miércoles, 14 de marzo de 2018

HISTORIA MUNDIAL: FRANCIA 38

Antes de hablar de fútbol en 1938, hay que hablar de política y de guerra. Guerra civil de España de 1936. Nacimiento de la Alemania nazi en 1934. La anexión de Austria al Tercer Reich en marzo del 38. El apogeo del fascismo en Italia. Hasta había lío en Asia con la guerra sinojaponesa. En ese ambiente, la pelota debía rodar en junio de 1938 en Francia, en la tercera Copa del Mundo. La patria de su creador, Jules Rimet, había ganado la sede, volviendo a jugarse en Europa luego de Italia 34, por lo que los países sudamericanos, entre ellos Argentina y Uruguay, decidieron no presentarse molestos con la no alternancia de continentes.

Así de agradable era el clima para el Mundial galo, lleno de europeos y con el debut de los exóticos Cuba e Indias Orientales Holandesas, hoy Indonesia. Brasil fue el único sudamericano, Austria no pudo competir por el Anschluss, España por el golpe del 36 y Japón por su enfrentamiento con China, además de que varios americanos se retiraron y le dejaron lugar a los cubanos. El nieto de 10 años de Rimet, Yves, sorteó el torneo que nuevamente se definió por eliminación directa, con alargue y desempate a las 24 horas en caso de igualdad. Al menos, por primera vez, el anfitrión y el campeón reinante, Francia e Italia, no tuvieron que jugar eliminatorias y se clasificaron automáticamente.

En el mítico Parque de los Príncipes de París, uno de los dos estadios de la capital francesa, comenzó la Copa el 4 de junio. Tremendo partido era el inicial, con la Alemania nazi mechada con austríacos ante Suiza y su cerrojo. Los austroalemanes hicieron el saludo nazi y la gente los silbó y abucheó durante todo el partido, que acabó empatado a un gol aún con alargue. Cinco días después, se llamó a alentar a los suizos como si fueran locales, en repudio a los germanos. Suiza ganó 4-2 y los franceses que poblaban el Parc des Princes los ovacionaron como nunca.

Fue lo saliente de esos octavos de final, que siguieron el 5 en distintas ciudades y estadios. El campeón Italia, dirigido otra vez por Vittorio Pozzo y con pocos jugadores del 34, pero con el seguimiento de Mussolini, se llevó un susto ante Noruega que le igualó y casi le gana sobre la hora, aunque Silvio Piola, su figura, decretó el 2-1 en el tiempo extra. Hungría goleó a los ignotos indonesios, Checoslovaquia lo hizo ante Holanda pero en prórroga y el local venció a Bélgica. Pero los mejores episodios los dieron los americanos: el astro brasileño Leónidas marcó un gol descalzo y su país le ganó 6-5 a Polonia en otro alargue, y Cuba consiguió una proeza al eliminar a un europeo, Rumania, tras dos excitantes encuentros. Mientras, Suecia lo esperaba en cuartos de final sin jugar por la ausencia de Austria.

Y se notó el descanso sueco sobre el trajín cubano, en el 8-0 que los colocó en las semifinales. Por su parte, Hungría pasaba al vencer a Suiza al compás de su estrella Gyorgy Sarosi. Pero los cuartos tuvieron dos partidos excluyentes,no sólo por el fútbol. Francia enfrentó a Italia en el estadio Olímpico de Colombes, el otro parisino, escenario de la final. Los italianos hicieron, como sus colegas alemanes, el saludo romano, y como ambos tenían camiseta azul, aparecieron vestidos de negro, el color del fascismo. Por supuesto tuvieron a todo Colommbes en contra, pero igual ganaron y pasaron a las semifinales. Y Brasil y Checoslovaquia se batieron en un duelo lleno de fricciones, polémicas y agresiones llamado "la batalla de Burdeos", escenario del 1-1 que obligó al desempate, donde los dos astros checos, el arquero Planicka y el goleador Nejedly, no pudieron actuar por lesión y Brasil ganó 2-1.

El "scratch" se sentía casi en la final, ese triunfalismo que los ha perjudicado hasta no hace mucho. Para medirse al coloso Italia, el técnico Adhemar Pimenta reservó a sus grandes hombres: Brandao, Tim (luego DT de Perú en España 82) y Leónidas."Si quieren lo dejo a Domingos da Guía, porque me da tranquilidad", dijo antes del partido. E incluso sacó los pasajes de avión creyendo un triunfo seguro. Gravísimo error subestimar a una selección campeona reinante, que además había sido medalla dorada en los Juegos Olímpicos de Berlín dos años antes. Italia ganó 2-1 y dejó en ridículo a Pimenta, que igual se negó a darle los pasajes a Vittorio Pozzo, que debió ir con sus futbolistas en tren a la final a enfrentar a Hungría, que apabulló a Suecia en la otra semifinal.

