miércoles, 28 de diciembre de 2016

MARAVILLAS ASÍ ES LA VIDA: CHAPECOENSE


Video del último partido del Chape con San Lorenzo, 0-0

En esta linda sección de Maravillas, Así Es La Vida quiere rendir hoy el justo homenaje a la increíble historia del Chapecoense, el club de fútbol de Brasil que iba a jugar la final de la Copa Sudamericana y cuyos integrantes perdieron la vida en aquel accidente aéreo. Aquí reproduzco la nota que escribí para Tribunero.com de mi amigo Marcelinho Witteczeck, ojalá les guste.

Chapecoense, del anonimato a la gloria eterna

Cuando un ser querido parte de este mundo, caben dos sentimientos, ambos igualmente respetables: llorar su partida o recordarlo con una sonrisa y con alegría. Estos dos estados de ánimo son comunes al Chapecoense, este pequeñísimo club de fútbol del interior de Brasil, que un día pasó del más absoluto anonimato, de ser un equipo más del estado de Santa Catarina, a la gloria eterna, tanto humana como deportiva.

La Associaçáo Chapecoense de Futebol fue fundada el 10 de mayo de 1973 como fusión de Atlético Chapecó e Independente FC, dos locales de Chapecó, municipio de la turística Santa Catarina, en el sur del país. Al principio contó con jugadores amateurs, pero luego consiguió profesionales y fue protagonista del campeonato catarinense, uno de los 27 estaduales que se juegan en la primera parte del año antes del famoso Brasileirao. Rápidamente progresó y en 1976 el municipio impulsó la construcción de su actual estadio, el Arena Condá. Y en 1977 llegó el primer éxito en el estadual, cuando el 30 de octubre venció a su tradicional rival Abaí 1-0 y arribó por primera vez al recién creado campeonato brasileño. Los hacedores de esa primera alegría fueron, entre otros, Luís Carlos, Cosme, Carlos Alberto, Zé Carlos, Janga, Valdir, Bico, Sérgio Santos, Wilsinho, Jorge, Jaime y Elusardo.

En el Brasileirao jugó dos años, 1978 y 1979. Su primer partido en la élite fue el 30 de marzo de 1978 y debutó con triunfo: 2-0 de local sobre Atlético Paranaense, con goles de Jorge y Carlos Alberto, pero tuvo una campaña regular y terminó noveno en la fase inicial y noveno en la repesca. Y en el 79, le fue peor y quedó décimo y último del Grupo B de la primera ronda, bajando a la segunda división o Copa de Prata; como en 1980 terminó octavo y colista, desapareció del fútbol nacional.

Y el Chape tuvo que esperar 35 años, tres décadas y media, para jugar en Primera. Recién en los 90 pudo al menos alcanzar dos finales catarinenses, ambas perdidas ante el Criciúma en 1991 y 1995. Por fin volvió al éxito en 1996, al conseguir su segundo estadual ante el Joinville, pero en 2001 descendió y atravesó el tiempo más oscuro de su historia, con una grave crisis económica por la que debió cambiar su nombre para evitar su desaparición: en 2003 se llamó Associaçao Chapecoense Kinderman/Mastervet, retomando su denominación al año siguiente. Los problemas continuaron y en 2005, la nueva dirigencia a cargo del presidente Sandro Parollo (fallecido en la reciente tragedia aérea) tuvo que destinar el 30 por ciento del presupuesto para pagar la deuda de 1,5 millones de reales.

Pero de ahí en adelante todo fue ascenso para el “verdao”, uno de sus apodos. En 2006 logró su tercer título estadual y remodeló el Arena Condá. Y en 2009 consiguió llegar de nuevo a la superficie doméstica, cuando fue finalista de su torneo de origen y se clasificó para disputar la flamante Serie D, cuarta división y parte de la reforma del sistema de ligas de Brasil. Enseguida pasó a la Serie C, desde donde ascendió en 2012 a la Serie B, mientras en 2011 volvía a ganar el Catarinense. Y en 2013, su primera temporada en la segunda, el conjunto de Gilmar Dal Pozzo contó con el máximo goleador del certamen, el desaparecido Bruno Rangel, con 29 goles, y fue segundo del Palmeiras para retornar al Brasileirao de las grandes luces. Ese gran hito sucedió el 16 de noviembre de 2013, cuando por la fecha 36 el verdao igualó 1-1 como local ante Bragantino, con gol de Bruno Rangel a los 43 minutos.

Como todo recién llegado, le fue difícil mantenerse, concluyendo el 2014 en la 15º posición, a cinco puestos del descenso. Mejoró para 2015, cuando fue 14º y obtuvo el pase a su primer compromiso internacional, la Copa Sudamericana. Dirigido por Guto Ferreira, Chapecoense fue la sensación al arribar hasta cuartos de final, donde le hizo mucha fuerza al mismísimo River Plate bicampeón continental. El 21 de octubre perdió 3-1 en el Monumental, pero el 28 lo ganó en el Arena Condá 2-1, con doblete de Bruno Rangel, y tuvo contra su arco al millonario, luego semifinalista.

Para 2016, el Chape se afianzó en la liga y en el plano internacional. Con un equipo sólido, hizo un decoroso trabajo en el Brasileirao donde fue octavo hasta la última jornada y terminó undécimo, mientras logró su quinto campeonato de Santa Catarina, otra vez con Bruno Rangel como máximo artillero con 8 goles. Y volvió a la Sudamericana, donde de a poco fue progresando para meterse en la final. Eliminó a su compatriota Cuiabá 0-1 y 3-1, a Independiente con sendos cero y por penales, cuatro atajados por el gran Danilo, y en semifinales, tras igualar con gol de Ananías 1-1 ante San Lorenzo en el Nuevo Gasómetro el 2 de noviembre, empató otra vez 0-0 el 23 en su casa y pasó al partido cumbre. Esa noche Tribunero.com fue testigo de la última actuación de estos guerreros: Danilo; Caramelo, Neto, Willian Thiego, Dener; Gil (Sergio Manoel 83´), Josimar, Ananías, Cléber Santana; Tiaguinho (Lucas Gomes 66´) y Kempes (Bruno Rangel 77´), dirigidos por Caio Junior. La crónica que reproducimos aparte destaca el mal partido, la pobreza ofensiva de los dos, sobre todo de San Lorenzo, la salvada de Danilo ante Angeleri a los 94 minutos y el hecho de que Chapecoense, un conjunto pequeño, se clasificó sin ganar en cuatro partidos.

El del 30 de noviembre iba a ser el encuentro más importante de la historia del diminuto club. Su primera final fuera de la órbita doméstica, la ida en Medellín contra Atlético Nacional. El absurdo, negligente accidente del avión de la compañía boliviana Lamia lo impidió aquel negro 28 de noviembre. Y aunque nada devolvió la vida a esos héroes, el 5 de diciembre la CONMEBOL fue humana y justa por fin y, gracias al enorme gesto de Nacional, consagró campeón póstumo al Chape, le dio 2 millones de dólares de premio, el pase a su primera Copa Libertadores y a la Recopa Sudamericana, y su primera conquista grande. Pero el premio mayor es la memoria que todo campeón forja. Y ellos, los campeones de la Copa Sudamericana 2016, alcanzaron la gloria eterna. Aunque haya sido en la cancha del cielo.

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