo futbolístico, lamentablemente. Pero Real Pilar Football Club marcó un hito al ser el primer club en 39 años en debutar en el esquema federado de nuestro país, con su primer partido que perdió hoy 3-1 ante Victoriano Arenas como visitante.
El equipo fundado por el empresario César Mansilla y gente de la localidad de Pilar, en el noroeste de la Provincia de Buenos Aires, comenzó su participación en el torneo de la temporada 2017/18 en la ciudad de Valentín Alsina, cercana a Avellaneda, en el sur del conurbano bonaerense. En una jornada lluviosa, el partido pudo jugarse y el local se impuso con goles de coselli a los 27 minutos, Medina a los 74 y Smith a los 80. Leonel Rodríguez convirtió el inolvidable primer tanto pilarense a los 72 minutos, empate parcial, aunque no le alcanzó al once de Roberto Romano, que en su nacimiento formó con Ghiglione; Bordón, Carabajal, Pulido, Achucarro; Almada, Rodrigo Díaz, Santillán, Acuña; Perrona y Binaghi.
Tras el ingreso de San Miguel y otros en 1978, la Argentina no tuvo nuevos clubes, más allá de que en los años 90 Atlético Campana reemplazó termporalmente a Villa Dálmine, pero con la misma camiseta y ubicación, lo que duró poco tiempo. Pilar, pintoresca ciudad de mucho espacio verde y alto poder adquisitivo en algunos casos, había tenido un conjunto en 1980, Atlético Pilar, que luego se retiró.
El nuevo club tiene su sede, estadio y su sitio web. En él se puede leer esta presentación:
"No venimos a reemplazar o quitarle el lugar a ningún otro club de la zona. Valoramos y respetamos a cada uno de ellos y deseamos compartir una sana amistad que perdure en el tiempo, más allá de la sana competencia.
Queremos reivindicar al fútbol de Pilar y su zona de influencia, y ser un canal para que se conozca su importante trayectoria y su participación en la formación de jugadores que luego brillarán en distintos equipos de la Argentina y Sudamérica.
Por eso, en tiempos en que valores como el compañerismo, la solidaridad y el esfuerzo están en crisis, Real Pilar grita Presente y nace como un proyecto deportivo y social que te invita a soñar".
Bienvenido Real Pilar al fútbol argentino. Felicitaciones y que sigan escribiendo más historias.
El equipo fundado por el empresario César Mansilla y gente de la localidad de Pilar, en el noroeste de la Provincia de Buenos Aires, comenzó su participación en el torneo de la temporada 2017/18 en la ciudad de Valentín Alsina, cercana a Avellaneda, en el sur del conurbano bonaerense. En una jornada lluviosa, el partido pudo jugarse y el local se impuso con goles de coselli a los 27 minutos, Medina a los 74 y Smith a los 80. Leonel Rodríguez convirtió el inolvidable primer tanto pilarense a los 72 minutos, empate parcial, aunque no le alcanzó al once de Roberto Romano, que en su nacimiento formó con Ghiglione; Bordón, Carabajal, Pulido, Achucarro; Almada, Rodrigo Díaz, Santillán, Acuña; Perrona y Binaghi.
Tras el ingreso de San Miguel y otros en 1978, la Argentina no tuvo nuevos clubes, más allá de que en los años 90 Atlético Campana reemplazó termporalmente a Villa Dálmine, pero con la misma camiseta y ubicación, lo que duró poco tiempo. Pilar, pintoresca ciudad de mucho espacio verde y alto poder adquisitivo en algunos casos, había tenido un conjunto en 1980, Atlético Pilar, que luego se retiró.
El nuevo club tiene su sede, estadio y su sitio web. En él se puede leer esta presentación:
"No venimos a reemplazar o quitarle el lugar a ningún otro club de la zona. Valoramos y respetamos a cada uno de ellos y deseamos compartir una sana amistad que perdure en el tiempo, más allá de la sana competencia.
Queremos reivindicar al fútbol de Pilar y su zona de influencia, y ser un canal para que se conozca su importante trayectoria y su participación en la formación de jugadores que luego brillarán en distintos equipos de la Argentina y Sudamérica.
Por eso, en tiempos en que valores como el compañerismo, la solidaridad y el esfuerzo están en crisis, Real Pilar grita Presente y nace como un proyecto deportivo y social que te invita a soñar".
Bienvenido Real Pilar al fútbol argentino. Felicitaciones y que sigan escribiendo más historias.
miércoles, 30 de agosto de 2017
ALBA Y SUS CLASES... AL AMANECER
Parece el mejor de los chistes, pero es una historia real. Por mediados del año 2000, en plena expansión de la computación, yo estaba interesado en aprender a hacer mis propias páginas web con el lejano, utópico objetivo de tener un trabajo. Para eso conocí a una tal Alba, una joven mujer de Villa Ballester (zona norte de Buenos Aires) que daba clases del tema. La llamé y le pregunté a qué hora podía darme. Alba, tal su nombre, me respondió que tenía disponible a las 8 de la mañana. Sí, adivinaron, Alba daba clases al amanecer. Chiste, pero real.
domingo, 27 de agosto de 2017
MAYWEATHER-MC GREGOR, UNA ABSOLUTA FARSA
Que yo sea periodista deportivo no implica que esté a favor de ciertas malas cosas. El boxeo es una de ellas. Y dentro de este no deporte, la pelea de anoche entre Floyd Mayweather y Connor Mc Gregor fue, es y será una absoluta farsa. Primero, dos personas a puñetazos arriba de un ring, lo cual los que gustan de esta porquería lo analizan técnicamente, por amor de Dios. Segundo y principal, la monstruosa, injustificada millonada de dinero que se mueve alrededor. Tercero, un combate que no tiene razón de ser, un tipo retirado como Mayweather contra uno que compite en artes marciales. O sea, ni siquiera boxeo, todo showcito de cuarta. Y todo bien norteamericano: Las Vegas, gente, marketing, negocio, dólares, millones, televisión. Para más, acá en Argentina los diarios le dan una importancia como si fuera las elecciones del otro día, terrible. Todo al compás de esta farsa, no me digan que esto es un espectáculo porque yo, periodista deportivo y periodista, no firmo esta pavada.
viernes, 25 de agosto de 2017
LAS BOTELLITAS DE COCA COLA DEL 85
Video de la promo de las Coquitas
Un espectacular y simpático recuerdo del invierno de 1985. En televisión pasaban una promoción en la que, juntando 10 chapitas (sí, chapitas) de gaseosa uno conseguía una botella en miniatura de Coca Cola, y si seguía juntando se llevaba otras cinco y el cajoncito. Y bueno, le hice comprar a mi familia la nada despreciable cifra de 70 gaseosas. Y valió la pena: con las 70 chapitas, presentadas de 10 en 10, cada semana me las llevaba. Así terminé teniendo el cajón con las 6 botellas, que además decían Coca Cola en otros idiomas; tuve tres de China, una de Israel, otra de Estados Unidos y una de Islandia. Un regalo que desde ahí adornó mi escritorio. Fantástico.
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