Curiosamente, el mismo día y a la misma hora se realizaron el tercer puesto y la final. Ese 19 de junio, en Burdeos, Brasil ponía lo mejor y derrotaba a Suecia con doblete de Leónidas, que así cerró su actuación como máximo goleador. Pero lo importante era en el estadio Colombes, donde Pozzo y sus hombres debían ganar o ganar para evitar, como en el 34, la locura de Mussolini. Al menos los italianos no hicieron ninguna alusión política, se vistieron de azul y en un buen encuentro con los hábiles húngaros, se impusieron 4 a 2 y se consagraron bicampeones del mundo, con lo que Pozzo se erigió como el único técnico hasta hoy en ser campeón mundial dos veces. Mussolini los premió con 8000 liras de la época y demás honores. Los azzurros festejaron con un excelente equipo, donde aún Giuseppe Meazza y Giovanni Ferrari eran abanderados, aparte de Piola. Ellos festejaron. Los demás, qué ganas tenían de hablar de fútbol. Se venía la guerra.

viernes, 9 de marzo de 2018

RAREZAS DEL MUNDIAL 34

Italia se clasifica a su Mundial
Por primera vez la FIFA estableció eliminatorias para conformar los 16 países participantes del Mundial de Italia. Entre ellos estuvo el propio equipo azzurro, que en grave error organizativo fue obligado a jugarse su plaza. El 25 de marzo de 1934 en el San Siro de Milán, enfrentó a Grecia y lo goleó 4 a 0, con doblete de Giuseppe Meazza, cuyo nombre se le puso luego a la cancha. Se iba a realizar un desquite, pero las dos federaciones llegaron a un acuerdo y no se hizo. El error sería luego corregido y de 1938 en adelante, el país sede y el campeón se clasificarían automáticamente.

Estados Unidos se mete de última
Tres días antes del comienzo del Mundial, el 24 de mayo de 1934, Estados Unidos y México debieron dirimir la plaza por la zona centro y norte de América, aún no existía la CONCACAF. En el Stadio del Partido Fascista de Roma, escenario de lo que sería la final, Estados Unidos ganó 4-2 y pasó a enfrentar justo a Italia. El poco descanso y la potencia azzurra lo barrieron por 7-1.

Egipto, el primer africano
Egipto fue el primer país no europeo ni americano en arribar a un Mundial. En doble partido, venció por el Grupo 12 a Palestina, con sendas goleadas 7-1 y 4-1. Palestina estaba formada por nueve ingleses, seis judíos y un árabe.

Nápoles estrenó estadio
El 27`de mayo comenzó el Mundial. En Nápoles se había construido el Stadio Giorgio Ascarelli, que recién se pudo estrenar para el inicio mismo, en el Hungría-Egipto que los magiares ganaron 4-2. El estadio fue destruido en 1942 por bombardeos aliados durante la Segunda Guerra Mundial.

Primer penal atajado
Se dio en el España-Brasil ese mismo 27 de mayo en Génova. El delantero Valdemar de Brito, que luego llevaría a Pelé a probarse al Santos, ejecutó a los 62 minutos un penal que el excepcional arquero Ricardo "el Divino" Zamora atajó. España ganó por 3 a 1 y pasó de ronda.

El suizo de los anteojos
El centrodelantero Leopold Kielholz jugaba con los anteojos puestos. De esa forma, marcó un doblete contra Holanda y un gol ante Checoslovaquia en cuartos de final.

Los líos del árbitro en Austria-Francia
El árbitro holandés John Van Moorsel tuvo una floja tarea en el encuentro atractivo entre Austria y Francia. Al terminar los 90 minutos con empate a uno, los altavoces del estadio Benito Mussolini de Turín dieron los resultados de los demás partidos, entre ellos la derrota de Holanda, el país de Van Moorsel. Dicen que la mala noticia lo trastornó tanto que primero se olvidó de terminar el primer tiempo exstra, haciendo jugar cinco minutos de más. Y en ese adicional, el austríaco Schall marcó el segundo gol en posición adelantada casi diez metros. Van Moorsel lo convalidó, y Austria ganó 3-2 y pasó.

