Ubicado en la larga y preciosa avenida Independencia de mi amadísimo Carapachay, el eternamente glorioso Supermercado Norte (actual Carrefour desde 2008) fue, es y seguirá siendo parte indisoluble de mí. Desde aquel primer recuerdo de mi vida en 1977, cuando me caí en el changuito al piso hasta hoy, que a pesar de vivir acá en Villa Adelina voy cada tanto y lo veo espectacularmente reformado y con su actual razón social, aunque sin algunas cositas que me gustaban como el techo. Pero para mí fue y será eternamente el Norte...
RECUERDOS DE NIÑO (1980)
En esos hermosos días, el legendario Norte de la calle Independencia era un lugar al que yo iba frecuentemente acompañando a mi mamá a hacer las compras. De estos años recuerdo un par de mañanas y tardes de semana paseando por el exquisito stand de perfumería, las góndolas de lácteos y la de las gaseosas, que mostraban un gran colorido puestas una al lado de la otra. También me gustaba ver las cajas y a veces me ponía a charlar con alguna cajera.
recuerdos de grande (2000)
Más adelante pasé esporádicamente por sus típicas puertas de vidrio. Pero recién entré a visitarlo el sábado 13 de junio de 2000, cuando a las 7 y media, cuando mis padres llegaron del mercado y yo terminé de registrar los resultados del Torneo Empresario, fui con ellos al renovado ‘’service’’. Y recorrí con el changuito un lugar tan caro a mis afectos, pasando por sus góndolas, sobre todo la de los lácteos que me encanta por el suave aroma a queso. Y me sorprendí mucho al ver cambios, no sólo de lugares y surtidos; era notoria su modernización con letreros luminosos indicadores de cada producto y música funcional.
Y allí anduve, con mi campera verde y mostaza de siempre, jogging y zapatillas, con las piernas que me dolían como cada sábado a la noche por el fútbol, escuchando ‘’Tormento de amor’’ de Marcela Morello por los parlantes. Después, como otros años, hicimos la cola, pusimos la mercadería en la cinta corrediza, esperamos que embolsen todo y a casa. A disfrutar de la cena y de vivencias tan bellas como las del supermercado Norte.
Y he vuelto a entrar estos años, a recorrerlo y disfrutarlo por aquel pasado y este presente. Desde mi infancia con mamá Anita, las compras por las mañanas de sol, las 3 de la tarde o las 4, los tiempos del comienzo de mi vida cristiana junto a Dios y la Virgen María, mi casa de Ramón Castro a tiempos de grande en que tal vez lo paseaba sin tanta atención, pero siempre con la misma emoción que da el volver a los lugares queridos, los de uno. Como mi casa, como mi barrio superamado de Carapachay. Y como el actual Carrefour, que sin embargo para mi corazón fue, es y será el supermercado Norte, casi mi segunda casa.
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