Por supuesto seguimos profundamente golpeados por lo acontecido el martes a la madrugada con el trágico accidente aéreo del Chapecoense, equipo de fútbol de Brasil que viajaba a Colombia para jugar la primera final de la Copa Sudamericana. Pero quiero resaltar, en este mundo regido por el dinero, la mano ambiciosa abierta y lo material, el maldito negocio, el maldito acomodo, la extraordinaria solidaridad del mundo entero con el humilde club brasileño. Contemos: los clubes argentinos se pusieron a disposición para cesión de jugadores. París Saint Germain, hoy multimillonario club francés, le donará 40 millones de euros. Atlético Nacional (el rival de la final) está presionando para que la CONMEBOL declare campeón al Chape. Benfica, otro poderoso europeo, también ofrece futbolistas, y los clubes fuertes de la Serie a de Brasil, la Primera División, piden a la Confederación (CBF) que Chapecoense no descienda por tres años. Todo esto sin contar los innumerables mensajes de apoyo en las redes sociales y sitios web de todo el mundo, desde Lionel Messi hasta este humilde Así Es La Vida. Por suerte, a pesar de tanto dolor y defectos, el mundo aún sigue siendo mundo.
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