HISTORIA MUNDIAL: ITALIA 34

Tras la primera edición de Uruguay 1930, la naciente Copa del Mundo era bien vista por la FIFA, que decidió continuarla pero ahora en Europa. Italia se adjudicó la sede para hospedarla en 1934, cuatro años más tarde de la primera, como se acostumbraría desde entonces. Pero no fue un nombramiento cualquiera. Si la del 30 había tenido su clima espeso por rivalidades y demás, aquí la política dura era la dominante. Benito Mussolini, primer ministro italiano, creador del movimiento dictatorial llamado fascismo, quería el Mundial para mostrar una imagen poderosa de Italia al mundo, tanto en lo deportivo como en lo nacionalista. Así que la fuerte selección azzurra, debutante porque no fue a Uruguay, tenía dos rivales de entrada: la victoria y las amenazas del "Duce".

Para el segundo torneo, la FIFA abrió inscripciones para todas sus federaciones miembro, y como se presentaron 32, hubo que jugar por primera vez eliminatorias, donde increíblemente la misma anfitriona participó y se clasificó a su propio Mundial al golear a Grecia. Otros europeos se colocaron, entre ellos Alemania, Austria, España y Francia, no así Inglaterra y los británicos enfrentados con la FIFA. En tanto, los sudamericanos brillaron por su ausencia, porque Uruguay se sintió ofendido por el boicot europeo a su torneo y Argentina viajó con un plantel amateur, debido a que sus figuras formaban parte de la recién creada Liga Argentina de Football, no reconocida por la entidad madre. Brasil sí estuvo con su poderío, y Egipto fue el primer país no europeo ni sudamericano en estar.

Los 16 intervinientes jugaron por eliminación directa (sería la primera de dos veces) con alargue en caso de empate y hasta partido desempate a 24 horas del original. Gracias al empuje de Mussolini, se gastó mucho dinero y se construyeron nuevos estadios. Y el dueño de casa incorporó por gestión del dictador futbolistas argentinos y brasileños luego nacionalizados: Orsi, Luis Monti, Guaita, Demaría, Guarisi. Su arranque fue un cómodo 7-1 ante un Estados Unidos que se metió en la Copa al eliminar a México tres días antes del inicio. Por lo demás, Austria dejó afuera a Francia con polémica, la Alemania nazi y Checoslovaquia mostraron su jerarquía y Hungría pasó con sobresaltos a egipto. Argentina y Brasil no pudieron hacer nada: los debilitados subcampeones del mundo cayeron con Suecia, y los brasileños fueron superados por la fuerte España de Lángara, que sería escollo de Italia en cuartos de final.

El 31 de mayo, los colosos peninsulares animaron un clásico durísimo, no sólo en el juego. España se puso arriba, pero Italia, favorecido por el árbitro belga Baerts, igualó cuando Ferrari aprovechó que el legendario arquero Ricardo "el Divino" Zamora fue empujado por un delantero. Luego ambos se dedicaron a pegarse golpes de todo calibre, pero no se sacaron ventajas ni aún con el tiempo extra. Sólo 24 horas después, se hizo el desempate con los hispanos disminuidos por lesionados, entre ellos Zamora y Lángara. Para colmo, cuando el local iba ganando, el juez suizo René Mercet anuló el empate de Campanal, que era legítimo. Italia pasó a semifinales con ayuda amplia, tanto que la FIFA decidió suspender a Mercet de por vida. Alemania, Checoslovaquia y Austria lo acompañaron a la siguiente instancia.

En Milán, con Luis Monti y compañía, Italia batió a Austria que contó con su estrella Matthias Sindelar, al parecer nuevamente con mano negra en el gol del ex Estudiantes de La Plata Enrique Guaita. Los checos, en cambio, superaron con brillantez a Alemania con tres goles de su astro Oldrich Nejedly, goleador del Mundial, y fueron a la finalísima, mientras los alemanes le ganaron a los austríacos por el primer tercer puesto de la historia.

Mussolini seguía todo bajo su dura y atenta vista. Antes de la final, reunió al plantel italiano y les ordenó: "Tienen que ganar. Si no ganan…" y señaló con su dedo índice el cuello de izquierda a derecha, en alusión a que aquéllos serían ejecutados. Con esa predisposición, Luis Monti salió al Stadio del Partido Fascista de Roma el 10 de junio. "En el 30 si ganaba me mataban, y en el 34 si perdía también", declaró años después. El Duce vio a un equipo del gran Vittorio Pozzo no poder superar al aguerrido conjunto checo, que a quince minutos del cierre abrió el marcador. Pozzo empezaba a transpirar más que una simple derrota deportiva. Hasta que a los 81 minutos, Raimundo Orsi le salvó la vida con un tiro de afuera que superó al excepcional arquero Planicka. Y en el primer tiempo del alargue, el centreforward (como se decía) Angelo Schiavio aprovechó un gran pase y remató ante Planicka para decretar el 2-1 y el título. El presidente de la FIFA Jules Rimet le entregó al capitán, el guardameta Giampiero Combi, la Copa del Mundo, pero Mussolini no quiso ser menos y se hizo notar regalándole a Combi un trofeo seis veces más grande con la inscripción "L´Italia vince". Es cierto, un excelente equipo de fútbol como Italia había vencido. Pero lamentablemente, también el fascismo fue campeón del mundo.

jueves, 8 de marzo de 2018

LA MUJER, LA RAZÓN DE SER DEL MUNDO

Feliz Día para cada mujer que lea esta entrada homenaje. Uno de los días más especiales del calendario es éste. Porque especial es el motivo. Porque la mujer es un ser especial. Y profundizando más aún, es un elemento vital del mundo en que vivimos. Por algo Dios la pensó, como pensó cada elemento de su creación. Sería muy difícil, tediosa, rara para mal, la vida, el mundo sin una mujer, lo digo muy en serio. Su espíritu, su nivel amante, su alma, se complementa con la del hombre, no sólo en lo sentimental, en todo aspecto. Como dijo el imaginario hombre del pasaje del Génesis en la Biblia, "ésta sí es carne de mi carne y hueso de mi hueso". Veámosla así, mirémosla y sobre todo tratémosla con el amor y el respeto que merece.Porque ella, llámese como se llame, es un ser demasiado especial.

miércoles, 7 de marzo de 2018

HISTORIAS DE VERANO: LAMPARITA Y POLILLA OUT

Espectacular la que hice el 10 de enero de 1994. Esa noche escribía Lo Mejor de Africa en mi escritorio iluminado por el velador. Como hacía mucho calor, las polillas eran corrientes. Una empezó a revolotear por la pieza, lo que no sólo me desconcentraba sino que me daba cosa. Como no se iba, agarré un insecticida y cuando la tuve más o menos cerca tiré al voleo, con tan mala suerte que LE DI A LA LAMPARITA Y ESTA ESTALLÓ EN PEDAZOS. Desastre, volaron los pedacitos de vidrio, suerte que no pasó nada. Y bueno, por lo menos maté la polilla que jodía. Lástima que la ligó la bombita y tuve que irme a dormir...

HISTORIAS DE VERANO: PAPELÓN INTERNACIONAL

Fue el que en enero de 1991 se mandaron en el aeropuerto de Ezeiza, adonde yo había ido a despedir a mi hermano Leo que se iba a Brasil. Había allí un cartel que decía “baggage”, en inglés, equipaje. El asunto es que dicha palabra ESTABA MAL ESCRITA, DECIA “BAGAGGE”, primero con una G y luego con dos, cuando era al revés. Primer año de inglés de niños, qué papelón...

HISTORIAS DE VERANO: LOCURAS EN LA PILETA

EMPAPANDO EL ESCRITORIO. En ese verano 86 en casa, le daba duro a la pileta, como siempre me tiraba de cabeza y mil locuras. El tema es que la pile estaba en el patio justo cerca de la ventana del escritorio. Y si no estaba cerrada yo EMPAPABA CON MIS CHAPUZONES TODO EL ESCRITORIO. Había que cerrar al toque la ventana porque si no se mojaba todo, encima que estaba la lámpara...

AL AGUA CON ROPA. Sí señores, así es, en el verano 87/88 quien escribe inventó una nueva modalidad para la pileta en mi casa. Como estaba tan aburrido del shorcito y el torso desnudo, una tarde me pegó la absoluta idiotez y ME TIRE A LA PILETA CON: MUSCULOSA, OJOTAS Y HASTA LOS ANTEOJOS. Es cierto, tenía casi 15, pero no daba para semejante acción...

Abeja. Ya vuelto de Pinamar TRAS EL INOLVIDABLE 89, una tarde tomaba sol en la pileta sentado en la silla amarilla de jardín (sí, la silla en la pileta). De repente, algo se posó sobre mi dedo gordo del pie derecho. Creyendo que era una cucaracha o algo parecido, la quise matar con los dedos. Para mi sorpresa, ERA UNA ABEJA QUE ME PICO EN EL PULGAR. Tremendo, pegué un grito de aquéllos. Después mi hermano Leo me sacó el aguijón y mamá Anita me puso amoníaco que me calmó. El pulgar me quedó gordo y por unos días hasta me costó escribir...